José M.ª Soler García
En teórica vigencia se
mantuvieron aquellas condiciones hasta que, en 1179, dos Alfonsos, el VIII de
Castilla y el II de Aragón, se entrevistaron en el lugar de Cazorla y firmaron
otro pacto, en virtud del cual, todo el reino de Valencia, incluidos los dominios
del reyezuelo de Denia y las poblaciones de Játiva y Biar, corresponderían a la
conquista de Aragón, mientras que las tierras situadas a la otra parte del
puerto de Biar, quedarían para ser reconquistadas por los castellanos. Este
segundo tratado fue evidentemente desfavorable para Aragón3,
que hubo de renunciar al reino de Murcia, pero supuso también el fin del
«imperio» castellano, al perder el homenaje que le debían prestar las tierras
sarracenas valencianas4.
Ataques de los aragoneses y rendición de
la villa
Dice la «Crónica» del
rey don Jaime:
«E, quan fo presa València, venc En Ramon Folc de
Cardona, e entre sos parents e seus venc bé ab cinquanta cavallers, e dixeren
que, pus no havien estat al seti, que pregaven-nos que volguéssem que feesen
una cavalcada en terres de Múrcia. E a nós plac-nos que la feesen, e hagueren
Artal d'Alagó, fill de don Blasco, qui sabia en la terra, que ja hi havia
estat. E, al primer lloc que vigueren a qui volguessen feer mal fo Villena.
E, quan foren prop Villena, faeren guarnir los cavalls; e, arma's tota la companya
de les armes que hi avien, e feeren brocada contra los sarraïns de Villena, e
tolgren-los bé les dues parts de la vila de Villena, e puis no ho pogren
sofrir d'aturar pus, per la força dels sarraïns que eran llaïns; e hagren-se
a exir de la vila, però tragueren-ne molta roba que trobaren en les cases. E
puis anaren a Saix, e faeren-hi una brocada que els tolgren de la vila gran
partida, e un sarraï tirà d'un terat un cantal, e dona a N'Artal d'Alagó sus
el capell de ferre, si que el derrocà del cavall, e d'aquel colp hac a morir.
E, quan viren que fo mort Artal d'Alagó tragueren-lo defora, e hagre-se'n a
eixir pel mal que aquí havien pres, e així com degren anar pus a avant hagren
acord que, pus Artal d'Alagó era mort, que se'n tornassen. E, dins vuit dies
haguem-los cobrats: e la cavalcada no profità a nengú sinó que guanyaren
bestiar per a menjar a la host. E, acò passat, tornàse'n En Ramon Folc»5. |
Todo esto sucedió a
finales de 1238, y no se desanimaron los aragoneses por este primer fracaso
pues, dos años más tarde, volvieron de nuevo a la carga y sufrieron una derrota
mayor que la anterior. Oigamos de nuevo a don Jaime:
«[...] don Ferrando ab los de Calatrava, e ab don Pero
Cornell, e don Artal d'Alagó, e don Rodrigo Liçana anaren assetjar Villena, e
llevaren un almajánec: e anaren-hi per llur acord que havien ja emprès quan
nos ho dixeren. E nos dixem-los que anàssen en bona ventura, e, si la podien
haver, que l'haguessen. E anaren-hi, e assetjaren-la, e pararen-hi un
fenèvol. [...] E nós fom-nos-ne a Cullera, e no hi poguem menar molts
cavallers, car tots eren anats a Villena, e no poguem justar sinó tro a
trenta cavallers»6. «E, quan nós fom a Cullera oím noves de don Ferrando, e
els rics-homens, e els de Calatrava, que s'eren llevats de Villena, car
los de dins havien feita una eixida de dia al fonèvol quan lo guardava don
Pero Cornell, e que els havien morts dos cavallers, e d'altres, e per aquella
eixida que faeren se n'era llevat lo seti»7. |
Hay aquí un evidente
error, puesto que don Artal de Alagón había muerto en Sax durante el asalto
anterior. Se trata sin duda de don Artal de Luna, y vemos aquí que, entre la
gente de guerra que acompañaba al infante don Fernando, tío de don Jaime,
figuran los caballeros de Calatrava, orden castellana, aunque poseyera algunas
encomiendas en Aragón. Y no carece de interés la eficaz defensa que los
sarracenos hicieron de la villa en ambas ocasiones, la cual se explica por las
magníficas condiciones defensivas de su castillo, que contaba con elementos
suficientes para impedir la aproximación de las máquinas de guerra al muro del
recinto interior.
