AUTOR: Mª
TERESA PUERTO FERRE
"Vivimos
en el “año de la falsificación histórica” y parece ser que el turno también le
ha tocado a nuestra histórica Lengua Valenciana a la que, una encorsetada
academieta (de una lengua sense nom) pretende domeñar bajo las voraces garras del
retro-infame e infecto dialecte barceloní . Así,
una vez todos “ben nuniformitzats i encaixquetats per la barretina”, els
valencianets seguiremos alimentando los pingües negocios que hay detrás de toda
esta
tramoya lingüísticopolitiquera, comandada desde la timo-nació catalana.
Ya nos lo advertía, recientemente, el profesor de
lingüística García-Gómez (Univ. de Valencia): “la reunificación de la lengua
(valenciana), suponiendo que alguna vez haya estado unida, beneficiará
esencialmente al sector editorial (catalán), que reduce sus costes en la misma
proporción que incrementa sus beneficios. No es lo mismo hacer una tirada de
mil ejemplares en versión catalana –digamos más bien en infame dialecto barceloní– y
otros mil en versión valenciana, que imprimir dos mil en versión única para su
distribución por todo el mundo , incluyendo Valencia”. ( El
valenciano entre rejas . LV 15.02.06).
Y es que esta normalitzada academieta, entendida por
algunos de sus politizados miembros como instrumento ejecutor de la sibilina
uniformització cap al bastardo dialecte, viola, presuntamente, nuestra recién
estrenada Carta Magna que define claramente, por ley, la denominacion de lengua
valenciana/idioma valenciano y que ellos, los dialectizados académicos, en
ningún caso aceptan, jamás reconocen, ni mucho menos defienden como
postulantes, que son, del provenzal dialecto fabrino.
Sin ir más lejos ahí tenemos a su docilísima
presidenta diciendo en la presentación de su recién parida Gramática
Normativa Valenciana (que en purísima decencia debería de haberse llamado: Gramática
Normativa de la Lengua Valenciana )
afirmaciones como: “Es la mejor gramática normativa del valenciano escrita
nunca por valencianos” ... (LP 17/11/2006). Falso. Muy falso. Por no tener esta
presidenta no tiene ni la sabia categoría de hablar de “normativa de la lengua
valenciana” , pues, para la AVL, eso sería anatema barretinesco.
La señora Figueres, con sus lagunas y complejos
filológicos, se equivoca doblemente: 1. sabido el percal de los emisarios IEC + IIFC,
metidos a politico-académicos-AVL, es fácil de entender su desbordado afán “per
l’unitat de la llengua” entendida esta no ya “com a negoci llingüístic” sino
como la servidumbre vergonzante de Valencia hacia lo que denunciaba Mosén
Alcover ya en 1913 : “¿Qué derecho ni categoría literaria tiene el (dialecto)
barceloní ante el catalán balear, occidental y la lengua valenciana? Dar al
barceloní tal derecho y categoría ¿no es tal vez crear un centralismo
lingüístico? ( Geografía
general del reino de Valencia de Fco. Carreras Candi. Pág. 692. 1927). ¿Es esta ignominia
lo que los politicoacadémicos llaman “unitat de la llengua”?
Y segunda falsedad: semejante unitat bastarda nos
obligaría a olvidarnos del background de nuestra acreditada lengua valenciana con sus
leyes de evolución histórica que la han categorizado como tal y de las que ya
hablaba en mi anterior artículo (LP 16/11/ 2006) . Esas leyes y arsenal
histórico que sí que han recogido, con singular modernidad en sus Gramáticas de la
Lengua Valenciana, nuestros ilustres filólogos valencianos pare Lluís Fullana y
José M.ª Guinot i Galán. La AVL llega tarde y, además, desviada.
A la olvidadiza señora Figueres convendría refrescarle
aquellas famosas palabras en el Parlamento de Madrid de su colega de partido y
senador valenciano, Manuel Broseta, rugiendo contra la feroz obstinación
catalanista de querernos imponer en el Estatuto de Autonomía Valenciano el
infame e infecto dialecte barceloní . Con
inmensa
dignidad el senador Broseta impidió tan vergonzante humillación.
“Negamos que la lengua valenciana sea catalán. Negamos
el concepto de unidad de la lengua. Negamos y nos oponemos al monolitismo
científico. Es evidente que entre el idioma catalán y el idioma
valenciano existen elementos profundos comunes, pero es evidente que en la
Comunidad Valenciana corresponde el derecho a recoger del pueblo y conformar su
propia lengua. Me permito aconsejar la lectura atenta de las normas de
Castelló, que se reconocen, asimismo, como provisionales en su contenido. De ellas
se han separado instituciones culturales ligüísticas, científicas de Cataluña y
Valencia, y es perfectamente político y científicamente admisible que una
comunidad intente adecuar su ortografía y su fonética”.
Hay
quien entregó su vida con honor y por amor a su tierra. Hay otros, parece ser,
que se arrastran por la crematística moda de l’Aliança per la bojaca. Pero
rellenando siempre las mismas alforjas y con el tocomocho de “l’unitat de la
llengua”
de señuelo.
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