4/Diario de Valencia OPINION Jueves, 5 de diciembre
de 2.002
NO
Manuel Tarancon
Fandos*
No. Rotundamente, no. Esa es la respuesta, tan categórica
como monosilábica. Respuesta a que, o a quien, se preguntara el lector. Despejo
la duda de forma inmediata. A resultas de analizar el libro de texto de la
asignatura de “Valencia, Llengua i literatura” (nivel de primero de
Bachillerato), de la Editorial Bromera, María Consuelo Reyna se interrogaba y
me interrogaba sobre si “estaba de acuerdo con esto que se enseña a nuestros
niños”. En su columna de opinión María Consuelo Reyna afirmaba que “a lo largo
de todo el texto, se induce al alumno a creer en la pretendida unidad de las
lenguas valenciana y catalana”. Y continuaba: “el texto esta escrito en catalán
y pasan de las normas dictadas de la Academia Valenciana de la Lengua”.
Pues no, Rotundamente, no
estoy de acuerdo con lo que se enseña a nuestros chicos. Y me explicare,
tan extensamente como sea necesario, para dejar las cosas en su sitio.
No puede estar de acuerdo “con estos que se enseña” quien,
como conseller de Cultura y Educación ha dictado las normas precisas, a través
de la Dirección General de Ordenación e Innovación Educativa y Política
Lingüística, con el objeto de que los libros de texto, a fin de ser aprobados y
autorizados por la Conselleria, -cito literalmente- deban “respetar la
priorizacion y recuperación de las soluciones lingüísticas genuinas expresadas
en el Acuerdo de la Academia Valenciana de la Lengua adoptado en la reunión
plenaria de 25 de Marzo de 2002 (Resolución 10/2002), refundido y completado
por el Acuerdo de 20 de Mayo de 2002 (Resolución 12/2002).
Aclarando, y escribiéndolo en roman paladino, lo que se
afirma con el lenguaje administrativo citado líneas arriba: para que un libro
de texto se ajuste a la legalidad y pueda ser autorizado su uso escolar en la
Comunidad Valenciana, sus contenidos idiomáticos deben adecuarse a las
variantes lingüísticas genuinamente valencianas aprobadas por la AVL, dejando
de usar las catalanas. Justamente lo que no hace la editorial Bromera en el
texto aludido, por lo que no cuenta con la preceptiva autorización de la
Conselleria de Cultura y Educación. Lo hasta aquí manifestado tiene mas
trascendencia de lo que pueda suponerse a primera vista, porque nos sitúa ante
un acontecimiento que debe valorarse como un antes y un después en la historia
de la lengua valenciana. Por primera vez, la AVL ha dictado una normativa de
uso que ha permitido actuar a la Administración frente a quienes la vulneran.
Por primera vez, la AVL, en definitiva,
ha marcado distancia entre valenciano y catalán. El pueblo valenciano la ha marcado desde hace siglos, pero es
ahora cuando contamos con un ente normativo, con una academia, con la misión de
determinar el idioma oficial de la lengua valenciana. Esta dando ya los
primeros pasos. Felicitémonos por ello. Pero es mucho el camino que queda por
recorrer. Tampoco debemos echar las campanas al vuelo. La consideración general
de la lengua valenciana como lengua propia, arraigada en todas las instancias
sociales, no deja de ser un objetivo tan lejano como ilusionante. Si vale una
confesión personal, no pienso desfallecer ni un instante, allá donde este, en
ir avanzando en esa dirección.
En ese camino, algunas reflexiones, algunas constataciones
y la denuncia de algunos estereotipos –o simplemente falsedades objetivas- de
quienes transitan en dirección contraria. Todos y cada uno –reflexiones,
constataciones y estereotipos- merecían unas cuantas paginas. Limitémonos,
entretanto, a su enumeración.
Primera reflexión. ¿Cuándo se concienciara la sociedad
valenciana de que con denuncias aisladas de algunos –poquisimos- padres de
alumnos respecto a los textos que se enseñan a sus hijos no vamos a ninguna
parte? ¿Por qué todos
prefieren/preferimos que se apruebe la asignatura, no complicarnos la vida y,
superada la materia, olvidarla después?.
Primera constatación. A resultas de la anterior
reflexión. Pese a haber cada vez mas
alumnos de y en valenciano, el uso social
de la lengua disminuye. Esta claro por que. El modelo de lengua que los
docentes trasladan desde la universidad a los estudiantes no es percibido como
genuino por la sociedad valenciana.
Segunda reflexión. ¿Por que cuando se busca un texto para
enseñar a los alumnos de Primaria el Conocimiento Medio solo encontramos los
impresos por editoriales catalanas, por supuesto, en perfecto catalán? ¿Por qué
todavía ninguna editorial valenciana ha decidido avanzar de la mano de la AVL y
comenzar a publicar de acuerdo con la normativa del valenciano genuino dictado
por la Academia?.
Tercera reflexión. ¿Por que los valencianos consideramos
la lengua valenciana como nuestro patrimonio diferenciador y en cambio no hace
mucho mas por usarla, defenderla y difundirla?
Segunda constatación. Las Normas de Castellón, tan
sacralizadas como manoseadas, no se corresponden exactamente al valenciano
enseñado y normalizado por y desde la universidad. Las Normas de Castellón se
desnaturalizaron cuando pasaron por el tamiz del Institut d’Estudis Catalans.
Primer estereotipo.
Aquí hablamos catalán porque fueron catalanes, con Jaime I, quienes nos
conquistaron y nos trasladaron su lengua. Imaginemos que aceptamos la premisa.
Pero no tenemos porque dar por buena la conclusión. Los romanos conquistaron y trasladaron su
lengua -–el latín- a Hispania, la Galia y la Lusitania. ¿Alguien deduce por eso
que el castellano, el francés y el portugués son la misma lengua?
Segundo estereotipo. Solo podemos salvar el valenciano si
lo integramos en un conjunto de mayor extensión geográfica y demográfica. Tesis
unitarista de quienes consideran al valenciano como un "subproducto"
del catalán. La realidad constata, por el contrario, que una lengua con tan solo unos centenares
de miles de hablantes es capaz de producir una riquisima literatura, con Premio
Nobel incluido.
Cuarta reflexión. ¿No se tratara en realidad de unificar
la lengua para integrar los mercados editoriales, logrando catalanizar a un
tiempo la lengua y el comercio del libro?
Tercera constatación (y final por ahora). Las
posibilidades de futuro de nuestra lengua bandean entre la esperanza de la
Academia y la posición de la comunidad
universitaria, alineada masivamente en la tesis de la subordinación del
valenciano al catalán. Entre unos y otros, la fuerza mayoritaria: la sociedad
valenciana. De su capacidad de reacción y su estima por la lengua valenciana
depende el futuro de esta.
El papel de la Administración es fundamental. Pero solo
será decisivo si cuenta con una sociedad concienciada tan “militante” como lo
es la decisiva e influyente minoría social que transita por los campos del
unitarismo lingüístico.
*Conseller de Cultura y Educación.
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