martes, 21 de octubre de 2014

EL REINO DE VALENCIA EN EL REINO DE ESPAÑA


Por: Ricardo de la Cierva
Bajo el reinado de Juan II, hermano de Alfonso (1458-1479), el Reino de Valencia no apoyó al príncipe de Viana, pro­movido por Cataluña, que, como se sabe, estuvo dispuesta, y no sólo en proyecto, a arrojarse en los brazos del rey de Castilla; y cuando se frustró este proyecto, los desig­nios de Cataluña, Valencia y por supuesto Aragón volvie­ron a unirse en la exigencia y el deseo clarividente de no dejar escapar a la mujer más importante de la historia de España, Isabel de Castilla. Con la que unió sus destinos el príncipe Fernando, que desde 1479 sería II de Valencia y de Aragón, V de Castilla.

A partir de los Reyes Católicos el Reino de Valencia se empezó a integrar en la Corona de España. El reinado valenciano de Fernando el Católico fue también espléndi­do. De él es la Lonja capitalina, terminada en 1482. El ra­cionero Luis de Santángel fue uno de los artífices, por su generosidad y su fe, del descubrimiento de América, que gracias a él fue también una empresa valenciana. Como acaba de demostrar ante toda España un profundo conocCedor de la historia valenciana, don Vicente Giner Boira. En una estupenda carta publicada en ABC el 17 de julio de 1990 ese gran señor del valencianismo hispánico reiv­indicaba para Valencia la egregia figura de Luis de Sant­angel, Valenciano de Valencia, figura clave en el reinado le los Reyes Católicos y en el descubrimiento de América, EI que contribuyó con un millón ciento veinte mil maravedlises valencianos, acuñados en la ceca de Valencia, contra quienes hablan en este caso de «dinero catalán». Un papa valenciano, Alejandro VI, a quien se deben también las pri­meras bulas para el reparto del Atlántico, es decir del mun­do, entre Castilla y Portugal, erigió con carácter definitivo Universidad de Valencia en el año 1500. El grann Generall y almirante valenciano, Hugo de Moncada, brilla en la historia de España, hasta su muerte en 1528.

A partir de entonces la aristocracia valenciana contribuye a la castellanización del reino. Y apoya a Carlos I de España en la represión de la revuelta de las Germanías. Felipe II envía a la archidiócesis valenciana a San Juan Ribera, que acumula un amplísimo poder eclesiástico y civil, y que, pese a haber pasado a la gran Historia con pleno derecho se ve ahora calificado anacrónicamente como oscurantista por los tlaxcaltecas -en una actitud paraÍela a la de aquellos vascos ignorantes que abominan de Miguel de Unamuno por ser y sentirse español-. Bajo Felipe­_III se procede, por serias razones de Estado a la expulsión de los moriscos, con repercusiones económicas negativas en la agricultura valenciana; v las grandes figuras de la cultura valenciana, como el pintor Ribera el Españoleto, lo son también de la cultura hispánica. Como había sucedido ya con el humanista universal Juan Luís Vives.


La incorporación voluntaria del Reino de Valencia. a la causa -una causa también española- del pretendiente austriaco a la muerte de Carlos II, originó la supresión de los fueros valencianos después de la batalla de Almansa, mediante el decreto de Nueva Planta impuesto por el primer rey de la Casa de Borbón, Felipe V, al año siguiente 1706; de donde se dedujo un proceso de centralización y castellanización que no encontró graves resistencias valen­cianas. En este siglo XVIII, con el advenimiento de la Ilustración, se advierten en el Reino de Valencia los primeros intentos de resucitar, con carácter culto, la venerable y popular lengua valenciana; así, el notario Carles Ros y fray _Luís Galiana, que editó un tratado de refranes y un vocarular-io. Un gran ilustrado, Francisco de Paula Martí, inv­entó la taquigrafía -y la pluma estilográfica- y compu­so un alfabeto para mudos. Durante el siglo XIX también Valencia tuvo su renacimiento vernáculo -la Renaixença- con nombres insignes como Tomás de Vilarroya, Vicente Boix, Teodoro Llorente y Wenceslao Querol. Eduardo Es­calante recuperó, con gran éxito, la lengua valenciana para el teatro popular. En 1878 Constantino Llombart funda la benemérita entidad valencianista Lo Rat Penat, que se man­tiene hasta hoy, y en 1879 se instituyen los Juegos Florales de la ciudad y el Reino de Valencia. Pero el valencianismo, mientras trata de encontrar las raíces históricas y cultura­les del reino (aunque va a conocer, más adelante, una cu­riosa versión republicana), no alberga, en ningún caso, des­viaciones separatistas, como desgraciadamente ocurría. bajo pretextos culturales, en la génesis y desarrollo del catalanismo. Con ello nos situamos en el siglo XX, tras este breve y esquemático recorrido histórico-cultural; y nos dis­ponemos al análisis de la campaña pancatalanista en el Reino de Valencia, cuyas consecuencias seguimos padecien­do, sin que la opinión pública española, muy desorientada, se haya dado cuenta hasta hoy.

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