domingo, 18 de octubre de 2009

DEMONTANDO FALSEDADES SOBRE EL IDIOMA VALENCIANO (III)

Cómo se valencianizó el catalán de Tortosa a Lérida? Uno de los factores se debió a la exportación de productos que ya tenían denominación, como el “paper” de las fábricas valencianas (Lleura de Cotlliure, 1249); otro, a partir del 1300, fue la ruta valenciana a la Universidad de la Corona de Aragón en Lérida.
Durante siglos, alumnos y profesores como Antoni Canals y Vicent Ferrer fecundaron el romance leridano, influencia acrecentada con la lectura de clásicos valencianos y de catalanes como Eiximenis o Pou, que vivieron y escribieron en Valencia. Antes, las tropas de Jaime I habían asimilado vocablos que enriquecieron el caótico romance militar y pastoril del 1200. Los valencianos bilingües (fueran mozárabes, crípto-mozárabes o islámicos por interés o convicción), poseían un lenguaje de origen poligenético que aglutinaba desde elementos semíticos a indoeuropeos. Así, cuando en valenciano moderno escribimos: “Mos ha caigut per lo barranc abaix. A eixe chic se l’han amportat les aigües del barranc”, usamos el sustantivo “barranc” que era desconocido por los barceloneses del 1238. Ausias March lo empleaba tam­bién con valor de precipicio o sima: “los grans barranchs”. La primera documentación de “barranc” es del 1249 en Morella, y le sigue una nutrida colección de textos valencianos medievales con el sustantivo prejaimino, incluido uno murciano de 1304 que, lógicamente, Corominas atribuye a “extensió de l’us del valencia meridional” (DECLLC). Morfológicamente similar, “barraca” fue otro de los vocablos valencianos que se extendería a los idiomas europeos.

Hoy podemos construir la oración: “Eixa barraca de Barrachina está llunt del barranc”; con mozarabismos que alternan con el adverbio “llunt”, creación de la literatura barroca valenciana y única forma viva que encontró Corominas desde Morella a El Pinos en el siglo XX (DECLLC). Actualmente, el PP de Camps prohibe “llunt” para imponer el arcaísmo valenciano y catalán actual “lluny”, tal como manda Cataluña (no olvidemos que Camps fue Inmersiomán de Educación). Pero además de barraca y barranc está el apellido Barrachina que, al ser topónimo autóctono valenciano (Corominas), también es voz nuestra. Respecto a los apellidos, el del gramático Carlos Ros, por ejemplo, era idéntico al del medieval pueblo burgalés Ros, junto a río Urbel. Los prostitutos de la lengua hacen creer que, ante la coincidencia de topónimos, siempre el catalán habría procreado al valenciano, Es dogma engañoso, pues aparte de que ni los catalanes ni el catalán existían en 1238, tenemos ejemplos de la dualidad toponímica sin supeditación en un Paterna de Valencia y otro de Huelva; o el valenciano Chirivella con el andaluz Chirivel y la rambla homónima en Almería que, como el riachuelo Sangonera en Murcia, son anteriores al 1238, La propia ciudad de Valencia, si hubiera sido una aldea minúscula e indocumentada en lugar de metrópoli histórica desde la romanización ¿qué habría inventado el fascismo catalán?, ¿no hubieran atribuido su nacimiento a algún muerto de hambre llegado de la catalana València d´Aneu en 1238? Si obráramos como ellos, podríamos tabular lo contrario: que la pirenaica Valencia d’Aneu (no documentada hasta el 1281), podría ser fundación de mozárabes valencianos emigrados al norte hacia el 1180.

Para más información http://www.idiomavalencia.cjb.net/

Continuará…

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