AUTOR: VALENCIÀ D'ELIG
Todos los indicios apuntan a que la mayor
parte de la "crónica" escrita por el catalán Ramón Muntaner no está
basada en la experiencia propia y directa del autor sino en datos de terceros
que el cronista presenta de manera marcadamente idealizada y distorsionada.
Ramón
Muntaner, según aclara él mismo en su obra, comenzó a escribir su
"crónica" muchos años después de acontecer algunos de los hechos que
pretende reflejar. En concreto la inició el quince de Mayo de 1325 (XV Maig
M.CCC.XXV) cuando contaba con 60 años de edad (LX anys), por lo que el año de
su nacimiento, 1265, coincidió con el de la campaña que efectuó el rey aragonés
Jaume I "el Conquistador" en el Reino de Murcia para sofocar una
rebelión sarracena en aquellas tierras. Teniendo en cuenta que el rey Jaume I
falleció cuando Ramón Muntaner tenia solo once años de edad, resulta más que
evidente que Muntaner no pudo nunca acompañar como cronista al rey Jaume I en
ninguna de sus campañas, ni pudo ser testigo directo y presencial de unos
hechos que el cronista catalán nos quiere presentar como vividos en primera
persona.
Incluso, es
tanta la desinformación e inexactitud por parte de Ramón Muntaner en relación a
este asunto, que en su "crónica" erróneamente data en el año 1238
(M.CC.XXXVIII) la presencia del rey "en Jacme D'Arago" en tierras
murcianas, cuando históricamente está más que probado que fué en los años 1265-1266
cuando el rey aragonés Jaume I estuvo en el Reino de Murcia ayudando a su yerno
castellano el infante Alfonso (Alfonso X "el Sabio") a sofocar la
rebelión sarracena.
Resulta
llamativo comprobar como los anti-históricos y falaces términos "Corona
catalano-aragonesa" o "Rey catalano-aragonés" de los que
reiteradamente hace uso el aparato propagandístico catalanista no encuentran
sustento, ni validez alguna en la obra de este cronista catalán. En consonancia
al marco legislativo y a los derechos y usos consuetudinarios el cronista Ramón
Muntaner utiliza profusamente los adecuados términos "Corona
d'Arago", "Regne d'Arago", "Regne de Valencia",
"Comptat de Barcelona", "Cathalunya", "Rey d'Arago",
"Rey de Valencia", "Compte de Barcelona", "Senyor de
Cathalunya", "Casa d'Arago", "Casal d'Arago",
"Jacme I d'Arago", "Pere d'Arago", "coronas [de rey
para el reino de Aragón y para el reino de Valencia]", "garlanda
(diadema) [de conde para el Condado de Barcelona]", "Regina (reina)
[en el reino de Aragón y en el de Valencia]", "comptesa (condesa) [en
el Condado de Barcelona]".
En los textos
siguientes se describe la coronación del infante Pere, hijo de Jaume I, como
"Rey" en el "Reyalme d'Arago" y en el "Reyalme de
Valencia", recibiendo la "corona" de cada reino, mientras que en
Cataluña solo es "creado" Conde de Barcelona y señor de Cataluña
otorgándosele en consonancia a dicha titulación la "garlanda" (diadema)
de conde pero jamás la "corona" de rey ("...reebe ab gran
gloria, e ab gran alegre la garlanda, don fo creat Compte de Barcelona, e
senyor de tota Cathalunya").
Queda patente
por todo lo expuesto que Cataluña nunca fué reino, sino solo una agrupación de
condados en donde el de Barcelona tenía mayor preponderancia que el resto y el
conde que lo gobernaba actuaba como representante y "señor" de
Cataluña, pero jamás bajo la titulación de "rey". Todo ello no hace
más que dejar en evidencia la grave manipulación histórica que realiza el
nacionalcatalanismo cuando pretende otorgar atribuciones de reino o corona a
Cataluña bajo la falsa terminología de "Corona catalano-aragonesa" o
"Rey catalano-aragonés".
Como colofón
(línea verde), el cronista catalán lanza un exaltado alegato en favor de
Cataluña, con toda seguridad para tratar de compensar la frustración que le
provocaría tener que admitir la inferioridad de rango de Cataluña ante los
reinos de Aragón y de Valencia (y Mallorca). Proselitismo gratuito que deja en
evidencia el marcado carácter chauvinista de Ramón Muntaner y su visión
partidista en favor de Cataluña y lo catalán a lo largo de su
"crónica". Un chauvinismo catalanista que continua presente en
nuestros días, con mayor virulencia y agresividad si cabe, que viene de la mano
del nacionalismo catalanista (y sus colaboracionistas en tierras valencianas)
que pretenden hacer creer que el idioma Valeciano es solo una variante del
Catalán para absorber el patrimonio lingüístico e histórico-cultural valenciano
dentro de sus inventados y ficticios "Països catalanes" y
"Coronas catalano-aragonesas" imperiales.
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