Per Federico Martínez Roda
Autor de "La división provincial y el final del Reino de Valencia (1810-1833)". El catedrático de Historia Contemporánea del CEU analiza en su nuevo libro -editado por la RACV- la división provincial de 1833. Ahí concluye que la reforma se llevó a cabo para recaudar mejor los impuestos. Un efecto indirecto ha sido el alicantinismo.
Primera "noticia": el Reino de Valencia no desaparece a efectos jurídicos en 1707 sino con la división provincial de 1833.
Éste es uno de los objetivos del libro: corregir un error que está muy extendido. Lo que desaparece con el decreto de 29 de junio de 1707 son las leyes forales y las Corts Valencianes. Pero el Reino de Valencia permanece como entidad política y administrativa, aunque tenga las leyes de Castilla por decisión de Felipe V. Y será con la división provincial de 1833 cuando desaparece. Ahí ya no existe el Reino de Valencia, sino tres provincias en plano de igualdad con respecto al poder central [de Madrid]. Eso sí: el decreto de 1833 mantiene la palabra Reino de Valencia como denominación histórica, antigua.
Usted sostiene que ese final del Reino de Valencia "no se debe ni a conspiraciones externas ni a maquinaciones internas", sino a algo mucho más práctico: mejorar la capacidad recaudatoria de impuestos.
Ésa es la tesis que yo mantengo tras haberlo visto clarísimo en las actas históricas consultadas. Había una crisis hacendística muy grave y se dan cuenta de que tienen que recaudar. Están obsesionados con el problema recaudatorio, y necesitan una unidad administrativa menor que la del reino para poder llegar a todos los pueblos y recaudar mejor los impuestos. Ese criterio no se dice, pero es el definitivo.
¿Y ayudó a la recaudación?
A la larga, sí. De hecho, la reforma de Hacienda es poco posterior.
¿Por qué no tuvo oposición la supresión de una organización territorial con casi siete siglos?
Porque era un momento de entusiasmo liberal, y los únicos que defendían los antiguos reinos eran los carlistas, que se hallaban en la marginalidad política.
Los liberales asociaban el Reino de Valencia al Antiguo Régimen...
Claro. Los liberales no tenían una visión meliorativa del pasado y creían que había que superarlo. La documentación del archivo de la diputación que he utilizado es muy aleccionadora. Ahí se ve que no perseguían grandes construcciones ideológicas con las provincias, sino que tenían dos ideas: acabar con el Antiguo Régimen y resolver el problema de ingresos mejorando la recaudación.
¿Cree que la división provincial fue la principal causa de "desvalencianización" del pueblo valenciano?
La llamada desvalencianización no es, a mi juicio, tan profunda. Sí que existe una conciencia de valencianidad.
Pero es indiscutible que allá donde se ha perdido, está más debilitada o se plantea como rivalidad es por la división provincial. El alicantinismo se debe a la división provincial. Pero no veo tan grave la situación. Aquí nadie ha dudado, como sí ha ocurrido en otras comunidades, que el antiguo Reino de Valencia había de conformar la Comunitat Valenciana.
¿Pero pesó más la división provincial que la "desfeta" de 1707?
Claro, la división provincial fue fundamental. El saberse de un territorio, aglutina. Primero, porque el poder político actúa sobre ese territorio y la población lo percibe. Y, en segundo lugar, porque al haber una nueva división territorial aparece un nuevo referente imaginario de pertenencia colectiva.
Y es Alicante donde la unidad provincial se ha convertido con mayor fuerza en referente del imaginario colectivo...
Sí. Fue en los años 50 y 60 cuando algunos teóricos propusieron formar la Región del Sureste. Aquello fue lo peor, pero fracasó. Y ahora podemos hablar de alicantinistas que son valencianos pero que se muestran muy reivindicativos con respecto al supuesto centralismo de la capital. Ahora bien: yo no veo ni negacionismo ni separatismo en la C. Valenciana.
¿Por qué ha perdurado tanto la división provincial de 1833?
Porque tiene cierta racionalidad el establecimiento de las provincias y su tamaño. Aquella división se hizo con el criterio de que a la capital de provincia se debía llegar en una jornada, y al partido judicial, en el día. Han sido útiles, y lo demuestra el hecho de que han servido como soporte organizativo de gobiernos tan dispares como los liberales del siglo XIX, los de dos repúblicas, dos dictaduras, o los ucedistas, socialistas y populares de finales del siglo XX y principios del XXI.
¿Y cree que durarán mucho?
No lo sé. Ahora, con la crisis tan profunda, habrá que simplificar las administraciones. Ya no se trata de construir imaginarios colectivos, sino que con la crisis que hay, no la vamos a poder pagar. Ahora bien: en el territorio que ahora llamamos provincia hay demasiados intereses creados para que se cambie esta división territorial. Otra cuestión es si se integran en la comunidad autónoma de manera que no haya duplicidad en la administración.
Existe un pequeño movimiento de las "Comarques Centrals" para recuperar la efímera Provincia de Xàtiva (1822-1823). ¿Le ve futuro?
Me parece que el diputado Villanueva, que era de Xàtiva, quería que su ciudad -que era muy importante- fuera una capital. No lo he visto en ningún sitio, pero me da esa sensación. Cuando él declina, y teniendo en cuenta que Valencia comprueba que desde allí pueden atender los asuntos de esas comarcas centrales, deciden prescindir (junto a las provincias de Calatayud y El Bierzo) de una provincia que habría sido de las más pequeñas de España. Hoy no sé si tendría sentido. Sería muy pequeña y las distancias de Xàtiva o Alcoi con respecto a Valencia o Alicante no lo justifican. Si estamos hablando de simplificar las administraciones, seguramente esto las duplicaría más.
