La Universidad de Valencia talla
diamantes como tú, Angels Campos, eje del Congreso Internacional de
Análisis Crítico del Discurso, a celebrar el 5 de mayo en Valencia.
Atenta y simpática, das todo tipo de facilidades para el investigador
europeo, asiático o americano, incluso generosamente amplías hasta
cuatro las lenguas del evento: “anglés, castellá, cátala i francés”,
¡Molt ben fet, So Angels! A los blandos valencianos hay que atizarles
en los huevos y mandar a la mierda su fascista lengua valenciana. Tu
corte de mangas al idioma valenciano sólo te acarreará felicitaciones
del Pla, Camps y la tía de las cuatro barras. Tu formación filológica
y tu Universidad de Valencia ya no toleráis esa lengua valenciana que
no existe ni existió jamás, aunque la admiraran los analfabetos
Cervantes, Pío Baroja o Azorín; o la usaran los cavernícolas Joanot
Martorell, Tímoneda, Galiana o Escalante. Lo que vale es el catalán de
Carod y Camps, el de los políticos que invierten dinero público en
ediciones, congresos y charlotadas donde no se reconoce más lengua,
bandera e identidad que la catalana; como Emili Gregori i Tarazona,
alcalde de Algemesí, cuyo ayuntamiento te publicó en 1999 una manchega
sobre Bernat Guillem Catalá de Valeriola, noble valenciano que escribía
en castellano y según dices, en “catalá”.
¡Ay, Campos, camps aufegats en guano
barceloní! Rehuyes la denominación del territorio usada por Bernat
Guillem en 1590, la de Reino, Regne o Ciutat y Reyne de Valencia;
prefieres las de “Principat de Catalunya i País Valencià”. En dos
patéticos folios repites frenéticamente que todo lo que tocaba Bernat
estaba en catalán: “catalá, l´us del catalá, produccíó en cátala,
redacta en catalá, el fet que escriga en catalá, el catalá era llengua
apta, utilitza el catalá en 1’autobiografía, torna al catalá, en
catalá, textos catalans... “. Qué asco da tu manipulación de la
realidad histórica y documental, especialmente por tu certeza de que
Bernat Guillem jamás confundió su idioma, ya que en el manuscrito se
refiere siempre a “la llengua valenciana” ¿Quí t´as cregut que eres
pera falsejar el concepte idiomátic de Bernat Guillem? ¿Has pensat
que’s un panoli congresiste aplegat de Boston o Sao Paulo? ¡Quin asco
doneu! Per atra banda –chicona, dona, agüela Angels o lo que sigues- el
apellit Catalá te molt encant pera vosatros, catalaners. Pero el fet de
que mos apellidem Navarro, Aragonés, Aragó, Catalá, Castellano,
Castilla, Valenciano, Valencia, Sevillano, Inglés, Sevilla o Tarazona
(com l´alcalde d´Algemesí), no diu res. Un antropónim que coincidixca
en gentilicis o topónims no equival a tindre arrails del territori
homónim, poguent ser tot lo contrari; per eixeniple: el poregós convers
que en el sigle XIV amaga son llinage semita y es fícá Toledano
d’apellit. De totes formes, no tenim res que fer en eixemplars com tú,
Angels, o l´alcalde Emili Gregori (que´s troba en lo paraís quant es
junta en Vilanova i la Geltrú pera “llaçar banderes” en els companyers
expansionistes catalans: director de l´Avui, Assunta Bailac, Xaviert
Civit...).
