REVISTA DE HISTORIA MODERNA
Número 25 - 2007
RETROSPECTIVA HISTORIOGRAFICA Y ESTADO DE LA
CUESTION.
Páginas: 303 a 329
Autor: Carmen Pérez Aparicio.
Diferentes planteamientos presenta la obra de
Juan Bautista Perales. que marca un `punto de inflexión en el panorama
historiográfico. Era el suyo un proyecto ambicioso como el de pretender
continuar la obra de Escolano allí donde éste la había dejado, incorporando por
primera vez de forma significativa la documentación de los archivos
valencianos. Su propósito inicial queda claro; tras acusar de imparcialidad a
todos los historiadores que le habían precedido, especialmente al marqués de
San Felipe y Belando, a los que tacha de ser "aduladores del poder",
se propone reivindicar la imagen y la historia de los vencidos, rebatiendo con
hechos las censuras que se lanzaron sobre todos ellos. Especialmente crítico se
muestra con el marqués de San Felipe, por llamar "insolentes" a los
valencianos y no desaprovecha la ocasión para denunciar que Borrull o Boix no
rechazaran tal descalificación- Sale al paso de las acusaciones que calificaban
a los seguidores del Archiduque de gente soez y desmandada y, aunque no niega
la violencia de sus actuaciones, la considera menor que la llevada a cabo por
el ejército borbónico con el saqueo y destrucción de muchas poblaciones y entre
ellas Xátiva, hecho que se atribuye directamente a Felipe V.
De Basset ofrece una visión muy alejada de la
conocida hasta entonces, la imagen de una persona cuyo origen no era tan
humilde como se había venido reflejando hasta entonces y cuya sólida formación
profesional le había llegado a alcanzar el grado de ingeniero. La obra de
perales refleja, pues, una actitud claramente crítica hacia todos los
historiadores que le habían precedido y marca también un giro interpretativo
respecto a todos ellos. Pero además, a diferencia de Borrull y Boix que habían
sustentados sus tesis sobre las obras impresas en el siglo XVIII, Perales es el
primero en hacer uso de las fuentes archivísticas y eso le permite dar también
un saldo cualitativo en el estudio de la guerra al incorporar, de manera rigurosa, la secuencia cronológica de los
acontecimientos. Ante el mismo hecho de la rebelión su postura es clara:
exonerar a los valencianos y responsabilizar al gobierno de Felipe V -en sintonía
con los historiadores decimonónicos-, y por supuesto criticar la abolición de
los Fueros calificándole de "monstruosa centralización creada por Luis
XIV".
Aunque de distinta entidad de los recogidos
hasta ahora, hay que hacer mención de los trabajos realizados por el canónigo
Roque Chabás sobre distintas cuestiones relacionadas con la Guerra de Sucesión
en el Reino de Valencia. Tanto su
"Historia de Denia" como los artículos publicados en la revista
"El Archivo" constituyen aportaciones de cierto interés para el tema,
especialmente por el hecho de utilizar fuentes manuscritas, en general
inéditas, y por tratar de personajes importantes, como el propio Basset, o
episodios decisivos en el desarrollo del conflicto como la sublevación de
Denia.
De otro lado, los deseos mayansianos de que
la obra de Minyana fuera pronto traducida del latín no se vieron cumplidos, ni
durante el siglo XVIII ni en la centuria posterior. Esta circunstancia, junto
con el hecho de que la única edición existente hubiera aparecido en Holanda,
debieron limitar considerablemente su difusión. "De bello rustico
valentino" no fue trasladada a una lengua vulgar, en este caso el
español, hasta 1922 y lo fue de la mano
y pluma de Vicente Castañeda y Alcover, quien en el preámbulo pone de relieve
que su objetivo no es otro que el de ofrecer a los valencianos la obra
fundamental sobre "un tema que apasiona grandemente" y "de
actualidad siempre entre los valencianos (...) que por desgracia fue el
antecedente de la pérdida de las libertades valencianas que consagraron los
Fueros". Aunque expuesta muy sucintamente, Castañeda añade su crítica a
las ya formuladas por los historiadores valencianos hacia Felipe V, a quien
responsabilizaron de la sublevación por la falta de previsiones de guerra y e
ayuda para la defensa del Reino y mantiene la corriente formulada por los
borbónicos y austracistas de reivindicar los Fueros, en su opinión "una de
las legislaciones más democráticas y cultas, que cayó envuelta en el castigo
impuesto por el agravio de los menos, en daño y desdoro de los más".