Aquellos dos reveses
debieron de excitar el ímpetu guerrero de unos hombres que acababan de adquirir
un gran prestigio en la reciente expugnación de Valencia. Cuando don Jaime se
enteró en Cullera del desastre ocurrido a su tío, encargó del ataque a Villena
al Comendador de Alcañiz, de la mencionada orden de Calatrava, quien se hizo
acompañar de algunos de sus mejores caballeros y de un cuerpo de los temibles
almogávares.
«E puis -dice el rey- lo comanador d'Alcanís ab
los frares e ab almogavers faeren una bastida a Villena. E ells estant així,
aenant vengre los de Villena, e dixeren-nos que si nos los manavem que rentrien
Villena al comanadar. E nós manam-los que la rendessen, e renderen-la als
frares»8.
Este importante
acontecimiento tuvo que suceder en 1240, porque el matrimonio de la infanta
doña Violante, hija de don Jaime, con el infante don Alfonso, primogénito del
rey de Castilla, se efectuó, según Miedes9, poco después de la caída de Villena, y el
testamento real, fechado en 1.º de enero de 1242, dice que en esta fecha se
había realizado el matrimonio. Algunos autores, Flórez entre otros, fechan esta
boda en noviembre de 124610.
En qué condiciones se
efectuó la entrega de Villena a los calatravos no es fácil de determinar,
porque en este punto son —67→ poco explícitos los historiadores. Una cosa queda, no
obstante, perfectamente clara: la conquista de Villena fue empresa aragonesa a
pesar del pacto de Cazorla, y fue además el primer intento de incursión de los
aragoneses en el reino de Murcia. Y esto no deja de causar extrañeza por cuanto
el mismo don Jaime había rehusado poco tiempo antes el ofrecimiento del emir
Ben Zeyán de entregarle la plaza de Alicante a cambio del señorío de Menorca,
precisamente por tratarse de una plaza de la conquista castellana.
El capellán de Villena
don Ramón Joachín Vila de Hugarte afirma, siguiendo a Mariana, que, en 1238,
don Artal de Alagón y don Ramón de Folch fueron sobre Villena y la tomaron, lo
que no se ajusta a la realidad, como hemos visto, pero añade que el dominio
«pasó luego, el año siguiente de 48, al Santo Rey D. Fernando de Castilla»11.
También Merino Álvarez insiste en ello al decir que «en un principio y
auxiliados por los aragoneses, los calatravos tomaron Villena, quedándose
con ella y con Sax en representación de Castilla»12.
Ninguno de estos autores nos dice en qué basan sus afirmaciones, que están sin
embargo de acuerdo con la realidad y explican la aparente usurpación de estas
tierras por don Jaime.
Dice Merino que el
comendador a quien se rindió Villena se llamaba don Lope Marín, pero Ferrán
Soldevila asegura que se trataba de Rodrigo Pérez Pons13.
El tratado de Almizra
Tres años después de la
conquista de Villena, o sea, 1243, don Alfonso trató de apoderarse de Játiva,
uno de los florones del reino valenciano, y consiguió que Enguera y Mogente
cayesen en su poder. En represalia, logró don Jaime que «cierto caballero de la
orden de Calatrava, que tenía por el infante a Villena y Sax, le entregase los
castillos, y hubo de los moros en aquella ocasión los de Capdete y Bugarra, que
tenían al infante pertenecientes a su conquista, y cuando quiso don Alfonso
acudir a Villena, ya los aragoneses estaban apoderados de los otros lugares de
su señorío». Así expresa Cascales14, lo que corrobora Escolano con estas
palabras: «[...] el Rey don Jaime que vio el ánimo de su yerno, procuró de
pagarle con la misma moneda y arrebatóle —68→ la mano de sus alcaides a Villena y Sax, y de los moros
mesmos, por concierto, los Capdetes y Bogarra, que pertenecían a la conquista
de Murcia, que era de su yerno»15.
