Ricardo García Moya
Diario de Valencia 2 de
mayo de 2004
Ya estamos tranquilos. El Tribunal Supremo de
Justicia y, también, Filología de la Comunidad Valenciana ha ratificado la
exención de la prueba de valenciano para los docentes titulados en Filología
Catalana. Es decir, que podrán impartir clases de valenciano, matemáticas o
bricolaje en catalán, ¿o es que Camps les obligará a respetar la lengua
valenciana? En realidad, con sentencia o sin ella, al expansionismo catalanero
se la bufa el Estatuto, la democracia y todos los tribunales supremos del orbe;
y ahí siguen en escuelas e institutos con lo de país, cuatro barras, lengua
catalana, mapas donde el territorio catalán llega hasta Orihuela y enciclopedias
donde se ratifica que Sorolla y Blasco Ibáñez son catalanes. Y ningún juez
ínfimo, mediano o de calidad suprema lo impide.
Pensem, per eixemple, que´l sinyor Carod Captaire i
Tramviaire, naixcut en Figols d’Organyá, aplega a Valencia pera donar lliçons
de Ciencies de la Naturalea. Escomença, per a ferse amic dels chiquets, parlant
del peix teleósteo palaya; pero, com es cátala, li dirá `llenguado’. Tot es
Ilegal pera Carod. Con la sentencia del TSJ puede llamar `llenguado’ a la
‘palaya’ y, además, proclamar que la ‘y’ griega no existe en valenciano.
Lástima que no puedan viajar en el tiempo el TSJ, el IEC, Camps y Carod
Captaire, pues pondrían en su sitio a los rebeldes valencianos que escribían:
‘palaya grossa’ (Chabás: Arch., I; 367, Doc. valenciá, a. 1324 ); ‘palayes...
se venen sens pes’ (DCVB. Doc. a. 1518); `palaya’ (Palmireno: Voc, 1569);
‘pelaya: buglossa’ (Pou: Thesuarus, 1575); ‘palaya: lenguado´ (Ros: Dicc.
1764), `palaya’ (Orellana, 1802); ‘palaya´ (Sanelo: Dicc. 1805); `palaya’
(Lamarca: Dicc. 1839); `palaya: lenguado’ (Rosanes: Voc. 1864); `palaya:
lenguado’ (Escrig: Dicc. 1871); ‘palaya, lenguado’ (Fullana: Voc. 1921);
‘palaya: lenguado’ (DRACY 1997). También existe ‘palayeta’ (Fullana, 1921)
entre los teleósteos; pero, con la sentencia del TSJ, da igual la documentación
sobre estos sustantivos valencianos, sean ‘pechines, clóchines, abaechos,
polps, conches, tiburons, anchoves...´, o el molusco cefalópodo ‘porceguí’,
probable mozarabismo valenciano que encandilaba a Coromínas. Nostre amic
Captaire, en tendrea (o, com diría el TSJ, `amb tendresa’), portaría una mesura
de tramusos (d’étim arábic) pera que’ls chiquéts estudiaren les papilionácees;
pero, al vindrer del Nort, triaria la veu catalana ‘llobí´ (d’étim llatí). No
pasa res, el TSJ controla tot. En temps normals, al simbólic Carod Tramviaire
li hagueren fícat de tranvier pera la placha (en cas d’aprofitar); pero huí, en
l’amparo de la Generalitat, pot ferse el chulomerda llingüístic en lo Reyne de
Valencia.
Para hablar de aerodinámica, Tramviaire hablaría de
las cometas de Pascua, llamándoles con el arcaísmo ‘estel´; pero en idioma
valenciano tenemos ‘milocha’ y ‘cacherulo´, Carod no tendría problemas, pero
sí los alumnos que usaran infinitivos como `favoreixer’ (Escrig, 1871) o
`favorir’, prohibido en catalán y vivo en idioma valenciano desde tiempos de
Joanot Martorell. El señor Captaire se sentirá cómodo en esta colonia del
Principado. Toda voz valenciana que no coincida con la catalana la considerará
subproducto léxico o morfológico y, lo que supondría una dificultad para él,
como la supresión intervocálica, será motivo de compasión o mofa. Así, del
sustantivo ‘faniqa’ usado en tiempos cidianos por los árabes valencianos,
nuestros antepasados crearon el actual ‘faneca’ y su plural `fanecaes’.
