Por Ricardo
García Moya
Las Provincias
14 de Marzo de 1999
Cuando la Disney se quiso instalar en el Reino, una revista
inmersora publicó ciertos comentarios desfavorables. Los yanquis huyeron a, la
Galia y, al poco tiempo, Port Aventura inició el negocio. Ahora, con la
instalación de un centro de la OTAN en Valencia (que aporta protagonismo
internacional), el mismo semanario vuelve al ataque con un artículo y un mapa
de Europa con los nombres de Italia, Irlanda, Andorra, etc. Están todos, menos
España y Francia, sustituidos por Estat
espanyol y Estat francès.
("EI Temps", marzo 199.) Con igual rigor dibujan una enorme Cataluña
que limita con Murcia y Narbona. No quieren testigos, y la presencia europea en
Valencia les preocupa por la posibilidad -especialmente si leen LAS PROVINCIAS- de una ruptura del cerco informativo que Cataluña ha impuesto en
Europa sobre su expansión territorial hacia el Reino de Valencia.
La inmersión controla mapas y vocablos. Así, la voz fato -inusual en la actualidad- era el
equivalente valenciano al cultismo castellano olfato, aparecido en Castilla en el XVII. En las comedias de enredo
surgía espontáneamente: "Tú tens mal fato"
(Fambuena, J.: "Un francés en Almàssera", 1877, p.11 ), y la
encontramos recogida en diccionarios como el de Escrig (1887). AI Institut
d'Estudis Catalans no le gusta y sólo tolera esta voz a los valencianos si la
usamos con el significado de equipaje o cantidad de comida. También nos prohíbe
la otra valenciana olfat, usada por
Fullana, imponiéndonos "olfacte".
La inmersión se beneficia del parentesco de las neolatinas para
deslizar barbarismos; así, entre olfato,
olfat y olfacte no hay choques fónicos tan hirientes como ocurriría con
"usain", olfato en vasco.
Las voces pueden ser homógrafas y poseer valor semántico distinto en cada
idioma. En el valenciano, por ejemplo, la palabra mec puede aludir a una persona entontecida o afectada por el
alcohol, "este home està mec";
pero metafóricamente podía significar vino: "Si el mec es pur, per molts
kilos que m'en fasa / yo may vaig borracho a casa". EI epigrama de
Llombart daba el toque de humor en el cuarto verso: "Pero es perque el
solen dur".
La confusión del beodo entre mec,
líquido, y la unidad de peso transforma en cabalístico un texto popular de
1878, fecha en que la palabra "litro"
(creada en Francia en 1795) luchaba por incorporarse a la lengua valenciana. A
su vez, las unidades de medida del Reino -distintas a las catalanas- pugnaban
con las del sistema métrico. Transcurrido un decenio, el mismo Llombart incluía
el neologismo valenciano "llitro",
con palatalización, en su diccionario. Hoy, Barcelona sólo autoriza el catalán
"litre". Curiosamente,
Llombart aludía a la pureza del mec
o vìno sin mezcla y, sin proponérselo, utilizaba el valor semántico inverso al
del étimo medieval que equivalía a "mezcla".
Relacionado con el vasco meko,
"débil", perece oriunda del Reino y la encontramos en escrìtores que
vivieron en Valericia en los siglos XIV y XV, como el arcipreste de Talavera.
En lo procés de les olives se Ilama mec a los muy jóvenes, y el de Talavera
lo aplìca a los barbilampiños; pero la mayoría de textos sugieren que mec aludiría a la mezcla de rasgos
femeninos y masculinos, por lo que sería un rnozarabismo derivado del latín miscere, que, a su vez, generó mecer o mezclar. Todavía en el DRAE
econtramos "mecedor: para
mezclar o mecer vino en las
cubas", y "meco, animal de
color bermejo con mezcla de
negro".
EI crisol mozárabe generó más voces alotrópicas de
"miscere". Cuando los aragoneses entran en 1238, el romance
valencíano ya había bautizado topónimos como Mestalla y Mislata, que
el etimólogo Corominas consìdera de indiscutible procedencia mozárabe de
"miscere, misculare, mísculata". Con documentación razonada y ácidos
comentarios hacia la hipótesis de Sanchis Guarner, "amollada a la
Ilaugera", Corominas ridiculiza con datos a los que querían dar origen
árabe a Mislata y Mestalla.
EI horno mozárabe cocía vocablos como rosquillas, y sorprende que
un partidario de la unidad como Corominas aporte tantas pruebas. Hay una
explicación: el que fuera miembro del Institut d'Estudis Catalans había
inventado el truco de Ilamar mozárabes
catalanes a los habitantes de Valencia y Murcia anteriores a 1238. Así, al
razonar sobre el "remescolar" usado por Sant Vicent, dice que
procedería "del mossàrab dels
Països Catalans". También alude al "dialecte mossàrab del Sud del
Principat".
Catalanista acérrimo, Corominas soñaba con una inexistente
Cataluña del siglo XII, de la que los mozárabes de Mislata o los regantes de la acequia de Mestalla serían súbditos catalanes. Es como el otro sueño de una
Europa sin España y Francia.
Ni el admirado Tip, con
su fantasía, podría superar a genios catalaneros como Carme Barceló, que niega con furor la existencia de los mozárabes
valencianos y se burla de los etimólogos contrarios a esta idea (RFE, t.
77,1997). Pero tropieza con un Corominas
que defiende a ultranza la riqueza léxica mozárabe creada antes de 1238 en
el Reino de Valencia, y que se pitorrea cruelmente de los filólogos que la
niegan, como la pobre Barceló.
Algo es evidente: cuando vayan a ver al Piojo, recuerden que el estadío
de Mestalla (mozárabe por el nombre) constituye la mejor prueba de la
existencia del romance valenciano anterior a 1238.
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