Se llegó así a la
coyuntura que quiso evitarse en 1179 con el pacto de Cazorla, y como el choque
armado parecía inminente, suegro y yerno concertaron verse en un lugar situado
entre Almizra, en donde el Rey estaba alojado, y los Cabdetes, en donde el Infante
tenía sus tiendas. En la «Crónica» se dice:
«E quan nos fom vists, venc a la nostra host per veer la
regina nostra muller, e nós volguem-li fer lliurar lo castell d'Almiçra, e la
vila, en què ell posàs, e ell no hi volc posar, e posà defora al peu del puig
d'Almiçra on feit havia parar ses tendes. E aquí haguem gran solaç e gran
amor. E puis venc la reina nostra muller que ens havía pregat que la
lleixàsem venir a les vistes, per tal que aquell contrat quer era entre nós e
nostre genre que s'adobàs. E ell venc la veer sempre que fo venguda. E aquel
dia passà's en alegria e en solaç perque no era bé que parlàs hom de neguns
deits en lo primer dia»16. |
El lugar en que don
Alfonso levantó sus tiendas es conocido por «Les Graelletes», vaguada que separa el cerro de San
Bartolomé, en donde está emplazado el castillo de Campo de Mirra, y otro cabezo
más al Este, el de «Les
Fantasmetes», que fue seguramente asiento de las tropas de don Jaime, a
juzgar por los abundantísimos restos de muros esparcidos por toda la extensión
del cerro. Esta vaguada se halla, efectivamente, «al peu del puig d'Almiçra», y la roca está
sembrada de signos incisos, probablemente heráldicos, y de otros en forma de
parrillas («graelletes»). Las fotos que
acompañamos son, probablemente, las primeras que se publican de este histórico
lugar y de sus petroglifos.
Don Jaime sigue
diciendo:
«E, quan venc en l'altre dia, oides les misses, ell venc
veer la regina altra vegada. E nós demanam-li per que havia enviat per nós
que ens víssem ab ell. E dixeren-nos per ell lo maestre d'Uclés e don Diego
de Biscaia, que l'infant era vengunt per aquesta raó: que era casat ab nostra
filla, e que creïa ell que nós no la poríem mills casar ab null hom del món
que ab ell, perque creïa que devia haver una partida de terra ab ella en
casament; e que Xàtiva li devíem dar, que li havíem mandada per Ovieto Garcia,
que parlà lo casament. E nós
dixem-los que ens acordaríem, e que los respondríem. E nós acordam-nos ab la
regina e ab aquells rics-homens qui ab nós eren, e enviam al rei que ens
enviàs lo maestre e don Diego, e respondríem-los. E ells vengren, e fo aital
la resposta, que bé sabíem nós e la regina, que bé havíem maridada nostra
filla, mas que aquella era estada paraula que nós Xàtiva déssem ni altre
llogar; que quan nos casam ab la reina dona Lienor sa tia, que anc no ens
daren terra ne aver ab ella: e nós no creem que més hajam a dar negun rei a
nostra filla que ell a nós ab la suya; e que no li pesàs que Xàtiva que no
daríem a hom del mon, car era de nostra conquesta, e que ell havia prou e no
li devia fer enveja lo nostre; e que li pregavem que no li pesàs, que nós àls
no era nostre acord que hi féssem»17. |
Tras algunos
incidentes, que no terminaron en rompimiento por la intervención de la reina y
de doña Violante su hija, esposa de don Alfonso, se llegó a un acuerdo por el
que este desistía para siempre de sus pretensiones sobre Játiva y devolvía a su
suegro Enguera y Mogente, mientras don Jaime restituía a Castilla los lugares
de Villena, Sax, Caudete y Bogarra.
El texto latino del
tratado, firmado el 26 de abril de 1244, ha llegado hasta nosotros a través de
una copia existente en el Archivo de la Corona de Aragón18,
ya que el original no ha podido ser hallado hasta el presente19.
