Philippe
Blanchet
Profesor
de Sociolinguística, Universidad de Rennes 2, Alta Bretaña, Francia
Director
del Centre de Recherche sur la Diversité
Linguistique de la Francophonie
El ascenso del Occitanismo –
entre la sociolingüística y la acción política
La
historia del Occitanismo (como “el
movimiento de acciones y presiones a favor del Occitano”) ya ha sido descrita desde diversos puntos de vista
(Nelli 1978; Barthès 1987; Jeanjean 1992; Fourié 1995; Lafont 1997; Abrate
2001), aunque los cadáveres en el armario, recientemente descubiertos, sólo son
conocidos por unos pocos especialistas (véase más adelante). Esta historia no
es el tema de este volumen. Sin embargo, parece necesario señalar la confusión
fundamental de los estudios sociolingüísticos y las ideas militantes que es
característica de los ampliamente distribuidos y conocidos artículos y libros
publicados sobre el “Occitano” por occitanistas desde los años 1950 (e.g.
Lafont 1951 1954 1967 1971 a/b 1973; Bec 1963; Armengaud et Lafont 1979;
Kremnitz 1981; Sauzet 1988; Boyer 1991 y 2001...). Este círculo vicioso de
investigación sociolingüística dirigida por ideologías y el activismo político
apoyado por investigaciones fue claramente identificado por Kremnitz (1988a: 5,
7, 27-28), citando a R. Lafont (1972ª: 19) el mismo:
“Debemos decir claramente, a nosotros y
también a otras personas, que nuestro trabajo está impregnado de una ideología
occitanista: la búsqueda de la existencia de los occitanos como tales”[1]
Esta
postura subjetiva fue confirmada por un importante sociolingüista francés,
especialista en la política lingüística corsa y francesa fuera de los círculos
occitanistas, ya en 1979 (Marcellesi 2003: 111, reimpresión de 1979):
“El hecho de que sólo existe el Occitano, en
vez de Auvergnat, Provenzal, Languedoc, etc. (...) es un elemento de las
representaciones presentes dentro de los grupos sociales que imponen su
hegemonía cultural”
La
mayoría de los sociolingüistas y lingüistas occitanistas (Camproux, Bec, Nelli,
Gardy, Giordan, Boyer, Boisgontier, Ravier, Lagarde, Sauzet...) pertenecen a
organizaciones militantes occitanistas, fundamentalmente al Institut d’Estudis Occitan (e. g. R.
Lafont fue presidente del IEO).
La
audiencia de la posición occitanista, debido a una estrategia política
eficiente (véase más adelante) y a la ausencia de ningún otro centro de
investigación sociolingüística en el sur de Francia hasta los años 1980[2],
fue tan extensa que muchas personas, incluyendo sociolingüistas y minoritólogos
de varios países, utilizaron estos trabajos como las fuentes más importantes de
información y referencia (e. g. Schlieben-Lange 1971; Kremnitz 1981; Ager
1990). Ellos mismos contribuyeron a la difusión de estas posturas, de forma que
se fueron dando por sentado cada vez más. Sin embargo, el discurso occitanista
produjo más postulados políticos y teóricos preformativos que las verdaderas
observaciones sociolingüísticas, contribuyendo a ello además la escasez de
trabajos de campo que se realizaban. La propia existencia del “Occitano” como
una única lengua distinta, presentada como un hecho lingüístico en la mayoría
de los casos, con muy poca discusión, en los trabajos occitanistas, siempre ha
sido contradicha por fuentes científicas independientes (e.g. Soutet 1995: 38;
Grimes 1996; Francard 200: 9; Wurms 2001....), por lingüistas del sur de
Francia ajenos al círculo occitanista (e. g. Marcellesi 1979 y 2003; Laffite
1996; Blanchet 1992 y 2002a; los colaboradores a partir de aquí), por diversos
lingüistas por lo menos en lo que a Gascon se refiere (véanse generalidades en
Chambon y Greub 2002) por los datos básicos e incluso por partidarios
occitanistas como Kremnitz mismo:
“No parece posible lograr un consenso sobre
el sistema ortográfico ni definir una variedad referencial aceptable (...). Ya
que no parece posible el consenso entre los hablantes de Occitano sobre
cuestiones tan fundamentales como el nombre de la lengua, su dominio
geográfico, sus funciones sociales y comunicativas, no debería esperarse el fin
de los debates” (1988b, 8).
“Obviamente tenemos que admitir que el mismo
hecho de reconocer la existencia de una lengua occitana[3] reside en un postulado ideológico”
(2001:22).
[1] Todas las citas han sido traducidas por Ph.
Blanchet con la ayuda de H. Schiffman de la Universidad de Pennsylvania.
[2] A excepción de investigaciones individuales
como la de L. J. Calvet en París, el otro único centro estaba en la Universidad
de Rouen, en el norte de Francia.
[3] En Francés, “langue Occitane”.
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