Daniel Sala Antropólogo, catedrático de Historia
29.08.10
PEDRO ORTIZ | VALENCIA.
«La personalidad valenciana es totalmente distinta de las personalidades de otras regiones»
«Valencia tiene sus puertas abiertas al mundo, para entrar y para salir»
«Los vestigios islámicos son riquísimos, desde los alicatados hasta la misma gastronomía»
«En el XV, Valencia rivaliza incluso con las repúblicas italianas»
«No hay que magnificar la 'desfeta d'Almansa'. Se ganó en el igualitarismo»
«El alicantino se siente valenciano; la personalidad valenciana es mucho más homogénea que los intentos de separatismo»
«Los valencianos están en todos los sitios. Cabanilles ya vio como unos valencianos de Crevillent vendían esteras en París»
Daniel Sala ha sido catedrático de Historia, pero sobre todo se ha dedicado a la antropología y más aún a la valenciana. Por eso hablar con él de la historia de Valencia, del Reino de Valencia, es hablar de las costumbres valencianas, de la forja de la personalidad de una región, de la formación de los caracteres de sus habitantes. La historia, modeladora de la personalidad del ser valenciano actual.
-Hoy en día vivimos de rentas del siglo XV. Mira a nuestro alrededor: el arte, el carácter valenciano.
-¿El carácter del valenciano se forma en el XV?
-Con toda seguridad. El carácter valenciano es obra de cristianos, moros y judíos que vivían en perfecta armonía. La economía funcionó muy bien, las aguas estaban perfectamente bien organizadas... Esa encrucijada de culturas ha sido la que ha marcado el carácter.
-¿Y cómo es?
-La personalidad valenciana es totalmente diferenciada y distinta de las personalidades de otras regiones, limítrofes o no. Por aquí han pasado púnicos, griegos, romanos, visigodos, árabes. Todo eso ha creado un crisol de aportaciones culturales que nos ha hecho ser como somos.
-Insisto: ¿cómo somos?
-Abiertos y hospitalarios, gracias a la aportación de todos. Valencia la hospitalaria. Parece un tópico porque se repite siempre, pero es que somos así. Es que en Valencia, el de fora té raó siempre; a todo el que viene se le acoge con los brazos abiertos. Yo doy las conferencias en valenciano, pero basta con que haya una persona, una sola, en todo el auditorio, que no se encuentre cómoda, para que cambie automáticamente el chip y hable en castellano. Eso define la personalidad valenciana. En otros lugares, y usted lo sabe de sobra, no es así: apáñatelas como puedas.
-¿No será que somos muy muelles como dijo el Conde Duque de Olivares?
-Creo que el carácter valenciano se explica por esa hospitalidad y por esa atención a los que vienen, a los que queremos hacerles la vida agradable. El hombre bueno es la frase que define al valenciano de la huerta: un home bo. Hasta en las partidas de pelota.
-Valencia era un importante reino musulmán.
-El reino islámico musulmán de Valencia. Valencia la rica, Valencia la grande, el Levante feliz. Ací tires una llavor i tens un arbre; en otros sitios tienes o piedras o trigo; hay que currárselo más para poder sobrevivir. Ací fam no s'ha patit mai, siempre hay algo.
-¿Gracias a los árabes?
-Los árabes no nos traen los regadíos, porque ya existían de época de los romanos, pero los moros rizan el rizo de la agricultura.
-Menudo chollo se encontró aquí Jaime I.
-El Rey conquistador lo que hizo fue decir: oye, que esto es muy bueno, y no lo voy a ceder a la nobleza catalana ni a la nobleza aragonesa. Entre castellanos y aragoneses habían pactado la zona a reconquistar y Aragón reconquista lo que le tocaba, hasta Alicante.
-Usted es alicantino, o sea, del reino de Valencia.
-Un alicantino como yo se enorgullece de serlo. Nunca oculto mi condición, aunque el centralismo de Valencia se ha dado siempre. Pero no hay problema: el alicantino se siente valenciano, salvo excepciones. La personalidad valenciana es mucho más homogénea que esos intentos de separatismo. La división provincial de Javier de Burgos del siglo pasado es una metedura de pata porque no responde a las regiones naturales. Valencia era una y la dividen en tres partes.
-A todo esto habíamos empezado hablando del siglo XV.
-El esplendor del XV se explica por el comercio que empieza porque Valencia ha terminado antes la función de Reconquista. A partir de ahí ya viene la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo. Debido a un crecimiento demográfico, crecimiento en riqueza, crecimiento en una importante artesanía. Luego vino la conquista del reino de Nápoles.
-Se ha hablado del siglo de oro valenciano.
-No podemos olvidar que el siglo XV marca mucho a Valencia. Era más poderosa que cualquier otro estamento nobiliario o eclesiástico. Es la primera en todo. Rivaliza incluso con las repúblicas italianas.
-Y llegamos al XVI.
-El XVI es la época de la grandeza del imperio español y lógicamente Valencia queda un poco eclipsada. Pero Valencia también tuvo su aportación a esa grandeza.
-Pero fue Castilla.
-Y otra vez tópicos: la Reina Católica empeñó sus joyas. Historiografía romántica del XIX. Oye espera, que detrás había un judío y encima valenciano, que se llamaba Luis de Santángel, y ese es el que puso los duros sobre la mesa para poder hacer todo eso. Pero eso sólo lo sabemos modernamente. Menos mal que ahora en Valencia nos dedicamos a recuperar nuestra historia y la grandeza de nuestra historia.
-El XVII, sin embargo, fue el siglo de la decadencia, quizás por la expulsión de los moriscos.
-Sí, el año pasado se cumplieron 400 años. Y cuando empiezas a rascar en la personalidad valenciana, los vestigios islámicos son riquísimos, desde los alicatados de las paredes hasta la misma gastronomía. Yo estoy a punto de escribir un libro de cocina a partir de la cocina hispanomagrebí del siglo XIII, esa que tradujo Huici Miranda.
-Supongo que algunos platos valencianos actuales proceden de aquella época.
-El cuscús, por ejemplo, el arnadí. Hay un montón de platos que cuando analizas el librito aquel dices ¡toma! Pero si això ho feia mi abuela. El cuscús no es argelino ni marroquí, ni lo han traído los inmigrantes; en el siglo XIII ya se hacía aquí. Hablábamos de.
-Del XVII.
-El XVII es nefasto, porque vivimos de rentas. El XVII es el siglo de la crisis. Lo más grave de todo es la expulsión de los moriscos de 1609. Hay dos formas de hacer historia: con refritos o dejándote las pestañas en los archivos; yo estuve un año entero recuperando la documentación morisca del archivo del Patriarca, que es esa joya que tenemos en casa y que no está suficientemente valorada por el pueblo valenciano.
-El Patriarca tuvo mucho que ver con la expulsión.
-El pobre Patriarca fue el que apechugó con el problema. Con dos versiones: la de quienes dicen que murió arrepentido por haber expulsado a los moriscos, y la de quienes lo canonizaron por la misma razón. Pero era muy inteligente y prueba de ello es que su colegio permanece allí.
-¿Por qué la expulsión de los moriscos?
-También interesaba por parte de la monarquía debilitar a la nobleza, y sus vasallos eran los moriscos. Eran dos colectividades irreconciliables. Por mucho que se intentara convertir a los moriscos, eran más fieles a su religión que lo cristianos a la suya. Enterraban a un morisco con los ritos cristianos, pero por la noche saltaban la tapia, sacaban al cadáver, lo desnudaban, lo envolvían con el sudario, lo ponían cara al Este y le hacían la ceremonia fúnebre musulmana.
-¿Y por qué es la expulsión la causa principal del declive?
-Nos quedamos sin mano de obra. Nos quedan muchos blasones y pocos doblones. Para el estamento nobiliario el trabajo manual era denigrante. Los abancalamientos en Alicante llegan hasta las cumbres de los montes; los cultivaba el morisco, porque son las únicas tierras que le quedaban, las menos fértiles. Y apenas vivimos de la grandeza de siglos anteriores. Crisis similar se produce en Castilla. Mucho título, como decía Berlanga, pero nada que comer.
-Y en la cultura, el XVII fue el siglo de oro español.
-Dos años después que el siglo de oro valenciano. Se ve que el hambre aguza el ingenio. De todas formas, no hay ninguna potencia ni nadie que esté permanentemente en el candelabro, como decía Mazagatos. Del románico al gótico, del gótico al renacimiento. El XVIII fue francés.
-¿Cómo se vivía en la Valencia medieval?
-La gran riqueza valenciana siempre ha sido la huerta, y hoy nos queda un poco en Campanar y otro poco por el Politécnico. Deberían declararlas parques naturales. El crecimiento de Valencia ha sido tan mal planificado. Debería haber crecido hacia Ademuz. Hay gente que incluso se pregunta si desaparecerá el Tribunal de las Aguas. Mientras haya huerta sigue habiendo unas acequias y habrá tribunal.
-Y otro cambio: la guerra de Sucesión.
-Dos personas con legítimos derechos a la corona. La guerra de Sucesión supuso un cambio total y radical de la organización de Valencia. Pasamos de una época foral a una época centralista de cuño borbónico.
-¿Qué pierden los valencianos al perder los fueros?
-Perdemos las prerrogativas, los privilegios. No olvidemos que si existen unos fueros importantes en Valencia es porque Valencia es importante. Hay cambios en el derecho sucesorio, en el matrimonial. Fue café para todos y olvidamos las diferencias que fuimos atesorando los valencianos, los aragoneses, los catalanes a lo largo de tantos siglos. Por ejemplo: todas las disposiciones sobre huerta y regadíos están en los fueros.
-Enlazo con la actualidad: ¿es necesario recuperar los fueros ahora?
-Esto más parece un sarampión y no quiero entrar en política. No hay que maximizar ni magnificar la pérdida. La desfeta d'Almansa, y eso de que todo se perdió... Se ganó en el igualitarismo. Que no hay derecho a que a cada uno se le juzgue en función de un fuero distinto o de unos privilegios. Por lo menos que haya unas normas básicas.
-¿Entonces, por qué ese intento de regreso?
-No me toques las formas de comer, vivir, de comportarme. Las costumbres. Eso no me lo toques, porque despersonalizas un pueblo. Pero por encima de todo eso somos partes integrantes de una nación con mucha historia, que viene incluso de antes. Cuando en la democracia se inventaron los políticos lo de la España de las autonomías. yo no sé si le hemos sacado mucha rentabilidad.
-¿Qué queda de todo lo hablado? Del crisol, del Levante feliz.
-Yo creo que vivimos bien. El carácter valenciano es acomodaticio, es fácil porque tiene una naturaleza benigna y buena y como resulta que en Valencia siempre ha habido creatividad. La creatividad es muy importante. Demuestra que el carácter valenciano es emprendedor, es imaginativo, abierto.
-Abierto a que vengan y abierto a ir.
-Los valencianos están en todos los sitios. Cabanilles ya vio como unos valencianos de Crevillent vendían esteras en París; y los turroneros de Jijona estaban en Estados Unidos... No hace falta ser un lince para saber que Valencia está muy abierta al mundo, que tiene sus puertas abiertas para entrar y para salir. Ha sido una constante a lo largo de la historia. Y además con una convivencia pacífica, que es muy importante.
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