jueves, 29 de agosto de 2013

VALENCIA: LA VEREDA DEL REINO (II)



Autor: Ricardo de la Cierva
Revista EPOCA  Nún. 25 semana 2-8 de septiembre de 1985.

El Estado, la repoblación, el idioma.

Tres hechos capitales, inmediatos a la Conquista,  debemos considerar antes las pretensiones del pancatalanismo;  tres hechos que se resumen en la aparición,  en el nuevo cristiano de Valencia,  de la Real Senyera, la primera bandera histórica de un reino europeo: el Estado, la repoblación y el idioma.

Como dice el profesor Suárez Fernández, y con él todos los historiadores solventes, “Valencia se incorporó a la Corona de Aragón como miembro de pleno derecho, sin anexionarse a ninguno de los reinos existentes”. Los conquistadores aragoneses exigían  la incorporación de Valencia al Reino de Aragón; y el Rey pensó inicialmente  dota al nuevo reino del fuero aragonés. Jaime I otorgó al nuevo reino un fuero independiente, el de 1240; y ante las protestas aragonesas el Rey Conquistador permitió que las ciudades del nuevo reino escogieran el Fuero de Aragón o de Valencia; sin la menor mención a la legislación catalana.

En segundo lugar, la repoblación. En la “Historia General de España” que dirigí para la Editorial Planeta en 1979/81 (tomo IV) el profesor Ángel Luís Molina hace un detenido estudio sobre la repoblación múltiple del Reino de Valencia,  y con base en las últimas investigaciones deshace la mitología catalanista de la repoblación; por ejemplo, en la zona costera castellonense  predominaron las colonizaciones de origen aragonés,  y no es cierto que las repoblaciones catalanas tuvieran lugar exclusivamente en la costa y las aragonesas en el interior. En todo caso, la repoblación, como la conquista, fue un empeño común de toda la Corona de Aragón, y los nuevos caballeros valencianos tenían clara conciencia  de que estaban creando un Reino nuevo, sin dependencia de ninguna clase respecto d sus reinos de origen. La identidad valenciana es un claro ejemplo de conciencia colectiva desde la misma raíz de la conquista; cualquier atribución catalanista o aragonesista, en sentido contrario no pasa de ser un flagrante anacronismo. La afirmación de la citada obra, atribuida a Ferrán Soldevila, “Les Balears y Valencia foren poblades de catalans (pag.67)” es una torpe simplificación, porque hubo otros pobladores, y porque los pobladores catalanes se sintieron, desde su nueva radicación, plenamente valencianos; la Corona se encargó de poner en su sitio a los nobles aragoneses que pensaban en Valencia como una prolongación feudal.

Y el tercer lugar el delicadísimo problema de la lengua. El Diccionario de la Real Academia Española, ed. 1970, comete una grave impropiedad al definir la lengua valenciana como “variedad de la lengua catalana  que se habla en la mayor parte del Reino de Valencia”. Esto en un disparate. El profesor Dámaso Alonso, director de la Real Academia, corrigió la aberración en unas sonadas declaraciones en las que afirmó que “la lengua valenciana y la catalana están en paridad y al mismo nivel y debe reconocerse una mayor antigüedad a la valenciana ya que sus raíces se hallan más próximas al latín”. Torcuato Luca de Tena en la tercera de ABC de 24-6-1978 dio en la diana al describir la lengua romance que, junto al árabe decadente,  se encontraron los conquistadores en el nuevo reino: “¿Qué lengua se hablaba entre los cristianos durante los cinco siglos de ocupación islámica del Reino de Valencia? ¿Tal vez el árabe? Hasta los niños de las escuelas saben que no es así. Se seguía hablando lo de siempre: un idioma romance, hijo del latín,  con las notables influencias de otros dialectos latinos como el castellano y de otras lenguas cultas como el propio árabe.”

Sanchis Guarner, portavoz del pancatalanismo lingüístico, afirmaba en la Enciclopedia de la Cultura española (V-544) que a la llegada de los cristianos ya  no  había mozárabes en Valencia “porque  la mozarabía valenciana la extinguieron los almorávides en el siglo XII”. No es verdad. El propio Ferrán Soldevila (Historia de España, I, 217) reconoce que Alfonso el Batallador, en pleno siglo XI, encontró en Valencia mozárabes suficientes como para atraerse a muchos a la repoblación del valle del Ebro; y no constan matanzas de mozárabes en Valencia por los almorávides en plena decadencia. No; a raíz de la conquista se crea en Valencia una fecunda  creación cultural valenciana, que llenará la segundo mitad del siglo XIII más los siglos XIV y XV; dentro de la cual incluir en la literatura catalana a Arnau de Vilanova, Eiximenis, Ausias March o Joanot Martorell equivale a llamar extremeños a los gallegos a Juan de Mena y al Marqués de Santillana; es una  broma inter-regional de mal gusto.


Desde niño me mostraban un camino entre Beniel o Orihuela, que visto desde Murcia se llama todavía hoy la “Vereda del Reino”. Una frontera que es un camino; porque el Reino es el Reino de Valencia. Algunos pancatalanistas deberían tratar de comprender que el Reino de Valencia, aunque haga camino de sus fronteras, fue ya definitivamente conquistado en el siglo XIII.

No hay comentarios: