jueves, 12 de septiembre de 2013

MISTERIOS DE LA HISTORIA-XVIII


Por: Ricardo de la Cierva
Editorial  Planeta

Segunda edición: febrero 1991


LA «TUPINADA» DEL SEÑOR LLADÓ
Acabo de afirmar -y lo ratifico- que Cataluña es racio­nalidad, Cataluña es pacto, Cataluña es seny. Pero en oca­siones, felizmente minoritarias, Cataluña es aberración; Ca­taluña es apasionamiento; Cataluña es esperpento. Durante un viaje a Barcelona, ya en la primavera del milenario, compré en una librería del centro de la ciudad un libro inconcebible, Catalunya independent, del arquitecto urba­nista Carles Lladó i Badia, editado por El Llamp, y ya por la segunda edición.

Toda la distorsión y toda la falsa mitología hipercatala­nista se desborda en sus páginas, que rebosan además de algo todavía más desagradable: el desprecio y el odio con­tra España, la insolidaridad más escandalosa que jamás he visto escrita en nombre de la libertad. Som una nació es el grito que resuena en cada página. Cataluña se extien­de a los famosos Paisos Catalans, que incorporan además a una franja de Aragón, con Fraga dentro. La primera prue­ba de catalanismo histórico que se alude, sin el menor mie­do al ridículo, es la mandíbula de Bañolas, fechada el año 150 000 antes de Cristo. Wifredo el Velloso es el fundador de «la dinastía nacional catalana» y se le atribuye falsa­mente la bandera cuatribarrada; la historia se confunde con la más improbable leyenda. Se confunden casi todas las fechas, casi todos los hechos reales. Los ducados insti­tuidos por los almogávares en el Mediterráneo oriental son simplemente Cataluña. Caspe fue, lógicamente, un gran error, una tupinada. Colón era catalán; América, una em­presa catalana. El siglo XVIII fue el reino del terrorismo militar castellano en Cataluña.

E1 capítulo de la lengua es una acumulación de igno­rancias. Se rechaza el bilingüismo en favor de la normali­zación; al menos hay que agradecer a este original autor que revele el rostro verdadero de esa normalización. Se insulta gravemente a los xarnegos, y se identifica a los es­pañoles de Cataluña con los indeseables y delincuentes. Claro que la gran mayoría de los catalanes repudian el tono y el mensaje de este energúmeno; pero el hecho de que se haya escrito y se haya publicado este libro sirve para formular nuevamente una grave preocupación.

LA AMENAZA CULTURAL
En mi libro de 1989, España, la sociedad violada, editado en Barcelona por Planeta, me referí con el elogio que me­reció al discurso pronunciado por el señor Pujol en Ma­drid, y en 1981, Catalanes en España, que todo español podría firmar, y que nada tiene que ver con los discursos de 1984 y 1989 que acabo de citar, como si se le hubiera contagiado al señor Pujol la manía de doble lenguaje que parece congénita en los gobernantes socialistas de Espa­ña. Allí critiqué ya seriamente el milenario de Cataluña como un «invento de relaciones públicas»; y unas páginas más allá identifiqué, con pruebas muy serias, la llamada “normalización” del catalán, con la expulsión del castella­no en Cataluña. La amenaza cultural sigue su curso, se incrementa día tras día de forma nefasta para Cataluña; ya se dice con toda tranquilidad en la prensa que el caste­llano puede durar medio siglo solamente en Cataluña, y los socialistas han rechazado una moción del Partido Po­pular en el Senado que trataba de organizar la defensa de la lengua castellana de acuerdo con la Constitución. El CDS y el Partido Popular en Cataluña siguen replegados, para terreno tan vital, en una actitud cobarde y absurda que, si no se remedia, les borrará del mapa político cata­lán: creo que lo saben, pero mantienen la actitud por falta del horizonte, por cobardía pura. La asociación cultural Mi­guel de Cervantes es una de las pocas entidades que han asumido heroicamente la defensa del castellano en Catalu­ña, que nada tiene que ver con una hostilidad contra el catalán, sino con la defensa de la lengua común de los es­pañoles de pleno acuerdo con la Constitución española. En honor de esa benemérita agrupación voy a reproducir uno de sus manifiestos para cerrar este estudio; quienes ama­mos y visitamos continuamente Cataluña vemos nuevas pruebas diarias de esta situación intolerable, que podría lustrarse con millares de ejemplos. El manifiesto que re­produzco es de 1989.


En un resonante artículo publicado en El País el 2 de julio de 1988 el director de la Real Academia Española profesor Rafael Lapesa afirma y prueba que en España se vulnera continuamente lo que ordena la Constitución sobre el castellano. «Todo esto va creando una desintegra­ción creciente de España.» Es la misma línea del manifies­to que publico a continuación.

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