ante una
artimaña catalana y antivalenciana
Lo que amaba el Patriarca Juan de Ribera a Valencia lo dejo
más que claro cuando plantó - sin rubor- a su muy admirado rey Felipe II ante
sus ministros, en protesta de que los derechos del Reino de Valencia fuesen
lesionados por una burda maniobra catalana.
El motivo era grave. Como es el secular "pique" del
Condado de Barcelona (nunca fue ni Principado de Catalunya, pues nunca hubo un
príncipe catalán) con el Reino de Valencia, que le lleva siempre a intentar
apropiarse de lo que no le corresponde ni le pertenece.
Fue en Monzón (Huesca), en Noviembre de 1585, en la Iglesia
de Santa María, que acogía las Cortes de Aragón, Valencia i Catalunya. Las
presidía el Rey, con la nobleza y el clero de Aragón y de Valencia a su
derecha, Catalunya a su izquierda y los representantes del pueblo enfrente.
Llamados a presentarse al Monarca y mostrar su vasallaje, lo
hacían por ese orden: primero Aragón, después Valencia y por último Cataluña.
Pero enterado el Patriarca que Cataluña estaba usando
artimañas con los Tratadores del Rey para ser llamados antes que Valencia, les
había advertido hasta 5 veces a dichos Tratadores el orden por Derecho. Y ellos
le aseguraron que así lo harían.
Pero lo cierto fue que - llegado el momento- tras Aragón
anunciaron a Cataluña que entró, y después al Reino de Valencia. Y el Patriarca
dio media vuelta y se marchó dejando plantado al Rey y a las Cortes
"porque aquello era grave lesión para el Reino de Valencia".
Ya de regreso, escribió una extensa carta a Felipe II
denunciando lo ocurrido, de la que resaltamos algunos párrafos: "Nuestra
aflicción fue tan grande, que nos hizo inhábiles de recibir bien merced tan
crecida, como es gozar de la presencia de V. Majestad (...) Porque la honra de
Reino de Valencia no es nuestra, sino también de V. Majestad, que con tanto
cuidado la ganaron y la conservaron nuestros antepasados en nuestro
Reino".
Y después de insistir al Rey: "Estamos muy seguros que
nos hará merced, no permitiendo que costumbre antigua sea perturbada, estando
tan fundada en razones muy notorias y observada así por V. Majestad, así como
por sus antecesores, anteponiendo siempre el nombre de Reino de Valencia al de
Cataluña".
Termina con esta rotunda afirmación: "Tenemos por muy
cierto, que no permitirá que se haga mínima ofensa al Reino de Valencia".
Esta carta la contestó Felipe II, excusando el plante del Patriarca y añadiendo
que se respetara por siempre el orden de Derecho: Aragón, Valencia y por último
Cataluña.
Dice así: "No estaba yo menos convencido de la fidelidad
del Reino de Valencia (...) Y en lo que toca al agravio, doy orden que no se
vuelva a repetir".
El Patriarca Juan de Ribera, gran valenciano, había defendido
con toda energía derechos y privilegios de Valencia, sin parar en riesgos.
Toda una lección para los tiempos que corren.
J. Antonio
Doménech Corral
No hay comentarios:
Publicar un comentario