En virtud de este
tratado, quedarían para Aragón Castalla, Biar, Relleu, Jijona, Alarc,
Finestrat, Torres, Polop, La Mola y Altea, y serían para Castilla Alicante,
Aguas y Villena, con todo lo que hubiera al otro lado del puerto de Biar.
Con este pacto, que no
es sino el de Cazorla aplicado sobre el terreno, se cierra el paso a la
expansión aragonesa hacia el Sur y se le obliga a encauzar sus energías en
dirección al Mediterráneo.
Brurriharon y Bogarra
Un punto de este
tratado ofrece para nosotros singular interés. Se habla en él de Bogarra, que
es un despoblado a unos tres kilómetros de Caudete, pero en la Rúbrica 1.ª del
«Libro de los Fueros», el propio rey don Jaime había delimitado la zona
meridional del reino de Valencia con estas palabras:
«[...] e axí com hix a Xerelli e a la Serra de la Rua e
feneix a Cabriol e al terme de Garamoxèn e a la Font de la Figuera, e com hix
a Burriharon e de allí Almizrra e al port de Biar, que parteix terme ab
Billena [...]». |
Es extraño que este
Burriharon no figure en el tratado, y que en él se haga mención, en cambio, de
la Bogarra caudetana, confusión probablemente intencionada, que ha servido para
enrarecer una secular cuestión de términos entre Villena y Caudete y para provocar
la adscripción de esta última a la provincia de Albacete contra toda lógica. No
nos detenemos aquí sobre este asunto, que hemos estudiado detalladamente en
otro lugar20.
Última intervención de don Jaime en los asuntos de Villena
Al morir Fernando III
«el Santo» y subir al trono Alfonso X, tuvo este que alejarse de unos
territorios en los que tantos éxitos alcanzó siendo Infante y por los que
sentía especial predilección. Esta circunstancia fue aprovechada por los
musulmanes recientemente sometidos, quienes instigados por Mohammet-ben
Alhamar, rey de Granada y falso aliado de Castilla, desencadenaron en 1261 una
imponente sublevación que dio al traste en poco tiempo con todas las conquistas
efectuadas cuarenta años antes.
Don Alfonso se vio
impotente para contener el levantamiento, y utilizó a su mujer para pedir ayuda
a su suegro, quien tuvo que vencer el contrario parecer de sus nobles para
concederla. Le aconsejaron, sin embargo, que aprovechara la ocasión «per cobrar lo Rei los torts
que lo Rei de Castella li fa»21.
Por entonces, ya era
señor de Villena el infante don Manuel, hermano menor de Alfonso «el Sabio» y
yerno, como este, del «Conquistador», ya que estaba casado con la infanta doña
Constanza.
La nueva reconquista de
Villena la relata el Rey del siguiente modo:
«E nós estant en Biar enviam missatge als sarraïns de
Villena que nós los pregavem e els manàvem que gran matí isquessen a nós. E
al matí anam lla, e ells foren-hi: e quan fom aquí tiram-nos a part an ells
que foren be trenta dels mellors de la vila, e dixem-los com avien feita
aquesta cosa de llevar-se contra llur senyor don Manuel. Però ja es fos que
haguèssen feita gran errada que los pendríem a mercè, e faríem ab ells que
els perdonas: car tant havia ab nós que tota res faria que nós li dixéssem. E
si no ho volien fer que nós que els hauríem a fer mal per força, car ben
podíem conèixer que al nostre poder no es podien ells defendre: per que més
valia que nós los faéssem assegurar a En Manuel e romanessen en llurs cases e
en llurs heretats que si n'havien a eixir, e havien a anar en estranya terra,
on no trobarien consell, ne qui els faés bé. E ells dixeren-nos que ens
graien la paraula que els havíem dita, mas per lo mal capteniment que en
Manuel los feia s'hagren ells a llevar contra ell. E dixeren-nos que
tornàssem a Biar, e que a la nuit nos respondrien». «E a la nuit ells nos enviaren dos serraïns ab la
resposta, e la u d'aquells era llatinat. E faeren-nos aquesta resposta, que
nós al matí tornàssem lla, e que ens jurarien sobre llur llei que vinent don
Manuel, ell atorgant los pleits que nós faríem an ells e faentlos perdonar ço
