Por
Ricardo García Moya
Las
Provincias 24 de Febrero de 1995
No entiendo de ballet, y no dudo del
virtuosismo de Nacho Duato en
tal arte. Jamás me atrevería a discutir una coreografía con nuestro Diaghilev
valenciano, pero me da la impresión de que al danzar sardanas al unísono con el
Bloc de Progrés, no retoma el papel
de Nijinski en "EI lago de los cisnes".
EI Bloc
denuncia -y Nacho Duato con ellos-
la Ilamada secesión lingüística que
ciertos partidos políticos provocarían si
ganaran las elecciones. Dejando
aparte el juego democrático -que deben aprender a respetar- hay un hecho
incuestionable: jamás puede secesionarse lo que nunca estuvo unido.
No hace mucho -en el boletín felipista del
Cap y Casal- se estremecían de placer porque unas líneas de Luis Vives daban a entender que apenas
existía diferencia entre catalán y valenciano. Como se ocultaba el significado
convendría analizar el hecho.
Cuando Vives lanzó tal afirmación hacía años
que vivía en el norte de Europa, donde oía hablar habitualmente inglés y
flamenco; en consecuencia, si conversaba con un catalán en Oxford o Lovaina
encontraría mucha más similitud con el valenciano que con los idiomas nórdicos.
Además, para un latinista como Vives -alejado
de su tierra- existía la cómoda simplificación de encasiIlar al valenciano y
catalán como "lemosín" o dialectos del "provenzal"
(Carreter, L.: Diccionario de términos, p. 258). También los
reyes de Valencia, al conceder fueros, usaron en ocasiones
el término romanc; nunca el de lengua catalana:
"Any 1362, ordenat per lo senyor Rey en la ciutat de Valencia. Si algún
voldrá saber les dites coses ordenades e dictades en Romanç, que sia fet (...) qui les voldrá dictades en Romanç, les haja en Romanç. Nos Petrux, Rex Aragorum, Valentiae" (Arch.
Cor. Aragón, Cortes, leg. 1372) .
Luis Vives
no era infalible. En 1681 , Joseph Vicente del Olmo citaba la existencia de un gigante capaz de
"comerse una ternera y un carnero
crudos", dando credibilidad a la
historieta con la
autoridad de "Luis Vives, gloria de la Nación
Valenciana, que en sus comentarios añade la ponderación de la
muela de San Christoval que tiene la S. Iglesia de Valencia, que es mayor que
un puño" (Olmo, J. V.: Nueva descripción del orbe. Valencia, 1681 , 542) .
Como
sabemos, el romanc del Reino se transformó en un idioma
culto, capaz de generar obras clásicas en lengua valenciana, como los autores
proclamaron.
Respecto a la singularidad idiomática, hay
una opinión importante que los flechas del Bloc
desprecian: la del erudito Mayans y
Siscar (no confundir con Cipriano),
nacido en Oliva en 1699.
Mayans no era un Albert Huaf cualquiera. De familia maulet, huyó a Cataluña con los partidarios del archiduque; se
educó en el colegio Cordelles de
Barcelona, completando su formación en
Salamanca y Valencia.
Catedrático universitario, se convirtió en
uno de los intelectuales de mayor prestigio en Europa, intercambiando
conocimientos con los más insignes
pensadores y filólogos: Voltaire, Muratori, Meerman, Cramer,
etcétera.
Es decir, no saltaba como Nacho Duato. ni diseñaba puentes como Calatrava, ni esculpía fistros como Alfaro, ni bailaba sardanas tan
rítmicamente como Eliseu Climent
(partidarios del Bloc); Mayans sólo
fue el sabio más competente del siglo de la ilustración.
Sus estudios filológicos le Ilevaron a
publicar los "Orígenes de la lengua
española" en 1737, en la que aborda el tema de la supuesta
secesión lingüística. Analicen
bien lo que sigue: "Los
dialectos derivados el lemosín
formaron las lenguas catalana, valenciana y mallorquina.
La catalana ha recibido muchos vocablos de la francesa; la valenciana, de la
castellana; la mallorquina se Ilegó más a la catalana, como hija de ella. De todas las tres, la más suave y agraciada
es la lengua valenciana, y no me lo hace decir la pasión" (Mayans, G.:
Orígenes. Edición de Hartzenbusch, p. 343). EI erudito - nacido en Oliva y
educado en Cataluña- sabía lo que decía.
Su hermano Juan Antonio -último ilustrado del
Reino de Valencia- tampoco dudaba. Así, escribe sobre "diminutivos propios de la lengua valenciana"
(Mayans, J. A.: Ilice. Valencia, 1771 , p. 37), no de la catalana, que conocía
perfectamente.
Pero a pesar de expresarse con toda claridad
los hermanos Mayans, algunos autores actuales como Antonio Mestre lanzan erróneas afirmaciones: "los Mayans participaban de la idea de la
identidad del provenzal con catalán y valenciano" (Mestre, A.: Humanismo y crítica. Alicante, 1980,
p. 145). Mestre, igual que otros muchos, no
hace sino seguir al peligroso manifacero cultural Batllorí.
Este jesuita barcelonés premiado por la Generalidad felipista depredador de los
Borja, Vives y de todo lo que suponga un trofeo para Cataluña afirmaba
taimadamente que los ilustrados valencianos
valoraban "la antigua literatura catalana, sobre todo la escuela
valenciana del siglo XV" (Batllori, M.: La cultura de los jesuitas.
Madrid, 1966". En fin, ya ven que la opinión de los Mayans deja con las
vergüenzas al aire a toda la colla de Bloqueros. Y conste que habían leído a Vives, ya que fueron los primeros en
publicar las "Opera omnia"
del humanista en 1790.
La
ciénaga, intencionadamente, ha
deformado la personalidad de los Mayans
(con decirles que en un diccionario de
esos que regala
la prensa del régimen ocultan que Mayans fundó la Academia Valenciana, digna predecesora de la actual Real Academia;
objetivo a batir por las baterías del eje) .
En fin, después de doce años de felipismo
catalanero, ¿cuántos valencianos serían capaces de emocionarse como Mayans al
proclamar su agradecimiento "por
haberme Dios concedido la dicha de haber nacido en el Reino de Valencia"?
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