Por: Ricardo de la Cierva
Editorial Planeta
Segunda edición: febrero 1991
III. CATALUÑA: MUCHO MAS QUE UN MILENIO
COMPROMETER A LA CORONA
La celebración del Milenario de la Independencia Política de Cataluña se ha basado por lo tanto, en una colosal manipulación de la Historia por motivos políticos; por los mismos motivos políticos que inspiraron a la historiografía romántica catalana a tomar la leyenda por historia y exaltar la figura de Wifredo el Velloso como padre fundador de la Cataluña independiente; o a proponer el acta del año 985 como fundacional de esa independencia y de esa nación. A esta manipulación ha contribuido de mil amores la iglesia catalana, que constituyó una fuente principal del nacionalismo político en el siglo pasado, con su endose actual del milenario político y su celebración paralela del milenario eclesiástico, basado en una exposición titulada con una palabra latina gravemente incorrecta, “MILLENUM, que no significa nada en su empeño de catalanizar al mismísimo latín, cuando la hermosa lengua catalana, sin llamarse así a todavía, pronunciaba sus primeros balbuceos en el siglo IX con la descomposición vulgar del estupendo latín que se había hablado y escrito en la antigua provincia romana Tarraconense. Lo peor es, como vengo insistiendo, que los partidos de ámbito nacional, tanto el cajón de sastre llamado todavía CDS como Alianza Popular y su cristianizado sucedáneo, el Partido Popular, han caído de pies y manos en la trampa del milenario sin una crítica, sin una duda razonable, sin una matización, sin una protesta. Y lo peor de lo peor es que el artificial milenario y sus promotores han conseguido implicar en el engendro no solamente a la prensa nacional, sino hasta la propia Corona. Con cara muy de circunstancias los reyes de España han presidido algunos actos del milenario, a cambio de que algunos historiadores catalanistas hayan proclamado a don Juan Carlos “descendiente de Borrell”, sin mencionar que también lo es de Hugo Capeto. El compromiso mas lamentable es el que se ha forjado sobre la noble figura de don Juan de Borbón, que usó el título de conde de Barcelona cuando se hacía llamar por sus incondicionales rey de España; pero que luego ha retenido el título, refrendado incluso por real decreto en cuanto a su uso, cuando hoy en España otro rey, el único rey de España que no es conde de Barcelona en toda la Historia desde Fernando el Católico para acá. Hubiera debido matizarse mas que el rey de España es, de forma irrenunciable, conde de Barcelona; y que el uso de ese título por don Juan de Borbón es, como su condición de almirante, puramente honorífico, en virtud de la concordia que siempre ha regido las relaciones recientes dentro de la Casa Real española, con excepciones no dinásticas.
La manipulación histórica del milenario debe entenderse, pues, en medio de un contexto político. Que se marca, a parte ente, por el lamentable discurso de investidura del presidente Pujol en 1984 sobre la nación catalana; y por las actuaciones de la Generalidad de Cataluña en los campos de la teoría y la práctica a raíz de la falseada celebración. De todo ello nos vamos a ocupar al cierre de este estudio que ahora, tras la evocación de la reciente trampa, debe volver a la fuentes serenas de la auténtica Historia de Cataluña.
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