Con mascarilla leo tu escrito, Angels,
donde afirmas que los valencianos renacentistas se reunían en “cenacles
literaria catalans”. Ni en Algemesí ni en todo el Reino existe quien
diga en idioma valenciano vivo y normal el sustantivo “cenacle”, al ser
una corrupción del latino “cenaculum” o comedor. Puesto de moda en el
XIX por la tropa de los Milá i Fontanals, los valencianos nunca perdieron
la forma culta “cenácul”; aunque ya sabemos que todo lo que acabe en
“cul” horroriza al IEC y lo normaliza en “cle”. Te aprovechas de que
tenemos a un Trillo Banderas en Alicante (desprecia tanto la Real
Senyera como a la lengua valenciana), o a un Camps en Valencia; pero,
en 1590, jamás te habrías atrevido a decir a un Bernat Guillem que los
valencianos organizaban “cenacles literaris catalans”; y no dic que te
punchara la figa en la espasa ¡Deu mos lliure d´estes barbaritats!,
pero segur que faria algo pera que deprengueres el nom de la llengua
del Reyne. En idioma valenciano, el que prohibes en tu Congreso,
sería: “sopars o cenáculs lliteraris valencians”. Como sabes, del
latino “littera” surgieron los castellanos letra, letrado, literal,
literatura, etc., pero en el idioma valenciano que odias se impuso la
palatalización, de ahí que esta familia léxica tenga coherencia
morfológica al ofrecer: “lletra, lletrat, lliteral, lliteratura,
lliterari ...”. La trasformación fue natural, sin comisarios
inmersores, de forma que si Martorell o Roig escribían “letra”, pasado
un siglo aparecía con grafía palatalizada, “lletra”, en el Thesaurus de
Pou (Valencia, 1575). La acomodación morfológica propició la
uniformidad, fuera en sustantivos o adjetivos: “sentit lliterall”
(Timoneda: Misteri de la Iglesia, 1569); “en sentit lliteral y historic”
(Guerau, B.: 2° Centenari S. Vicent, 1656); “lliterari, lliteratura”
(Escrig: Dicc. 1871); “semanri bilingüe, festiu y lliterari” (La Traca,
23 agost 1913); “lliterari, llitera-tura” (DRACV 1997).
Das gusto al gatillo acribillando el
idioma valenciano con arcaísmos y catalanismos ofensivos para un
valenciano normal. Y no me refiero a los “Lletraferit” o “Al voltant”,
mondongos surgidos en el basural de falsificadores y filólogos profascistas
de los Milá i Fontanals del siglo XIX, e introducidos en el Reino por
prostituts floralistes del 1890. Profesional defensora del catalán, en
tu panfleto haces gala de arcaísmos que, supongo, repugnarían a tus
padres, si es que son valencianohablantes ¿Qué es eso de usar “sota”,
en lugar de “baix”? Hasta Corominas te diría que el uso preposicional
de “baix” en valenciano equivale al “sota” en catalán. ¿Y qué es eso
de “ordre”, con el pingajo de la epentética vibrante catalana? Dices
“aquesta déria”...; iUf, açó es molt asquerós, de veritat; asperat, ara
torne... aaahhhh, aaahhhhh! Ya he buidat la pancha. Mira, Angels,
olvidando el castellano “aquesta” -inexistente en valenciano moderno-,
el “déria” es caca barcelonesa del XIX, un vulgarismo de fer riure. La
primera documentación de “déria” es del 1864, en texto del payaso
barcelonés Pitarra en la cómica “L´Esquella de la Torratxa” (y allí
aparece “aquesta déria”, igual que en tu prosa ¡Qué cult es ton lléxic,
Angels!).
Pasemos a la realidad: el 6 de enero de
1604, en Valencia, el noble Catalá de Valeriola asistió al solemne
acto protagonizado “per Sa Magestat, els tres Estaments, lo Regent,
Cancellería, Consell...”. En presencia de las máximas autoridades del
Reino de Valencia y el Imperio de España, el secretario de la
Generalitat “se posa a llegir la proposició en llengua valenciana”
(Autobiog. Bernat Guillem, p. 118) Así lo vio, escuchó y anotó el noble
Catalá de Valeriola; y anadió que fue “molt honrosa y molts cavallers
ne havem pres copia”. ¡Ay, Angels! ¡A quin punt ham aplegat! En 1604,
fora el soberá o la puta mes puta del bordell respetaven la llengua
valenciana. Hoy, en 2004, en el ‘Congreso Internacional de Análisis
Crítico´, a celebrar en el Palacio de Pineda del barrio del Carmen, se
podrá usar inglés, castellano, catalán y francés, pero no la lengua
valenciana. Y no sufras, pues para quien nos gobierna tampoco existe el
idioma valenciano. Nos desprecian tanto que hasta refriegan el catalán
en las tarjetas censales, incluyendo el corrupto posesivo catalán
“seva”, en lugar del valenciano ancestral y vivo “seua”. Açí, en quatre
mascletaes y una fideuá, tots contents. (¡Atra vegá, agg, em tornen les
agonies... aaaggg, aaaagggg!)
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