La lengua valenciana -diferenciada del catalán- es oficial y así está reconocida su denominación en Europa desde el 5 de noviembre de 1992 tras la aprobación de la Carta Europea de Lenguas Minoritarias a la que se adjuntó el informe del comité de expertos de fecha 13 de febrero de 1991 en cuya página 80 se reconoce el catalán y en la 81, totalmente diferenciada, el valenciano.
Asimismo el pleno del Parlamento Europeo aprobó la
denominada “Killilea Resolution” en la que en su documento técnico anexo figura
reconocida la lengua valenciana (Pág. 49) diferenciada del catalán (Pág. 21).
Si desde entonces el valenciano es oficial y está
reconocido en cuanto a denominación o nombre (normativas aparte), los
conselleres González Pons y Amor erraron al decir que con la actual traducción
valenciana de la Constitución Europea se inicia la oficialidad y el
reconocimiento de nuestra lengua. Y lo más grave: Maragall, Carod y Zapatero
con sus actuaciones se sitúan en contra del informe 13/91, de la resolución
"Killilea" y de la Carta Europea de Lenguas Minoritarias como
intentos de vulnerar éstos acuerdos aprobados por España y resto de la UE.
¿Será capaz ZP el próximo día 22 de violar estos
acuerdos con la retirada de la traducción valenciana y aceptando como única
denominación la de catalana integrando el valenciano? No puede vulnerar lo que
como ordenamiento jurídico-legal-legislativo está reconocido y refrendado por
la UE.
¿Por qué no respetan y admiten todos ellos las
legalidades europea, constitucional y autonómica? ¿Hemos de refrescarles la
memoria?. Nadie cita la “Killilea Resolution”. De ésta nadie se acuerda ni
quiere acordarse o no les interesa.
Ni a Maragall & Carod -pues desean aprovechar la
polémica para sus pretensiones y aspiraciones políticas con la excusa de una
discutible unidad lingüística- ni a Zapatero -quien quiere evitar el ridículo
de ser el primer jefe del ejecutivo que no logre aprobar a la primera los
presupuestos generales y desea pasar a la posteridad como el presidente que
rubricó la Constitución Europea pacífica y consensuadamente- ni a Camps -que
seguirá utilizando el objeto de la discordia, el tomo de marras, la traducción
"valenciana", como arma contra ambos: derecha contra izquierdas,
contra Madrid y Barcelona, versus ZP-Maragall-Carod.
O sea, ganan o desean ganar los políticos implicados, por intereses. En definitiva, pierde la Comunidad Valenciana, pierde la lengua valenciana -reconocida por Killilea y presente en la Carta de Lenguas Minoritarias- y perdemos los valencianos, como siempre, desde la batalla de Almansa en 1707, 297años perdiendo.
Somos moneda de cambio, juguete caprichoso y objeto
del deseo ambicioso de todos ellos. Lamentable.
Josep Esteve Rico Sogorb
Josep Esteve Rico Sogorb
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