domingo, 24 de marzo de 2024

GERMANA DE FOIX, VIRREINA DEL REINO DE VALENCIA

 Vicente L. Simó Santonja

05.12.06 

Si importante fue el mecenazgo humanista de Germana-Calabria, quizá lo fuera más el de Calabria-Mencía, porque la personalidad de ésta alcanza cotas difíciles de superar.

Mencía Mendoza (1508-1554) fue contemporánea de Germana de Foix (incluso vivieron, casi los mismos años, 46/48, es decir fallecieron, puede decirse, jóvenes), pero su personalidad humanística es mucho más complicada y completa.

En la “Apología”, de García Matamoros, encabeza la relación de mujeres doctas, comparándola con la Aspasia de Jenofonte y destacando su conocimiento de las literaturas griega y latina. Genéticamente tenía mucho de su padre el Marqués de Zenete, a quien el poeta neolatino Juan Ángel González compuso una elegía, y el Notario valenciano Dionisio Clemente le hizo protagonista de su libro de caballerías “Don Valerián de Hungría”, que lo presentaba como gloria de las Germanías.

No puede extrañar que Vives fuera su preceptor, en Breda, durante dos años, dada la relación Nassau-Mendoza; y ya antes había recibido lecciones, en Guadalajara, de Maldonado, quien le había compuesto el tratado “De felicitate christiana”, que le dedicó en 1541. Se supone que en Breda el trato intelectual con Vives fue intenso, llegando a estudiar y copiar textos de Virgilio, Homero, Tucídides, Salustio, Quintiliano, San Agustín y Erasmo. Y la prueba documental resulta de un inventario de 10 de mayo de 1540, del que resulta poseedora de obras de Séneca, Aristóteles, Lull, Santo Tomás, César, Valerio Máximo. En los finales de los treinta debió conocer al valenciano Maluenda (que figura en los Diálogos de Vives).

Giro intelectual

Con Mencía, la corte virreinal se hizo más intelectual y menos literaria, hasta el punto que en 1544 decide fundar un Estudio en Valencia, que tuviese “mes servici i millor orde”, dotándolo con una renta perpetua anual de mil quinientos ducados, y al estilo del Colegio Trilingüe de Lovaina, que conoció en Bruselas, por medio del hermano de su fundador, Busleyden.

Pero las conversaciones con los Jurados no llegaron a buen fin, quizá en parte, a causa del fallecimiento de Miguel Jerónimo Ledesma. Le brindo a mi compañero en la Real Academia de Cultura Valenciana, el Dr. Medina, que algún día nos explique la vida y obra de este insigne médico, que no obstante polemizar en torno a la sangría en la pleuritis o “mal de costado”, basándose en la anatomía de las venas, fue Catedrático de griego en la Universidad desde 1531 a 1547.

Retornando a Mencía Mendoza, Moreno Gallego, considera que su llegada a Valencia provocó la difusión del discipulado del humanista Juan Luis Vives y el reconocimiento definitivo de su nombre en su ciudad natal.

La virreina consorte contrastaba por su sobriedad con los tiempos de Germana. Una espiritualidad la suya, conectada con el espíritu erasmista, sin derivar a un catolicismo duro. Aunque hay opiniones para todos los gustos. Mientras Bataillon opina que no le espantaba la filosofía de Cristo, Joan Fuster la critica por limitarse a, meramente, rechazar las posturas integristas, y cuando podía haber defendido a los humanistas erasmistas, no se preocupó demasiado de ellos.

 

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