Por: Ricardo de la Cierva
Editorial
Planeta
Segunda edición: febrero 1991
IX.
RECONQUISTA HISTÓRICA Y
RECONQUISTA ANTIHISTÓRICA DEL
REINO
DE VALENCIA (siglos XIII y XX) (II)
LAS NUEVAS TAIFAS AL
ATAQUE
Estas
cinco tesis forman la panoplia dialéctica actual de. pancatalanismo en el Reino
de Valencia. Como vamos a demostrar desde fuentes seguras, se trata de un
conjunto de errores y distorsiones históricas, absolutamente insostenibles
desde el análisis histórico y filológico; desde una concepción cultural
rigurosa. Pero ésta es la plataforma que alberga al reducto interno
pancatalanista en el Reino de Valencia, en la Universidad de Valencia, en un
sector importante de la intelectualidad valenciana a quien he llamado el de
los tlaxcaltecas, y por supuesto en el propio PSOE que gobierna, desde su
creación, la nueva entidad. autonómica denominada Comunidad Valenciana, con sentido
que quiere ser salomónico y que para huir de los extremos opta,
paradójicamente, por una denominación tan genuinamente castellana; la de Comunidades, ya que no se han atrevido
a erigirse en germanías, que les hubiera
gustado mucho más. Tan increíble victoria ha logrado, durante sus campañas del
siglo XX, el pancatalanismo invasor_ con la complicidad ocasional de la propia
Real Academia Española, en un gesto típico de la flojera, la inconsecuencia y
la cobardía de nuestros grandes intelectuales, que luego suelen entonar tarde y
mal su No es esto, no es este) Formulado, pues,
descarnadamente el planteamiento de la: cuestión, vamos a exponer, desde
fuentes serias y seguras. la
realidad histórica y cultural básica del Reino de Valencia, a lo largo de su
evolución secular; para analizar después, ya desde bases firmes, la gestación
y desarrollo de la campaña pancatalanista que se ha despeñado, durante los
últimos tiempos, en una increíble orgía universitaria.
Y es
que en esta España de nuestras autonomías y nuestros demás pecados, donde sólo
gracias a la acción cohesiva de la Corona no hemos caído ya en el aquelarre
cantonalista, apunta el peligro de los reinos de taifas en tres zonas vitales
de España. Primero, la gran Castilla, Castilla la Vieja, de la que se han
desgajado, por pequeños egoísmos de campanario, sus dos fuentes principales,
que son la Montaña cántabra y La
Rioja, donde nació nuestra lengua. Segundo, el llamado País Vasco, que ahora
se empeña n conquistar el viejo reino de Navarra; y tercera, Cataluña, el
principado, que ahora intensifica sus planes para otra conquista interior, la
del Reino de Valencia después ~l fracaso de la Generalidad en 1936 cuando envió
al capitán Alberto Bayo tras las estelas de Jaime I a la conquista de las
Baleares. Dos entidades autónomas quieren por rito conquistar a otras dos, ante
la indiferencia de una Castilla desmembrada. Para un historiador, el
espectáculo delirante, pero cierto. Algo hemos apuntado ya sobre proyecto vasco
de conquistar Navarra, quizá para devolverle la visita a don Sancho el Mayor.
Ahora vamos a estudiar en serio las dos reconquistas -la histórica y la
antihistórica- del Reino de Valencia.
Como
norma general, para esta síntesis histórica v cultural voy a seguir, aunque no
exclusivamente, a los especialistas del propio Reino de Valencia y a los
grandes profesionales; luego, en el estudio monográfico da la campaña me
referiré de nuevo a los propagandistas exteriores e interiores del
pancatalanismo; es decir, a los que he llama(1) amistosamente, invasores o txacaltecas, respectivamente. Dos
publicaciones valencianas de divulgación, pero que deben despreciarse porque se
han concebido v desarrollado sobre las investigaciones de los grandes
especialistas Ubieto, Fullana, Cremades y otros-, pueden resultar mm les para
el lector no iniciado: me refiero a la obra de profesores de universidad J.
Aparicio y R. Ferrer y del catedrático de Instituto A. Vila, Historia del pueblo valenciano (Valencia, Vicent
García editores, 1983), y al fundado resumen de Pere Aguilar i Pascual, Nostre idioma, editado en Valencia en
1984. Según este resumen, el sustrato que alienta en los orígenes de la lengua
valenciana - e1 bajo latín que había surgido,
desde la decadencia imrial romana, del latín vulgar fecundado, a su vez, por
ibérico originario. El actual territorio del Reino de Valencia concentró el
esplendor de la cultura ibérica, de la que hoy se conocen allí una cincuentena
larga de yacimientos cada vez mejor estudiados, entre los que destaca el que ~
ofreció el hallazgo más asombroso de esa cultura, la Dama de Elche. Sobre la cultura
ibérica autóctona habían influido, a su vez, los fermentos colonizadores de los
fenicios, sus vástagos los cartagineses o púnicos y los
griegos. Una huella clara de la lengua ibérica son sus sufijos en iste que hoy conserva el valenciano.
El latín vulgar que hablaba la mayoría del pueblo
hispanorromano, tras asumir al pueblo y a la cultura ibérica (la romanización
en el Mediterráneo hispánico fue más intensa que en el centro celtibérico de
Hispania y mucho más que en el Norte cantábrico, casi irreductible, como ya
vimos en el caso de la depresión vasca, que se quedo sin romanización
profunda), fue degenerando, en tiempo, de la decadencia imperial, en
el bajo latín, fuertemente matizado según provincias romanas y regiones, del
que fueron surgiendo, ya en la Edad Media, las diversas lengua> romances
en
todo el territorio de Hispania. El padre Fullana -especialista máximo en
filología valenciana y designado por ello académico de la Española ya en
nuestro siglo- cita estas lenguas romances entre las que se derivaron del
latín vulgar: italiano, francés, gallego, castellano valenciano, catalán,
provenzal, mallorquín. Al degenerar e: latín vulgar, según las regiones, en
bajo latín (mientras se
seguía escribiendo, mal que bien, hasta las
fronteras da lo vulgar, el latín
culto) es el que, como lengua hablada: da origen a las diversas lenguas
romances. Nadie se atreve a decir que en esta fase primordial el valenciano se
derivara del catalán; los dos nacen más o menos simultáneamente, de forma
autóctona, aunque emparentada, como por lo demás les sucedía a todas las demás
lenguas romance, en general e hispanorromanas en particular.
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