Éste es uno de los objetivos del libro: corregir un error que está muy extendido. Lo que desaparece con el decreto de 29 de junio de 1707 son las leyes forales y las Corts Valencianes. Pero el Reino de Valencia permanece como entidad política y administrativa, aunque tenga las leyes de Castilla por decisión de Felipe V. Y será con la división provincial de 1833 cuando desaparece. Ahí ya no existe el Reino de Valencia, sino tres provincias en plano de igualdad con respecto al poder central [de Madrid]. Eso sí: el decreto de 1833 mantiene la palabra Reino de Valencia como denominación histórica, antigua.
Usted sostiene que ese final del Reino de Valencia "no se debe ni a conspiraciones externas ni a maquinaciones internas", sino a algo mucho más práctico: mejorar la capacidad recaudatoria de impuestos.
Ésa es la tesis que yo mantengo tras haberlo visto clarísimo en las actas históricas consultadas. Había una crisis hacendística muy grave y se dan cuenta de que tienen que recaudar. Están obsesionados con el problema recaudatorio, y necesitan una unidad administrativa menor que la del reino para poder llegar a todos los pueblos y recaudar mejor los impuestos. Ese criterio no se dice, pero es el definitivo.
¿Y ayudó a la recaudación?
A la larga, sí. De hecho, la reforma de Hacienda es poco posterior.
¿Por qué no tuvo oposición la supresión de una organización territorial con casi siete siglos?
Porque era un momento de entusiasmo liberal, y los únicos que defendían los antiguos reinos eran los carlistas, que se hallaban en la marginalidad política.
Los liberales asociaban el Reino de Valencia al Antiguo Régimen...
Claro. Los liberales no tenían una visión meliorativa del pasado y creían que había que superarlo. La documentación del archivo de la diputación que he utilizado es muy aleccionadora. Ahí se ve que no perseguían grandes construcciones ideológicas con las provincias, sino que tenían dos ideas: acabar con el Antiguo Régimen y resolver el problema de ingresos mejorando la recaudación.
¿Cree que la división provincial fue la principal causa de "desvalencianización" del pueblo valenciano?
La llamada desvalencianización no es, a mi juicio, tan profunda. Sí que existe una conciencia de valencianidad.
Pero es indiscutible que allá donde se ha perdido, está más debilitada o se plantea como rivalidad es por la división provincial. El alicantinismo se debe a la división provincial. Pero no veo tan grave la situación. Aquí nadie ha dudado, como sí ha ocurrido en otras comunidades, que el antiguo Reino de Valencia había de conformar la Comunitat Valenciana.
¿Pero pesó más la división provincial que la "desfeta" de 1707?
Claro, la división provincial fue fundamental. El saberse de un territorio, aglutina. Primero, porque el poder político actúa sobre ese territorio y la población lo percibe. Y, en segundo lugar, porque al haber una nueva división territorial aparece un nuevo referente imaginario de pertenencia colectiva.
Y es Alicante donde la unidad provincial se ha convertido con mayor fuerza en referente del imaginario colectivo...
Sí. Fue en los años 50 y 60 cuando algunos teóricos propusieron formar la Región del Sureste. Aquello fue lo peor, pero fracasó. Y ahora podemos hablar de alicantinistas que son valencianos pero que se muestran muy reivindicativos con respecto al supuesto centralismo de la capital. Ahora bien: yo no veo ni negacionismo ni separatismo en la C. Valenciana.
¿Por qué ha perdurado tanto la división provincial de 1833?
Porque tiene cierta racionalidad el establecimiento de las provincias y su tamaño. Aquella división se hizo con el criterio de que a la capital de provincia se debía llegar en una jornada, y al partido judicial, en el día. Han sido útiles, y lo demuestra el hecho de que han servido como soporte organizativo de gobiernos tan dispares como los liberales del siglo XIX, los de dos repúblicas, dos dictaduras, o los ucedistas, socialistas y populares de finales del siglo XX y principios del XXI.
¿Y cree que durarán mucho?
No lo sé. Ahora, con la crisis tan profunda, habrá que simplificar las administraciones. Ya no se trata de construir imaginarios colectivos, sino que con la crisis que hay, no la vamos a poder pagar. Ahora bien: en el territorio que ahora llamamos provincia hay demasiados intereses creados para que se cambie esta división territorial. Otra cuestión es si se integran en la comunidad autónoma de manera que no haya duplicidad en la administración.
Existe un pequeño movimiento de las "Comarques Centrals" para recuperar la efímera Provincia de Xàtiva (1822-1823). ¿Le ve futuro?
Me parece que el diputado Villanueva, que era de Xàtiva, quería que su ciudad -que era muy importante- fuera una capital. No lo he visto en ningún sitio, pero me da esa sensación. Cuando él declina, y teniendo en cuenta que Valencia comprueba que desde allí pueden atender los asuntos de esas comarcas centrales, deciden prescindir (junto a las provincias de Calatayud y El Bierzo) de una provincia que habría sido de las más pequeñas de España. Hoy no sé si tendría sentido. Sería muy pequeña y las distancias de Xàtiva o Alcoi con respecto a Valencia o Alicante no lo justifican. Si estamos hablando de simplificar las administraciones, seguramente esto las duplicaría más.
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