Ricardo García Moya
Diario de Valencia 30 de Diciembre de 2001
Como hay mucho ateo emboscado y el Carrascosa nos
pervierte con anuncios de viudas ardorosas y credos a San Zaplana, no estará de
más que estudiemos algún misterio de los que Timoneda escribía para ser
representados en la fiesta de Reyes. Uno de ellos fue el del “Castell de Emaús”
(sic), donde la magia narrativa de Timoneda transforma la palestina villa de
Emaús -según San Lucas- en la caótica posada manchega de la vieja Marimendrales,
su marido Gonçáles y el mozo Antón Bovo, trío cómico de habla castellana.
Estrenado ante el sevillano arzobispo de Valencia Joan de Ribera en 1569, no
le pareció ofensivo al prelado que los papeles de “graciosos” se asignaran a
la familia castellana de Marimendrales, mientras que los romeros Cleofás, Lluch
y el mismo Jesuchrist dialogan en idioma valenciano.
Estas piezas renacentistas exportaban léxico al
castellano y catalán. Cuando se publicó el misterio, medio globo terráqueo
era explorado por heroicos catetos salidos de Puerto Urraco y alrededores. De
Florida a Filipinas los castellanos exploraban territorios sin saber que eran
exploradores, al no existir tal palabra y concepto en el idioma de Castilla
hasta el 1600, cuando se documenta por vez primera. Cervantes no la quiso usar
en el Quijote, quizá por considerarla exclusiva de la dulce lengua valenciana
que escuchó a su amigo Ti-moneda, el cual sí la utilizaba: “célebres
exploradors” (Emaús, v.4). No era el primero, Fenollar y Roiç de Corella
manejaron esta familia léxica en el XV anticipándose nuestro idioma al de los
vecinos. Aparte de crear neologismos, la lengua valenciana mantenía léxico
mozárabe anterior al 1238. Así, el sustantivo “corder, cordero” (equivalente a
los catalanes “anyell” y “xai”), era producto de la casa, según reconoce hasta
el etimólogo catalán más resabiado: “el valenciá corder...es pot descartar que
corder sigui manllevat del castellá... es, dons, una forma heretada del
mossàrab” (DECLLC). Derivado del latín “cordus", era de uso habitual en
el Reino: “lo corder coneix la mare entre 500 en lo bel” (St.Vicent: Sermons,
h. 1400). El dramaturgo Timoneda utilizó, como St.Vicent, las formas corder y
cordero, sin rechazar el diminutivo: “un corderet” (v.257), recurso literario
perseguido por los arcángeles de San Zaplana, que ordenan escribir “petit anyell”
o “petit xai” a los blandos universitarios valencianos.
Semánticamente
se iba clarificando el valor de verbos como “lliurar”, equivalente al
castellano libertar: “gent homicida / quant sens orde, ni compas / han
lliurat a Barrabas” (Emaús y. 154). Significa dejar en libertad, sin dueño o
poseedor; siendo contrario al catalán “lliurar” que equivale a entregar un premio,
un objeto o una persona. En el aspecto sintáctico, Timoneda construye
acusativos con la preposición ‘a’ (lliurar a Barrabás), prohibido por la
inmersión; e introduce circunstanciales de lugar con la preposición “en” ante
topónimos: “en Turquia” (Mist. Iglesia, a. 1575), respetando la sintaxis
clásica de la cancillería real: “lo maravellós que feu en Roma“ (ACA, reg.
2.239, f.83. Carta del rey Martí als prohomens de Valencia, 9 novembre 1397).
Timoneda no confundiría el valenciano “estic en Valencia” con el catalán “soc
a Valéncia”. En otra estrofa, Marimendrales llama al locuaz esposo “cudolete”
(v.145), castellanizando el valenciano “cudolet: persona que por su tono o
mucho hablar nos molesta” (Escrig, 1887). También significa piedra pequeña
como diminutivo de “cudol”; palabra de raigambre mozárabe (DECLLC) equivalente
al castellano “codón” y catalán “còdol”, que es la corrupción que se enseña a
los valencianos.
La inmersión prohíbe el neutro “lo”, despreciando que
es recurso sintáctico usado desde los clásicos como equivalente del nombre
abstracto de la cualidad o para introducir proposiciones sustantivas. Como
Timoneda no tenía que ser presentador de Canal 9 o funcionario del gobierno de
PP y CIU, lo aplicaba correctamente: “un pecadoret com yo, ques lo que pot fer
plorant?” (y. 180), “lo que mal fet está” (v.162). La sintaxis catalana de la
Generalidad retrotrae a una jerga que no diferencia entre “el que pot" y
“lo que pot”. Los clásicos como Valmanya construían: “fent lo contrari”
(Carcer, a. 1495), y en la traducción al valenciano de Valerio Máximo, Canals
escribía: “en lo qual” (a. 1395), y en las Trobes leemos: “lo que voleu”
(a.1474). El humanista Esteve, en el diccionario valenciano, recoge multitud
de ejemplos: “lo que ell volia; yo faré lo millor; yo faré lo degut” (Liber.
a. 1472). El uso del neutro “lo” sigue vivo. En las Hogueras del año 2000, en Alicante,
una “Barraca" o comisión festera con dos pares de melones entregó el
premio “El millor de la Terreta” al periodista Vicente Hipólito de la SER,
diferenciando el galardón, sintáctica y semánticamente, del lema “Lo millor de
la Terreta” que ostenta la propia Barraca. En el folleto que conservo puede
leerse que la Barraca “Lo millor de la Terreta” otorga el premio a “El millor
de la Terreta”.
Desde el condado nos analizan como si fuéramos insectos.
Timoneda escribía “maravellós” (y. 205) igual que Martorell o el escribano del
Llibre de Catí (a. 1328); es decir, diferenciando el adjetivo del catalán
“meravellós”. Estas singularidades enloquecen a los filólogos del IEC Max
Cahner (esposo modelo) y Gulsoy, que refunfuñan: “maravella es la pronuncia
unánime entre valencians, tant que l’haver de grafiar-ho amb ‘e’ és un dels
entrebancs amb que topa l’ensenyament de la llengua correcta en el País, de
manera que hauria estat millor no introduir aquest entrebanc inneceasari”
(DECLLC). Esto lo escribían hacia 1985, cuando no sospechaban Cahner y Gulsoy
que el femer de la Universidad valenciana se deja “introducir" por donde
ustedes saben no sólo el “meravella" de marras, sino el mismísimo
Boeing 767 de las Torres Gemelas.
Ellos, desde Cataluña, mandan en la academia de Ascensión
y demás sucursales coloniales. La inmersión, además, cuenta con el acusica
diario catalán Levante, que arma la escandalera denunciando a cualquiera que
use el idioma valenciano y no el catalán. Si un fallero escribe, por ejemplo,
“maravella” y no el catalán “meravella”, los colaboracionistas lanzan
apocalípticos alaridos “¡Guauu, guauu, fulanito escribe con faltas de
ortografía, guauu, guauu! Mientras, el esposo cerrajero Max Cahner declara la
unidad de la lengua, ocultando que ha sustituido léxico valenciano por el
catalán, la morfología valenciana por la catalana y modificado las
construcciones sintácticas y valores semánticos valencianos por los catalanes.
Así son los dioses adorados en la academia de Ascensión que, en cierto modo,
semeja la versión lingüística de la fonda de Marimendrales.
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