Todavía recuerdo en sus orígenes, el debate que se creó sobre el nombre a elegir para designar a dicha Academia, unos, los bobos, los creadores, querían llamarla Academia de la Llengua Valenciana, otros, los tontos, deseaban llamarla Academia Valenciana de la Llengua, ganaron los tontos, y es que los bobos siempre serán bobos y tontos, aunque intenten maquillarlo. Y digo yo… ¿Academia Valenciana de la Llengua?… pero, ..¿Qué llengua?. Ahí es donde querian llegar a parar los tontos. La Academia ya nacía con mal pié, con mal fario.
Baltasar Bueno(vh).- Concluimos aquí un resumen telegráfico del culebrón que dio a la luz a la estrafalaria Academia Valenciana de la Lengua, nacida de unas leyes que contrariaban totalmente el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana y que ha dado a luz, a su vez, una normativa, por lo tanto ilegal, además de irreal y ahistórica.
Joan Lerma, Ciprià Císcar, Fernando Villalonga, Esteban González Pons, Francisco Camps, Eduardo Zaplana, Joan Ignaci Pla, del PSOE y del PP, todos a las órdenes de Jordi Pujol y CiU, consiguieron que la Lengua Valenciana acabara a los pies de los caballos del catalanismo.
La Ley de Creación de la Academia Valenciana de la Lengua, dimanante del Dictamen del Consell Valencià de Cultura, admitían la denominación de catalán para la Lengua Valenciana, contrariando no sólo la realidad histórica y el sentimiento del pueblo valenciano, también el propio Estatuto de Autonomía, que la refiere como idioma valenciano.
El Dictamen del CVC, presidido por Santiago Grisolía, no fue otra cosa que una pantomima, un simulacro que quiso aparentar que se resolvía el problema lingüístico, que no era otra cosa que la sentencia de muerte de la lengua valenciana y de la codificación que de ella había hecho la Real Academia de Cultura Valenciana.
El CVC y la AVL lo único que hicieron fue legalizar la denominación de catalana para la Lengua Valenciana genuina, auténtica. Al recurrir como normativa básica a las catalanizadoras Normes de Castelló o del 32, lo que hicieron ambas instituciones fue obviar o hacer caso omiso a otras normas ortográficas existentes, como las de la primera gramática en Lengua Valenciana, hecha por el P. Lluis Fullana, primer catedrático de Lengua Valenciana de la Universidad de Valencia, las Normas Ortográficas de El Puig y las Normas Ortográficas de la Real Academia de Cultura Valenciana.
Hicieron caso omiso a las Normas Valencianistas, las que están hechas de acuerdo a la realidad histórica, tradición y sentimiento del pueblo valenciano, y adoptaron como matriarcas las normas imperiales del Institut d´Estudis Catalans, la del barceloní “apichat”.
A partir de esa ilegalidad y de ese ir contra el Pueblo Valenciano, la estrafalaria e ilegal Academia Valenciana de la Lengua, surgida de un acuerdo político y no de una realidad cultural, consagró las normas catalanas, que ya el PSOE (Lerma-Císcar) impuso en colegios, institutos, universidades y en la propia Generalidad Valenciana en el año 1983, tras el “Pacto de la Academia” que firmaron los líderes valencianos del PP y el PSOE y que las Cortes Valencianas aprobaron en Alicante el 23 de noviembre de dicho año.
El pueblo valenciano, el verdadero propietario y usuario de la lengua, tuvo que asistir como mero espectador resignado a lo que quisieron hacer con su idioma autóctono los políticos, quienes se habían cargado en su apresurada agresión hasta los aspectos sociológicos de ella.
Había eliminado por Ley y borrado del mapa hasta la conciencia idiomática que ya los valencianos de la época medieval tenían de su lengua y que los clásicos la habían denominado valenciana -valentinam linguam o romanç valencià- en sus obras, las que convirtieron el XV en el Siglo de Oro de la Literatura Valenciana.
PP y PSOE, a través del Consell Valencià de Cultura y de la Academia Valenciana de la Lengua se han cargado, al menos a nivel oficial, la realidad sociolingüística tradicional del pueblo valenciano.
De ambas instituciones, integrada mayoritariamente por catalanistas, gracias al entreguismo del PP en manos catalanas, no podía salir otra cosa que producciones y conclusiones catalanistas. Lo advirtió en tiempo y forma la Real Academia de Cultura Valenciana al denunciar el hecho y prever lo que iba a pasar, afirmando que no aceptaría nunca sus decisiones, porque quienes las adoptaban no asumían “la naturaleza diferencial” de la lengua Valenciana.
Los escasos miembros del Consell Valencià de Cultura pertenecientes a la Real Academia de Cultura Valenciana ya objetaron con sus votos particulares el dictamen que posibilitaría la creación de la AVL.
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