AUTOR: BALTASAR BUENO
El
secretario general de Convergència Democràtica de Cataluña, Pere Esteve, llevó
los hilos de los primeros contactos con la Generalidad Valenciana, la Federació
d´Escola Valenciana y la Universidad de Valencia, a los pocos días de la gran
manifestación Valencianista del 13-J en 1997.
Preocupados
los catalanistas por la fuerte contestación del pueblo valenciano a los
intentos de creación de la Academia Valenciana de la Lengua y a las últimas
maniobras tendentes a la catalanización de la Lengua Valenciana, optaron por
moverse entre pasillos y a espaldas del sentir del pueblo para avanzar en el
logro de sus propósitos.
En
noviembre, Joaquín Triadú, secretario general de Presidencia de la Generalidad
de Cataluña, junto con Xavier Trias, comenzaron a mantener reunions con José
Joaquín Ripoll, entonces peón de brega de Zaplana y conseller portavoz del
Consell valenciano.
Joaquín
Calomarde fue designado por el PP mozo de estoques de toda la operación.
Zaplana en estos preliminares prometió a Jordi
Pujol que por parte de las Cortes Valencianas sería reconocida la unidad de la
lengua y crearía la AVL a la manera del Institut d´Estudis Catalans, “que no se
definiría en contra de Cataluña, ni del Institut d´Estudis Catalans”.
El dato
consta en una entrevista concedida a Levante (30 noviembre 2004), Jordi Pujol,
sobre las reuniones que mantuvo en 1996 en Reus con Zaplana, comentó:
“Zaplana dijo que se reconocería la unidad de la
lengua creando la AVL y cumplió. Habló con una pila de gente. Se necesitó mucho
tiempo, pero la Academia se ha hecho y ha recompuesto la unidad de la lengua.
Zaplana cumplió, aunque con retraso -no puedo criticarlo, porque evidentemente
tenía problemas- cuando dijo que la unidad de la lengua se reconocería y se
crearía una institución que le iba a dar garantías y que no se definiría en
contra de Cataluña, ni del Institut d´Estudis Catalans. Eso se ha hecho. Ahora
se debería profundizar y fortalecer, eso sí”.
Pujol era
partidario de que todos se sometieran a las normas de la AVL, porque no era
cosa de “cuatro excéntricos; está avalada por el Consell y la Universitat. Y la
AVL dice eso y se acabó”.
Estas
abiertas, claras, francas y descaradas, sin tapujos, declaraciones de Pujol
fueron desmentidas por el actual presidente de la Generalitat Valenciana,
Francisco Camps (9 diciembre 2004) y aseguró que “la AVL no nació por un pacto
entre Pujol y Zaplana”.
Tuvo la
mala suerte Camps de que su antecesor en la Conselleria de Cultura, Fernando
Villalonga, saliera al paso de las declaraciones y confirmó en todos sus
extremos lo desvelado por Pujol.
Lo dijo
Villalonga a Las Provincias (9 diciembre 2004), cuando dicho periódico ya no
tenía de directora a María Consuelo Reyna, a la que tiraron sus primos y un
hermano, principalmente, por sus firmes posturas valencianistas.
Villalonga,
textualmente dijo a dicho rotativo entre otras cosas:
“Hubo un documento que yo redacté y que sirvió para
una reunión entre ambos (Zaplana y Pujol) en Reus. Era una declaración de la
posición del Gobierno valenciano respecto a la política lingüística”. (El
valenciano) Fuera de nuestras fronteras se llama catalán, así que la doble
denominación me parece correcta.”
Al
preguntársele si le gustaba la denominación valenciano-catalán, Villalonga
respondió: “Me gusta esa doble denominación, e insisto en que no soy de
izquierdas, ni republicano, ni catalán. Pero no se puede defender, como he
hecho, la unidad del castellano, y no hacerlo con el catalán”.
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