Corominas recoge `fanecaes´ en el Maestrazgo, y `fanecá’ en Picasent.
Casualmente, el sábado estuve comiendo en el restaurante `Fanecaes’ de Biar;
aunque previamente atravesé la ‘Lloma Badá´. Entre lenguas hermanas hay poca diferencia,
pero existe entre ‘fanecada’ catalana, fanegada castellana y ‘fanecá’
valenciana. Hubo un tiempo en que los jueces ratificaban sentencias al dictado
del poderoso. El pueblo los despreciaba llamándoles papagayos, periquitos y
pelucones, según explica Corominas (DECLLC). Hoy no es el caso, al ser ajenos a
la influencia política. La ley es la única obsesión de los letrados del TSJ,
putativos hijos de Teodosio y Asoka (per cert, ¿encara es fiquen peluques?).
Respecto a mi opinión sobre la sentencia del TSJ, imitaré al humanista
Palmireno (que sí distinguía entre idioma valenciano y catalán), cuando
comentaba sobre un delicado asunto: “no es cosa que me agrada; las causas yo os
las diré a la oreja, quando nos topemos” (El Estudioso. Valencia, 1568, p.
11).
Los Captaire desconocen que voces catalanas como
`grípia’ difieren de las valencianas como ‘pesebre´ de origen mozárabe
(DECLLC). Documentada en los clásicos, posteriormente se propagó por
Castilla y Cataluña, especialmente por la ruta valenciana a Lérida. Algo no
encaja entre tanto cientifismo leguleyo, pues el método para robar palabras
valencianas o rechazarlas huele mal, incluso apesta a racismo. Así, las voces
catalanas ‘paer, paers, paeria´ aludían a jueces y tribunales de Cataluña; pero
esta familia léxica –inexistente en idioma valenciano-, eran corrupciones de
las aragonesas `pazer, pazeros, pazeria’ (de ‘paz´); es decir, los encargados
y el lugar para aplicar la justicia. ¿Se dan cuenta? Cuando los catalanes
devoran intervocálicas (aragonés ‘pazería’; catalán ‘paeria’) se trata de un
proceso de la vitalidad lingüística y un logro admirable de la morfología
fonética. ¿Y si sucede en idioma valenciano? ¡Por Dios, qué asco, qué
corrupción tan soez! El IEC tiene a la ‘paeria’ en una urna, pero vean qué
ocurre, p,e,, con el localismo valenciano ‘pesombre´. Corominas cuenta que
“pesombre es una paranla duta del sur valenciá” (DECLLC); es decir, desde el
sur de Elche se llevó como botín a la cueva del IEC. El autor del robo léxico
fue el filólogo Barnils, que insistió para que fuera admitida en el diccionario
catalán de Pompeu Fabra (Barc. 1917); pero la acepción de ‘malsón’ que le
dieron estos chapuzas era falsa y, además, a estos nazis les gustaba decir que
la lengua viaja de norte a sur, no al revés. Para remediar la procedencia, el
doctor Griera del IEC se inventó la localización de `pesombre´ en Ripoll; pero
no contaba con los celos del sádico Corominas, que lo descabelló así: “Griera
prová de legitimar-lo mentint sabudament que es diu a Ripoll”. Pese a las
mentiras de Griera, la voz no podía tener éxito entre los camisas negras del
IEC, al venir del castellano ipesadumbre´ y la deformación murciana
`pesaombre’.
Esta suciedad de sangre era intolerable. Los del IEC
aceptaban germanismos, galicismos e incluso aragonesismos como ‘paeria’, pero
`pesombre’ olía a gitano murciano, y a Corominas le daba asco y recomendaba
huir de lo agitanado: ‘pesombre... fugim de tals oripells agitanats´ (DECLLC,
t.VI, p. 466). Hoy la voz valenciana ‘pesombre’, procedente de una raza
agitanada, ha sido gaseada y apartada de los diccionarios de la Generalitat y
el programa SALT de Camps. ¿Vostés m’antenen quan parle de fascismo
expansioniste catalá?
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