jueves, agosto 04,
2005
Los escritores ilicitanos Josep Esteve Rico Sogorb y Eduardo Boix
López han decidido rendir un pequeño homenaje a la Dama de Elche con motivo de
su reciente 108 aniversario de su descubrimiento sumándose a las iniciativas
artistico-culturales para reivindicar su regreso creando un cuento a medias o
relato breve para sensibilizar a la administracion y los politicos con el
objetivo de que en el 2006 se cumpla el deseo de todos los ilicitanos de
tenerla en su lugar de origen aunque sea temporalmente. El relato está narrado
en primera persona por la propia Dama de Elche, por el busto, desde su urna en
el Museo Arqueológico de Madrid.
Los autores dedicamos
este relato en primer lugar :
A La propia Dama de
Elche,
A todos los ilicitanos
e ilicitanas
Al alcalde, para que
persevere en traerla
A la Real Orden de
Caballeros por sus anuales homenajes.
ANHELOS DE UNA DAMA,
Por Josep Esteve Rico Sogorb y Eduardo Boix López
A todo el pueblo
ilicitano....
"¡Qué vuelva a
Elche su Dama!"
Otra vez han vuelto los
mismos de siempre. No sé si serán ellos, pero se parecen mucho. Todos con sus
ojos achinados y sus cámaras colgadas del cuello. Soy la primera en verlos
entrar. Tras la apertura de puertas, parecen ansiosos de verme y fotografiarse
conmigo. Jamás me han pedido permiso, soy tan inexpresiva, que no saben si
estoy cansada o triste o ambas cosas a la vez.
No sé que día es hoy.
Sólo que estamos en agosto y en estos momentos se celebran las fiestas de mi
patria chica. L´Albà, La Roà...aquí no hay Prova de l´Àngel. En este museo, el
único ángel es el vigilante que me custodia. Hace muchos años que no huelo la
pólvora ni veo las palmeras y las voces del Misteri las recreo en mi memoria.
Me enteré de los dos
patrimonios y lo celebré aquí, encerrada en mi urna de cristal. Nadie se
percató, pero una lágrima cruzó mi mejilla derecha. Hubiera querido estar allí.
Aún recuerdo el revuelo que se formó cuando el “chiquet” me golpeó en la cabeza
con la azada de su padre. ¡Ah, cuántos recuerdos para esta vieja Dama!
-<>-indicaba una
señorita de uniforme.
Ya está aquí María, la
guía que tras acabar el trabajo, se me acerca para contarme algunos secretillos
de su vida. Así se desahoga y regresa a casa ya relajada. A mi no me importa,
porque soy de piedra.
Recordando
acontecimientos, me viene a la memoria el día que me llevaron a aquel museo
francés llamado Louvre. No estuve a gusto en París. No entendía el idioma y encima
tenía que competir con aquella Dama, que según decían ocultaba algo tras su
enigmática sonrisa. LA GIOCONDA, creo que se llamaba.
Un día me tuvieron que
sacar de Louvre aprisa y corriendo. Por lo poco que logré saber, un señor
pequeño con bigote, mal genio e ideas ansiaba todo lo que existía en ese museo.
Viajé de nuevo. Todavía recuerdo los sótanos de aquel castillo en el que estuve
cautiva. ¡Cuánta humedad! ¡Y qué oscuro estaba! Pasaron algunos años hasta que
otro señor con bigote también bajito, me recuperó para el Estado Español. Pensé
que regresaría a ver mis adoradas palmeras, a beber mi nugolet... ¡Ilusa de mí!
Me trajeron a otro museo de esta misma ciudad-El Prado, creo que se
denominaba-. ¡Otra vez lejos de mi patria chica!
Tiempo después me trasladaron
a este museo donde ahora resido presa, igualmente lejos de mi añorada Alcudia,
de mi querida Elche. Tan distante de mi admirado río Vinalopó....y desde
entonces no he vuelto a salir por largas temporadas. Tan sólo en 1966, pero
durante una breve visita de unos días a mi patria chica. Me expusieron en un
museo con forma de huevo, entre palmeras. ¡¡Ah, qué corto fue el goce de verme
entre mis conciudadanos! ¡Me supo a tan poco....!
Por las noches, cuando
quedo a solas, sueño con el día en que vuelva a casa para mucho tiempo...o
quizá para siempre. La emoción me embriagará, lo sé. - ¡Huy, otra lágrima! Sé
que en mi Elche me esperan con ansia. Con devoción y anhelo –como esa habanera
que me dedicaron-. ¡Qué bonita y emotiva! ¡Se me hace un nudo en la garganta
con aquello de “¡Qué vuelva a Elche su Dama!”-. Incluso los hogares ilicitanos
poseen alguna reproducción, dibujo o foto mía. Todos me aman.
Cuando regrese, las
“cohetàs” y las “mascletàs” resultarán sonoras e interminables. Las lágrimas
contenidas tanto tiempo saltarán como queriendo rebosar el Vinalopó y las
gentes se agolparán para verme. ¡Qué ilusión sólo de pensarlo! Ojalá sea
pronto.
Conozco por lo que me
dice María, la guía turística, que en Elche se sintieron frustados cuando
recientemente se me impidió volver diciendo que no podia viajar por encontrarme
"deteriorada". ¿Yo, mal de salud? ¡Qué va! ¡¡Pero si estoy hecha una
roca!! ¿Sabéis una cosa? María me cuenta que las momias -y no son de piedra-
viajan sin problema a través del mundo bien protegidas. Nadie se opone. Y para
mi, que soy de fuerte y resistente piedra milenaria, todo son negativas. ¡Qué
sabrán algunos!
¡Huy, un grupo de
instituto! ¡Anda, pero si uno de los estudiantes lleva una camiseta con el
escudo del Elche Club de Fútbol!
-¡Eeeehhh, chicos!
¡Aquí, chicos! ¡Estoy aquí! ¡¡Soy vuestra Dama!! ¡Se acercan! Quieren
fotografiarse conmigo. -Venga, colocaos bien. Sonreiré para vosotros. ¡Ahhhhh,
si pudiera irme con ellos! -¡Pshhh! ¡Ehh, chicos! ¿Me hacéis un hueco en
vuestro autobús?
Olvidé que soy de
piedra
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