Autor: Ricardo de la
Cierva
Revista EPOCA Nún. 25 semana 2-8 de septiembre de 1985.
El Estado, la
repoblación, el idioma.
Tres hechos
capitales, inmediatos a la Conquista,
debemos considerar antes las pretensiones del pancatalanismo; tres hechos que se resumen en la aparición, en el nuevo cristiano de Valencia, de la Real Senyera, la primera bandera
histórica de un reino europeo: el Estado, la repoblación y el idioma.
Como dice el profesor
Suárez Fernández, y con él todos los historiadores solventes, “Valencia se
incorporó a la Corona de Aragón como miembro de pleno derecho, sin anexionarse
a ninguno de los reinos existentes”. Los conquistadores aragoneses exigían la incorporación de Valencia al Reino de
Aragón; y el Rey pensó inicialmente dota
al nuevo reino del fuero aragonés. Jaime I otorgó al nuevo reino un fuero independiente,
el de 1240; y ante las protestas aragonesas el Rey Conquistador permitió que
las ciudades del nuevo reino escogieran el Fuero de Aragón o de Valencia; sin
la menor mención a la legislación catalana.
En segundo lugar, la
repoblación. En la “Historia General de España” que dirigí para la Editorial
Planeta en 1979/81 (tomo IV) el profesor Ángel Luís Molina hace un detenido
estudio sobre la repoblación múltiple del Reino de Valencia, y con base en las últimas investigaciones
deshace la mitología catalanista de la repoblación; por ejemplo, en la zona
costera castellonense predominaron las
colonizaciones de origen aragonés, y no
es cierto que las repoblaciones catalanas tuvieran lugar exclusivamente en la
costa y las aragonesas en el interior. En todo caso, la repoblación, como la
conquista, fue un empeño común de toda la Corona de Aragón, y los nuevos
caballeros valencianos tenían clara conciencia
de que estaban creando un Reino nuevo, sin dependencia de ninguna clase
respecto d sus reinos de origen. La identidad valenciana es un claro ejemplo de
conciencia colectiva desde la misma raíz de la conquista; cualquier atribución
catalanista o aragonesista, en sentido contrario no pasa de ser un flagrante
anacronismo. La afirmación de la citada obra, atribuida a Ferrán Soldevila, “Les
Balears y Valencia foren poblades de catalans (pag.67)” es una torpe
simplificación, porque hubo otros pobladores, y porque los pobladores catalanes
se sintieron, desde su nueva radicación, plenamente valencianos; la Corona se
encargó de poner en su sitio a los nobles aragoneses que pensaban en Valencia
como una prolongación feudal.
Y el tercer lugar el
delicadísimo problema de la lengua. El Diccionario de la Real Academia
Española, ed. 1970, comete una grave impropiedad al definir la lengua valenciana
como “variedad de la lengua catalana que
se habla en la mayor parte del Reino de Valencia”. Esto en un disparate. El profesor
Dámaso Alonso, director de la Real Academia, corrigió la aberración en unas
sonadas declaraciones en las que afirmó que “la lengua valenciana y la catalana
están en paridad y al mismo nivel y debe reconocerse una mayor antigüedad a la
valenciana ya que sus raíces se hallan más próximas al latín”. Torcuato Luca de
Tena en la tercera de ABC de 24-6-1978 dio en la diana al describir la lengua
romance que, junto al árabe decadente,
se encontraron los conquistadores en el nuevo reino: “¿Qué lengua se
hablaba entre los cristianos durante los cinco siglos de ocupación islámica del
Reino de Valencia? ¿Tal vez el árabe? Hasta los niños de las escuelas saben que
no es así. Se seguía hablando lo de siempre: un idioma romance, hijo del
latín, con las notables influencias de
otros dialectos latinos como el castellano y de otras lenguas cultas como el
propio árabe.”
Sanchis Guarner,
portavoz del pancatalanismo lingüístico, afirmaba en la Enciclopedia de la
Cultura española (V-544) que a la llegada de los cristianos ya no
había mozárabes en Valencia “porque
la mozarabía valenciana la extinguieron los almorávides en el siglo
XII”. No es verdad. El propio Ferrán Soldevila (Historia de España, I, 217)
reconoce que Alfonso el Batallador, en pleno siglo XI, encontró en Valencia
mozárabes suficientes como para atraerse a muchos a la repoblación del valle
del Ebro; y no constan matanzas de mozárabes en Valencia por los almorávides en
plena decadencia. No; a raíz de la conquista se crea en Valencia una
fecunda creación cultural valenciana,
que llenará la segundo mitad del siglo XIII más los siglos XIV y XV; dentro de
la cual incluir en la literatura catalana a Arnau de Vilanova, Eiximenis,
Ausias March o Joanot Martorell equivale a llamar extremeños a los gallegos a
Juan de Mena y al Marqués de Santillana; es una
broma inter-regional de mal gusto.
Desde niño me
mostraban un camino entre Beniel o Orihuela, que visto desde Murcia se llama
todavía hoy la “Vereda del Reino”. Una frontera que es un camino; porque el
Reino es el Reino de Valencia. Algunos pancatalanistas deberían tratar de
comprender que el Reino de Valencia, aunque haga camino de sus fronteras, fue
ya definitivamente conquistado en el siglo XIII.
No hay comentarios:
Publicar un comentario