La traducción del libro de Minyana no
representaba una aportación historiográfica, pero se trataba sin duda de un
paso significativo en la difusión de un tema de interés general. Hay que
añadir, sin embargo, que tampoco en esta ocasión pudio realizarse en prensas
valencianas o españolas, sino en las de la ciudad belga de Brujas, donde se
imprimió el tomo LV de la "Revue Hispanique", una revista editada por
la "Hispanic Society of America" y dedicada como reza en su cabecera,
al estudio de las lenguas, de las
literaturas y de la historia de los países castellanos y portugueses. La
limitada proyección de la citada revista constituyó, sin duda, un obstáculo más
`para la difusión de la obra de Minyana entre los valencianos, que no ha sido
subsanada hasta tiempos bien recientes en la edición crítica del texto latino y
una nueva traducción al español,
realizada esta vez por F. Jordi Pérez Durá y José Mª. Estellés González.
Se trata en este caso de una iniciativa necesaria y encomiable que brinda al
estudioso y al gran público la
oportunidad de conocer directamente una obra de acceso muy restringido hasta
entonces, si bien los autores de la edición han dado primacía a los aspectos
lingüísticos y estilísticos de la obra original pero han obviado las
limitaciones de carácter histórico, desaprovechando la oportunidad de compensar
las diferencias que fueron señaladas ya
en su día por el deán Martí.
La problemática de la Guerra de Sucesión
reapareció de nuevo con fuerza en la década de 1950. Por entonces, Carlos Seco
editó, con un estudio preliminar, la obra del marqués de San Felipe y Pedro
Voltes, daba a la luz una biografía sobre el archiduque y diversos trabajos
sobre la Guerra de Sucesión, inicio de lo que sería una prolífica aportación a
la historiografía valenciana y española. Por lo que se refiere al Reino de
Valencia, en primero de los estudios fue publicado en 1956 por Vicente Gascón
Pelegrí. quien, desde una perspectiva militar,
retomaba el hilo de Minyana para centrarse en los aspectos bélicos del
conflicto, ampliando los datos
conocidos, pero sin aportar nuevos enfoques. Por el contrario, los primeros
pasos para abrir nuevos caminos y perspectivas fueron dados por Pedro Voltes, quien gracias a sus trabajos sobre el
archiduque Carlos, había conseguido reunir un conjunto de documentos inéditos y
de gran interés relacionados directa o indirectamente con el Reino de Valencia,
lo que le permitió reflejar, aunque con
trazos discontinuos, algunos de los momentos cruciales del periodo y
abrir nuevas interrogantes sobre los orígenes de la sublevación o los problemas
del gobierno del Archiduque. También Henry Kamen dio a la prensa en esos años
un libro sobre la Guerra de Sucesión en España, en el que dedica sendos capítulos
a Valencia. Aunque para llevar a cabo su propósito tuvo que utilizar un extenso
bagaje documental, el carácter general
de la obra no permitió a su autor profundizar en todos los ámbitos, si bien por primera vez un autor trataba de
descifrar las claves de la rebeldía de los valencianos, enfatizando el carácter
popular ya señalado por Minyana. De forma paralela, las aportaciones
iniciales, aunque desiguales por su
entidad, de Pedro Pérez Puchal y Mariano Peset abrieron las puertas de la
historiografía valenciana al estudio de la abolición de los Fueros, un camino
seguido después por otros muchos historiadores.
Por lo que se refiere a la moderna
historiografía valenciana sobre la Guerra de Sucesión, el punto de arranque lo
constituye ya la obra citada, "Aproximación a la Historia del Reino de
Valencia". Para su autor, se trataba de un conflicto con una doble
vertiente, internacional e interna, plano en éste último en el que se
proyectaba fielmente el dualismo que, según su hipótesis, había presidido en el
devenir del Reino de Valencia desde que fuera fundado por Jaime I, en este caso
una lucha entre seguidores del archiduque Carlos, los campesinos,
"maulets" y los partidarios del Borbón, los señores
"botiflers", tras la cual quedaba reflejada otra dualidad, la de la costa frente al interior. Proyectado
hacia afuera de la Monarquía Hispánica, el conflicto sucesorio era para la
Corona de Aragón y especialmente para Valencia un enfrentamiento con su
tradicional enemiga, Francia. Hacia el interior, el final de la guerra
significó la victoria de la aristocracia terrateniente frente al campesinado y
el triunfo del absolutismo y de la
centralización frente al sistema "federal" de la Corona de Aragón,
truncando así también la corriente neoforalista y el programa político por el
que esta Corona trataba de hacer viable la pervivencia de su propio sistema de
gobierno en el seno de la Monarquía Hispánica .
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