Por:
Ricardo de la Cierva
Editorial Planeta
Segunda edición: febrero 1991
LA
«TUPINADA» DEL SEÑOR LLADÓ
Acabo de afirmar -y lo ratifico- que Cataluña es
racionalidad, Cataluña es pacto, Cataluña es seny. Pero en
ocasiones, felizmente minoritarias, Cataluña es aberración; Cataluña es
apasionamiento; Cataluña es esperpento. Durante un viaje a Barcelona, ya en la
primavera del milenario, compré en una librería del centro de la ciudad un
libro inconcebible, Catalunya independent, del arquitecto urbanista
Carles Lladó i Badia, editado por El Llamp, y ya por la segunda edición.
Toda la distorsión y toda la falsa mitología
hipercatalanista se desborda en sus páginas, que rebosan además de algo
todavía más desagradable: el desprecio y el odio contra España, la
insolidaridad más escandalosa que jamás he visto escrita en nombre de la
libertad. Som una
nació es el grito que resuena en cada página.
Cataluña se extiende a los famosos Paisos Catalans, que incorporan además a
una franja de Aragón, con Fraga dentro. La primera prueba de catalanismo
histórico que se alude, sin el menor miedo al ridículo, es la mandíbula de
Bañolas, fechada el año 150 000 antes de Cristo. Wifredo el Velloso es el
fundador de «la dinastía nacional catalana» y se le atribuye falsamente la
bandera cuatribarrada; la historia se confunde con la más improbable leyenda.
Se confunden casi todas las fechas, casi todos los hechos reales. Los ducados
instituidos por los almogávares en el Mediterráneo oriental son simplemente
Cataluña. Caspe fue, lógicamente, un gran error, una tupinada. Colón era catalán; América, una empresa catalana. El siglo XVIII fue
el reino del terrorismo militar castellano en Cataluña.
E1 capítulo de la lengua es una
acumulación de ignorancias. Se rechaza el bilingüismo en favor de la normalización;
al menos hay que agradecer a este original autor que revele el rostro verdadero
de esa normalización. Se insulta gravemente a los xarnegos, y se
identifica a los españoles de Cataluña con los indeseables y delincuentes.
Claro que la gran mayoría de los catalanes repudian el tono y el mensaje de este energúmeno; pero el hecho de que se haya
escrito y se haya publicado este libro sirve para formular nuevamente una grave
preocupación.
LA AMENAZA
CULTURAL
En mi
libro de 1989,
España, la sociedad violada, editado en Barcelona por
Planeta, me referí con el elogio que mereció al discurso pronunciado por el
señor Pujol en Madrid, y en 1981, Catalanes en España, que todo
español podría firmar, y que nada tiene que ver con los discursos de 1984 y 1989 que acabo de citar, como si se le hubiera contagiado al señor Pujol la
manía de doble lenguaje que parece congénita en los gobernantes socialistas de
España. Allí critiqué ya seriamente el milenario de Cataluña como un «invento
de relaciones públicas»; y unas páginas más allá identifiqué, con pruebas muy
serias, la llamada “normalización” del catalán, con la expulsión del castellano
en Cataluña. La amenaza cultural sigue su curso, se incrementa día tras día de
forma nefasta para Cataluña; ya se dice con toda tranquilidad en la prensa que
el castellano puede durar medio siglo solamente en Cataluña, y los socialistas
han rechazado una moción del Partido Popular en el Senado que trataba de
organizar la defensa de la lengua castellana de acuerdo con la Constitución. El
CDS y el Partido Popular en Cataluña siguen replegados, para terreno tan vital,
en una actitud cobarde y absurda que, si no se remedia, les borrará del mapa
político catalán: creo que lo saben, pero mantienen la actitud por falta del horizonte, por cobardía pura. La asociación
cultural Miguel de Cervantes es una de las pocas entidades que han asumido
heroicamente la defensa del castellano en Cataluña, que nada tiene que ver con
una hostilidad contra el catalán, sino con la defensa de la lengua común de los
españoles de pleno acuerdo con la Constitución española. En honor de esa
benemérita agrupación voy a reproducir uno de sus manifiestos para cerrar este
estudio; quienes amamos y visitamos continuamente Cataluña vemos nuevas
pruebas diarias de esta situación intolerable, que podría lustrarse con
millares de ejemplos. El manifiesto que reproduzco es de 1989.
En un resonante artículo publicado en El País el 2 de
julio de 1988 el director de la Real Academia Española profesor Rafael Lapesa afirma
y prueba que en España se vulnera continuamente lo que ordena la Constitución
sobre el castellano. «Todo esto va creando una desintegración creciente de
España.» Es la misma línea del manifiesto que publico a continuación.
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