jueves, 2 de junio de 2011

A HONORATO NO LE GUSTA CHARRAR


Autor: Ricardo García Moya

Honorato Ros, mestre progresiste, ha progresado hasta ser académico de la AVL; recompensa, quizá, por defender el país catalán (no el Reino de Valencia), la bandera catalana (no la Real Senyera) y la lengua catalana (no la valenciana). Produce pánico que este militante del PSPV y co-fundador del catalanero Sindicat de l’Ensenyament del PV (Stepv), sea guardián del idioma valenciano que, durante décadas, ha intentado sustituir por el catalán. En reseña de Alfons García, leo que Honorato “ha realizado un primer repaso de las 192 palabras enviadas por el Consell”; y hasta en esas pocas voces (añadidas para disimular), alteran morfologías. Entre las avaladas por “los lexicógrafos valencianos más prestigiosos” (¿Honorato?), hallamos “xarrar” (DOGV; 24/06/02).

Para hablar de “charrar” tenemos que dejar a Honorato e irnos al 1526, año en que la reina Germana de Valencia, tras envenenar cariñosamente a su segundo marido el Marqués de Brandemburgo (¿lo hizo con el primero, Fernando el Católico? ¿Tuvo una hija con Carlos V?), se casa con el Duque de Calabria, organizando una de las cortes más folladoras y cultas de Europa. Mientras vivió, entre cópula y cópula, Germana se rodeó de humanistas que usaban el idioma valenciano; aunque en corte tan internacional, los intercambios léxicos eran inevitables.

En “El Cortesano”, Milán retrata el ambiente áulico, “haciendo que hablen en nuestra lengua valenciana como ellos hablaban” (Epíst.). El idioma es el del primer tercio del XVI, y en él hallamos el adjetivo “charrador” (prohibido por Honorato e Inmersiomán), como primera documentación: “per ser tan gran charrador”, testimonio léxico ocultado por la delincuencia cultural: el DECLLC de Corominas (que conocía la obra); y el DCVB de Sanchis Guarner que, a cambio, ofrece ‘bonyigá’ del IEC: xerrar, xerramenteria, xerradissa, xerraireria, etc.

La voz derivada del italiano vulgar ‘ciarrare’ se filtraría, quizá, por el colectivo valenciano en Roma, influyente incluso tras la caída de los Borja, (Naharro, en 1515, escribe y representa en valenciano e italiano en el palacio de Julio de Médicis). Posible origen del castellano ‘charlar’, la valenciana ‘charrar’ no se incorpora hasta 1970 al DRAE, donde se afirma que procede de la onomatopeya charr (¡arre burro!). La corte valenciana atraía a escritores como el aragonés Jayme de Gueta (sic), quien hacia el 1530 usa charradora en su comedia Vidriana; en el sur, Javier Fuentes lo recogía en Murcia junto a otros valencianismos: “charrar, chepa, chulla.” (Murcia que se fue. 1872, p. 404). Por el norte, el catalán derivó hacia los monstruos promocionados por la academia Inmersiomán.

Alegarás, Honorato, que el ‘charrador’ de 1525 fue la excepción que confirma el uso del ‘xarrar’ propuesto por los ‘lexicógrafos valencianos más prestigiosos’ (¡Quina vergonya, mareee!). No, Honorato, no. En 1575 el valencianizado Pou (Thesaurus. Valencia, 1575) dejaba impresos el infinitivo, el sustantivo y el adjetivo de esta familia léxica valenciana, más sus equivalentes latinos “charrar, garrio; charrativa, garrulatis; qui es molt charrador, garrulus”. El humanista avalaría la concordancia semántica con el valenciano actual: “charrador o charraor, qui parla llaugerament y sense molt de trellat”. Otro humanista, el catedrático Gaspar Guerau, aplicaba irónicamente el verbo charrar (a.1586), en su sátira de los notarios valencianos. Los que no aparecen son los nosferatus léxicos ‘xarrar, xerrar’.

Comprendo, Honorato, que tú y tus colegas del AVL ocultéis que ‘charrar’, en idioma valenciano, lleva ‘ch’; vuestra misión es catalanizar, de igual modo que los subvencionados santones de Saó, pese a conocer que en prosa mística valenciana se usaba la morfología correcta: “acostumat a parlar y charrar.,.estes persones charradores” (Montanyés, Jaume: Espill de ben viure, Valencia 1559). Las voces permanecieron vivas en todo el Reino, incluso en el siglo XIX. Mira, Honorato, este ejemplo de obra impresa y representada en Castellón: “no amolle cap charrá” (Co-lom: Tal es Cualis com Camalis. Castelló, 1872); o este otro de Alicante: “el atre va y se asenta, y charra que charra” (Semanari El Cullerot. Alacant, 1898); y, por supuesto, de la capital del Reino: “no charreu. Esta charraeta...” (Roig: Un chuche, 1873); “cada charrá lo tomba..., eixe niu de charraes” (Fambuena: Un fransés en Almásera, 1877); “podrem charrar un ratet” (Balader: El pare alcalde, 1871); “S’hani entretengut charrant” (Peris: La peixca de la ballena, 1926). ¿Lo ves, Honorato, como sois una panda de pelafoches (Morlá, 1649) morfológicos al prohibir la ‘ch’ de ‘charrar’ en idioma valenciano?


A ‘charrar’ se le atribuye origen mongol, pasando después al turco, italiano y valenciano. Respecto al hijo pródigo ‘chará’, vendría del mismo origen, pasando por el francés ‘charaude’ y con acepción cercana a adivinanza. El genial Baldoví lo usa con valor de logogrifo: “Charada: Adivineu, si os pareix...” (Semanari El Tabalet, 1847); más tarde adquirió la morfología moderna, con la apócope que tanto odia la catalanización: “chará per parts” (Semanari El Bou solt, 1877). Baldoví era un virtuoso en provocar la sonrisa combinando en una frase voces de varios idiomas, y el galicismo “charada, chará” de 1847 lo utiliza en la misma época que escribe sobre “Los Misterios de Patraix”, desentrañados por “l’agüelo Mentireta”.

Este artificio sainetesco parodiaba “Los Misterios de París”, que Eugène Sue publicó por entregas en el Journal des Debats en 1843. El autor del “Virgo de Visanteta”, el mejor sainetista del XIX, enriqueció léxicamente el idioma valenciano moderno; aunque los parásitos catalaneros quieren hacer creer que todo vino en las alforjas idiomáticas de los analfabetos cruzados de 1238. Por cierto, la susodicha fórmula de cortesía: “si os pareix”, usada por Baldoví, hoy sería “si vos pareix”; aunque la inmersión impone el arcaísmo y catalán actual: “si us plau”.

Lo siento, Honorato, pero en el pueblo valenciano (pese a que los euros los incinera Inmersiomán con vosotros), hay quien heroicamente mantiene la grafía correcta: ‘charrar’ (Voc. GAV, 1983); ‘charrar’ (Dicc. RACV, 1997); ‘charrar’ (Castellano: La conjugación verbal valenciana, 2001). En el idioma barroco valenciano aparece un sustantivo consolidado, con aféresis y pérdida de ‘h’ muda: “norabona” us o por Morlá, Serres, etc. Y habría que dar la “norabona” a... ¿Honorato, académico para rato? No, ya te prou en lo que li donen. La “norabona” se la merece Miquel Castellano, por su esfuerzo en defender los verbos valencianos vivos; incluido ‘charrar’.

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