martes, 25 de agosto de 2009

LA CONQUISTA DEL REINO MORO DE VALENCIA

Soy de la opinión que la venida de los aragoneses a Valencia, en 1238, encabezados por el rey Jaime I el Conquistador, no iba a ser el motivo por el que la población de valencianos de aquellos tiempos encontrara la mejoría en sus condiciones de vida, pues que en los años de la dominación árabe, los valencianos ya gozábamos de amplios conocimientos: de la tierra que daba sus frutos en justa correspondencia al tyranajo y los sacrificios de los labradores; de la farmacopea y de la medicina; de los oficios agrupados en Gremios y de Instituciones tan democráticas como el Tribunal de las Aguas, el Mustasaf, etc. No obstante, esto podemos considerarlo como un enigma aunque en honor a las crónicas el Reino de Valencia tuvo reyes cristianos que fueron muy beneficiosos para su desarrollo económico y cultural. El Conquistador nos dotó de Fueros a los valencianos y alguno de sus descendientes, por ejemplo Pedro II de Valencia y IV de Aragón, el Ceremonioso o del “Punyalet”, hicieron grandes cosas por el ensanchamiento y la fortificación de Valencia, “Cap y Casal” del Reino y de las villas reales, instaurando la Real Señera, como hoy la reconocemos y sentimos, como bandera propia de todos los valencianos.

En Valencia convivían tranquilamente y sin barajarse tres bien diferenciadas religiones: la musulmana, la judía y la cristiana. No hay que olvidar que la población visigoda, que anteriormente a los árabes se asentó en Valencia, era cristiana y que una de las muestras más importantes de su estancia en nuestro Reino va ser la construcción de la Catedral de Santa María en la Ciudad de Valencia, posteriormente convertida en mezquita mayor durante la dominación árabe que, después, volvió a ser consagrada como cristiana cuando el Rey D. Jaime, el Conquistador, la reconquistó

La algarabía que los habitantes de aquellos tiempos hablaban, el mozárabe, fue el lenguaje que dio paso a la Lengua Valenciana, con raíces y con influencias de todas las hablas de los individuos que, desde su fundación en el año 138 a.C., pasaron por nuestras tierras.
De la presencia de los iberos, los celtas, los fenicios, los romanos, los visigodos, los árabes y últimamente las huestes cristianas, en nuestras tierras se configuró una raza especial de gentes siempre abiertas a la modernización de la agricultura, la industria y el comercio de los productos de la tierra y los manufacturados, actividades en las que, como hoy somos, fuimos adelantados. La seda, la cerámica, el papel, los productos textiles, la pirotecnia, etc., actividades que hoy en día producen riqueza y con las que se ha conseguido que el nombre de Valencia ruede por todo el mundo, no son sino demostración de lo avanzada capacidad de iniciativa que los valencianos de aquellos tiempos tenían, por supuesto muy por delante de otros estados, tanto de la dominación árabe como de la cristiana.

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