Per Joan Ignaci Culla
President de Renaixença Valencianista
Publicat
en Las Provincias
Son muchos
(demasiados) los que implícitamente para definirnos, nos toman por tontos o por
simple gilipollas. De no ser así, no comprendería los continuos ataques que se
nos hace desde dentro y desde fuera de nuestra Comunidad, a nuestra propia
esencia, por no decir a nuestra propia existencia.
Estos últimos
días, como preámbulo a la Semana Santa, algunos personajes se han encargado,
que el mero hecho de ser valencianos, es por sí mismo suficiente motivo, como
para que de forma constante tener que redimir nuestro pecado en una
peregrinación eterna de penitencia.
La primera
penitencia nos llegó (una vez más, y van…), con los que cobran sueldos
millonarios de los valencianos para traicionarnos, además de vanagloriarse del
desprecio que de forma pública, con el consentimiento de la Generalitat
valenciana, dedican a nuestra cultura y a nuestro ordenamiento jurídico, es
decir la AVL.
Estos
servidores y vividores del catalán (AVL), siguen haciendo méritos para quedarse
sin trabajo. No porque Camps, vaya a pegar un golpe en la mesa y diga que ya
está bien, que una entidad que supuestamente debe estar al servicio que le
corresponde, lo haga únicamente para desprestigiarle a él y a todos los
valencianos, no. Simplemente porque no van a tener trabajo. Su visceralidad
catalanera es tal, y tanto énfasis le ponen para eliminar el valenciano,
dejándolo únicamente en catalán, que no va a tener razón de ser su existencia.
Es decir, que ellos mismos van a conseguir lo que no podemos hacer nosotros, ni
se atreve Camps, cerrar.
La AVL, según
se nos quiso vender, se creó para velar por la lengua valenciana, aunque todos
sabíamos que no iba a ser así. Hoy, después del genocidio que han practicado a
nuestra lengua, ya no tiene razón de ser, como ya he repetido en alguna
ocasión, para eso ya está el IEC (Institut d’Estudis Catalans). La última de
estos aláteres aventajados de Carod-Rovira, es la no inclusión de lengua
valenciana, en la introducción del Diccionari
Ortogràfic i de Pronunciació del Valencià, así como la inclusión de la
acentuación de la forma catalana. ¡Patético, pero cierto! Aunque éste cúmulo de
improperios, seguro no serán los únicos, ya que después del retiro espiritual, en un hotel de cinco
estrellas (¿quién lo paga?) seguro que se les habrá ocurrido más ideas para
seguir burlándose de los valencianos y seguir engordando sus ya repletos
bolsillos.
Pero si no
teníamos bastante con estos sectarios con barretina, y la penitencia a la que
nos someten fuera poca, se nos apunta (sin invitarle) a este circo Gaudiano, el presidente del Consejo de
Estado, Francisco Rubio Llorente.
Este
catedrático de Derecho Político,
lejos de defender la Constitución y velar por su buen fin, que es su cometido,
se enfunda (no sabemos por qué, o sí) el pasamontañas de Carod-Rovira, para de
un plumazo cargarse el artículo dos de la Constitución, para dar cabida a las
“comunidadades nacionales”, que según su palabras, podrían estar integradas por
territorios de varios estados. Es decir, dar cobertura legal a los Països
Catalans.
Lo que me
sorprende de estas manifestaciones, no son las mismas, sino el por qué de
ellas. ¿Por qué un personaje de esta relevancia se atreve hacer tal disparate
que lo desacredita y lo inhabilita (por coherencia) para su cargo?¿Por qué en
este momento, justo cuando se está discutiendo el nuevo Estatut Catalán?
¿Simplemente casualidad, imprudencia o sondeo de opinión para un próximo ataque
con mayor carga de profundidad? ¿Obedece a una simple calentura personal, o al
contrario de lo que algunos pensamos está perfectamente dirigida?
La cuestión es
que entre los de aquí, los de allí y los de más allá, los valencianos no
salimos del Via Cruces particular a los que nos someten estos Judas. Todo sea porque esta penitencia
eterna a la que nos someten no sea porque somos tontos o gilipollas.
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