Autor: Juan Borrás (Gandía)
Extraído de Internet
"La pretensión de muchos catalanes y también de algunos valencianos en querer llamar lengua catalana a la lengua valenciana, nos parece, como siempre nos ha parecido una pretensión disparatada y muy fuera de razón. (Palabras pronunciadas en valenciano, que traduzco al español para mejor conocimiento de todos, en 1.918.por el P. Fullana en su conferencia "La cooficialidad de la Lengua Valenciana").
A pesar de ello la Societat Castellonenca de Cultura (especie de AVL del año 32), organización patrocinada por los catalanistas, le engañó como a un pardillo al presionarle a firmar el preacuerdo para las bases de normativización del valenciano en la de las renombradas Normas del 32, aunque él dejó bien clara su intención en su antefirma: "Atés lo caracter provisional que tenen les bases anteriors no tenim inconveniente en firmarles". Y como todo el mundo sabe abandonó vista la tendencia catalanista de las directrices que se tomaban.
Hace tres largos años, cuando se nombró la comisión para la creación de la AVL ya escribí en esta misma sección que el entonces Secretario General del PSPV, En Joan Romero, le había metido al Molt Honorable President del Consell, Exmo. Sr. Zaplana un gol de los que en el argot futbolístico llamamos de "verbena". A principios del pasado año, cuando leí las condiciones que ponía el actual Secretario del PSPV, En Josep Pla, ya no era cuestión de goles de "verbena" sino de una descarada tomadura de pelo. Hoy me permito insistir, a pesar de la parafernalia y los parabienes de todos los "consellers", aunque sólo los del PSPV tengan razón para estar contentos, que la solución tomada para el nombramiento de los 21 académicos más que un incuestionable "consenso" ha sido lo que en lenguaje popular solemos llamar "una bajada de pantalones" por parte del PP.
Si de los 21 académicos nombrados, 10 son "exclusivos" del PSPV ( uno pertenece al IEC y a la Academia de la llengua de Barcelona, tres o cuatro filólogos de lengua catalana y el resto catalanistas de pro) y de los 11 que le correspondía nombrar al PP 5 han sido impuestos (lo de consenso es puro eufemismo para engañar al electorado) por su firme convicción en la "unidad de la lengua" y de los 6 restante uno, el Sr. Casp (como ocurrió con el P. Fullana),a regañadientes y en contra de la opinión de sus compañeros de la R.A.C.V. ¿Podría explicarme el Sr. Zaplana, que "normativización del valenciano" se puede esperar a pesar del que el Sr. Giner presuma de haber quitado algunas palabras y frases catalanistas del "consenso" establecido con el PSPV?. No creo que haya que ser muy inteligente para conocer de antemano el resultado.
Al parecer nuestro Presidente Zaplana, aún no se ha enterado que el autor de "El Príncipe", sin duda la obra política más controvertida escrita hasta la fecha, despreciaba a los gobernantes que "se conforman con soluciones a medias, pues no sirven para nada".
Los que no entendemos de política, muy especialmente los que han votado al PP, nos preguntamos para que coño les hemos dado la mayoría absoluta si esa mayoría a la hora de la verdad no sirve para nada; si cuando se discute la identidad del pueblo valenciano se hace, más o menos, lo que quieren los procatalanistas. Para ese viaje no hacían falta alforjas.
Comprendo y admito, diré más, soy acérrimo partidario del consenso en todos y cualquier tema, pero las mayorías absolutas están precisamente para tomar decisiones cuando las minorías intentan imponer sus deologías contrarias a las de la mayorías. Caso del PSPV, que para más inri empieza por ciscarse con el nombre que el Estatuto le ha dado a nuestra comunidad y continúan con "Pais Valencia", nombre como mínimo alegal.
Durante años, incluida la época franquista, los catalanes han luchado y gastados millones y millones en la defensa y expansión del catalán, dentro y fuera de Cataluña, mientras que nosotros, los valencianos, nos hemos comportado como verdadero paradigma del "meninfotisme" olvidando la defensa de nuestra lengua, más aun, permitiendo su castellanización. Y ahora nos lamentamos. Es penoso tener que admitirlo, pero tenemos lo que nos merecemos.
¡Ojala las nuevas generaciones hayan aprendido la lección!
¡Ojala las nuevas generaciones hayan aprendido la lección!
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