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     Juan Vanrell Nadal 
    Como ya comenté en mi artículo anterior, alucina
    lo que pasa en mi Mallorca natal. No hablaré hoy del comportamiento nefasto
    de demasiados políticos. Daba náuseas lo que día sí y otro también se
    publicaba en la prensa. El “ideal” principal de muchos “servidores
    públicos” no servir al es Pueblo, sino lograr el poder y hacer de su escaño
    o concejalía un importante negocio lucrativo… Tampoco comentaré la
    descarada opuesta vara de medir de la fiscalía balear en el tema de las
    fechorías millonarias de estos políticos. Como en España gobierna el PSOE y
    en Baleares un inane hexapartit, la fiscalía sólo expedienta y la policía
    sólo esposa públicamente a políticos de la parte contraria. ¡Un verdadero
    escándalo!.  
     
    Voy a centrarme sólo en el tema que me ocupa y me preocupa: LA VERDAD DE LA
    LENGUA VALENCIANA Y DE LA LENGUA BALEAR. En mi tierra esta verdad está
    conculcada hasta el absurdo. Está totalmente tergiversada por UNA MENTIRA
    AGOBIANTE, QUE NO CESA. Las fuerzas vivas rinden pleitesía idolátrica al
    “dios pancatalanista”. Es innegable que el pueblo llano y sencillo se
    siente exclusivamente mallorquín, menorquín o ibicenco y que rechaza
    frontalmente el catalán. Pero, como las fuerzas vivas de la sociedad son
    las que mandan y manejan los presupuestos, resulta dificilísimo erradicar
    tamaña mentira. Existe un divorcio total entre el pueblo estoico y la clase
    política omnímoda. Ésta, extasiada, adora a su becerro de oro catalán.  
    Cada día de este pasado verano tenía que leer en
    la prensa mallorquina increíbles fechorías pancatalanistas : 
     
    1.- Por cualquier pretexto, gobierno o ayuntamientos concedían subvenciones
    cuantiosas destinadas a apoyar actividades pancatalanistas y propiciar la
    expansión de la lengua catalana. 
     
    2.- Propaganda reiterativa para que los inmigrantes y sus hijos se
    beneficien de todas las ayudas oficiales dadas para el aprendizaje y uso
    del catalán. 
     
    3.- Periodistas que defienden el catalán hasta el paroxismo. Es verdad que
    estatutaria y legalmente el catalán es la lengua oficial de las Baleares y
    que los periódicos deben ceñirse a la ley. Pero no es de recibo que un
    periodista mallorquín proclame ufano que Ramón Llull
    (1235,Palma,-1315,Palma) sea EL PADRE DEL CATALÁN como Cervantes lo es del
    castellano. ¡Oh milagro del nuevo “pentecostés “ pancatalanista!: Sólo 126
    señores, procedentes de los condados que hoy llamamos Cataluña, constan en
    el reparto de tierras mallorquinas concedido por Jaime I en 1229. ¡Oh
    prodigioso arte de magia (sin libros, escuelas, maestros, ni televisiones)
    los mallorquines ipso facto aprendieron y hablaron la lengua de estos
    señores! 
     
    4.- Impúdico gasto extra del Ayuntamiento de Palma para “catalanizar” el
    nombre de cerca de 200 calles. Ante esta descomunal aberración cultural
    -¡será ignorante la Aina Calvo!- hice pública una carta abierta a dicha
    alcaldesa, afeándole su lamentable incultura. Es del todo vergonzoso que
    ignore que la lengua balear (mall., men., ibic.) es una verdadera JOYA DE
    LA FILOLOGÍA ya que es la única lengua románica que mantiene en vigor dos
    demostrativos latinos. Tiene el IPSE,IPSA,IPSUM, para lo genérico (ES
    carré, SAS càsas, ETS hòmos, en SOS pèus, ES mox y SA moxa) y tiene el
    ILLE,ILLA,ILLUD, para lo único y específico (EL mon, EL cèl, LA mort, EL
    Papa, LA Reyna, EL bon Jesús, LAS duas y mitja). Sólo el diario “El
    Mundo/día de Baleares” se hizo eco de la misma… 
     
    Con estas y parecidas lindezas, el imperio pancatalanista isleño iba
    amargando las vacaciones de muchos mallorquines. El buen pueblo, sufrido e
    impotente, aguanta pacientemente tanta desfachatez política. Es verdad que
    hay quien se enfrenta ingeniosamente a esta impostura. Desde luego, en
    todos los pueblos mallorquines toda la gente habla “es mallorquí de
    sempre”, incluido mi paisano y amigo Francisco Antich; si bien, luego,
    firma los escritos d’es Govern en impecable catalán. Me han contado y he
    vivido casos curiosos: 
     
    *La abuela Ángela que da 5 euros semanales a sus nietos con la condición de
    que le hablen en el mallorquín que siempre se ha hablado en casa, y no en
    el que aprenden en el colegio. Otro abuelo premia con un euro a su nieto
    cada vez que “suspende es català”. (Esto no puede recomendarse; los alumnos
    deben aprobar las asignaturas establecidas oficialmente. Lo que procede es
    conseguir la corrección de esta asignatura falsaria). 
     
    *Sor Teresa, valenciana de Oliva, es la Madre Superiora del colegio “La Purísima”.
    Una parte del Colegio está destinada a la atención de minusválidos. Lleva a
    cabo una labor social admirable. Dice a los políticos que pasa de las
    monsergas catalanistas: A sus queridos minusválidos sólo les vale el
    mallorquín… Hablando con ella la llamaron al móvil. Su sintonía era la de
    la serie valenciana “La Alquería Blanca”. Ante nuestra sorpresa nos confesó
    que, como valenciana, tenía esta sintonía para las llamadas de la
    Comunidad; para las del Colegio tiene la sintonía de “Paquito el Chocolatero”.
    ¡Toda una monja valenciana de pro!. 
     
    *Mi amigo Nico lleva la administración de un importante colegio palmesano.
    Ha sustituido los más de 50 lotes de botellas de cava catalán por lotes de
    vino mallorquín, como aguinaldo del colegio por Navidad a profesores,
    proveedores y amigos. (¡Ay si se entera Garzón!). 
     
    *Otro amigo, Baltasar Pomar, el dinero que tenía ahorrado para un crucero
    lo ha destinado a publicar un libro en defensa del mallorquín. Lo ha
    distribuido gratuitamente a ayuntamientos y bibliotecas. Gustoso lo he
    prologado. 
     
    *Tomàs Garau Febrer, maestro nacional, en un admirable libro,
    “Mallorcaria”, reivindica valientemente el mallorquín auténtico de nuestros
    antepasados. 
     
    Parece que en Mallorca ya hay mallorquines que reaccionan y comienzan a reivindicar
    lo que siempre ha sido mallorquín. No me canso de repetirles que tomen a
    Valencia como ejemplo. Aquí, mientras tengamos Lo Rat Penat, la RACV, la
    Cardona y Vives, la COALICIÓ y el GRUP -¡qué valiente es su juventud!- el
    valenciano seguirá vivo y sin venta posible. 
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