que fet havien, que la retrien. E si açò no els perdonava don Manuel que ells
no en fossen tenguts; pero si nós los juravem que no tornàssem Villena al rei
de Castella ni a don Manuel, que anàssem lla, e que la'ns retrien. E nós graïm-los
ço que ells deïem. E dixem-los que al matí seríem lla, e faríem de guisa ab
ells que ells serien pagats de nós, e que faríem nostres cartes ab ells. E
donam a aquel qui era llatinat cent besants per çò que ens hi fos bo: e ell
dix que ab Déu ell faria fer çò que nós volguèssem: e donam-los-hi
amagadament si que l'altre no en sabé re». «E al matí anam-nos-en a Villena, e faem nostres cartes
ab ells: que ells retèssen Villena a En Manuel quan hi vengués, e nos faríem
en guisa que ell los perdonaria e els atendria les cartes primeres que ell
havia ab ells. E, feites les cartes, juraren a nós tots quants n'havia en
Villena de vint anys a en sus que ens atendrien çò que ens havien convengut
en aquelles cartes»22. |
Al igual que Villena,
fueron rindiéndose al Rey todas las poblaciones sublevadas, negándose don Jaime
a aceptarlas para sí como se le ofrecían.
No sería ajena a esta
generosidad la llamada «cuestión de Murcia», que fue el intento de crear un
reino para el infante don Manuel, que estaba casado con doña Constanza, hija de
don Jaime y hermana de doña Violante, la
reina de Castilla. La novelesca historia de las dos hermanas y del proyectado
reino la hemos relatado en otro lugar23.
Nuestro propósito aquí
se ha limitado a recordar, en este séptimo centenario de su muerte, que los
avatares de Villena durante el período de la Reconquista, se hallan
inseparablemente ligados a la persona de don Jaime I «el Conquistador».
Traducción de Enrique Llobregat Conesa
«Acerca del reparto de
la conquista de Hispania que fue hecho entre los ilustres Jaime, rey de Aragón,
Mallorca y Valencia, conde de Barcelona y de Urgel y señor de Montpeller, y el
infante don Alfonso, primogénito del ilustre D. Fernando, rey de Castilla y de
Toledo, de León, Galicia, Córdoba y Murcia, realizado amigablemente entre ambos
y compuesto del siguiente modo: Que el rey Jaime precitado, por sí y por sus
sucesores, lauda, concede y determina al citado infante D. Alfonso y a sus
sucesores a perpetuidad el castillo y la villa de Alacant, con todos sus
confines, y Aguas, con todos sus confines, y Busot con todos sus confines,
según va el terreno y sale hasta el puerto de Biar, y el castillo y la villa de
Millena con todos sus confines, y todo lo otro que está más allá del límite de
Biar, que va hacia el puerto de Biar entre el límite de esta y el de Millena y
hacia la parte de Murcia y de Castilla, excepción hecha de los términos
completos de cada una de ambas, y todo lo otro que queda entre el confín de
Almiçran y el de Bogarra, excepción hecha de los términos completos de cada una
de ambas, y lo que va hacia el comienzo de la sierra de la Rúa que está sobre
Ayora según la divisoria de aguas de esta sierra desde la parte de Castilla y
cual esta sierra está donde confluye el Cabriel con el Júcar. Del mismo modo,
el infante D. Alfonso, primogénito del ilustre D. Fernando, rey de Castilla,
lauda, concede y determina por sí y por todos sus sucesores al ya citado Jaime,
rey de Aragón y a sus sucesores, a perpetuidad, el castillo de Caztalla, con
todos sus confines, y el castillo de Biar con todos sus confines, y el castillo
de Almiztra con todos sus confines, y cuanto se ha dicho de los castillos de
Alacant, Aguas y Busot a excepción de los términos enteros de estos castillos
cual más arriba se ha expresado, y todo cuanto hay bajo el puerto de Biar hacia
Xátiva, Denia y toda la otra tierra del reino de Valencia, y todo lo demás que
queda aquende los confines señalados según la divisoria de las aguas hasta la parte
de Valencia. Esta división sigue hasta el Júcar donde el Cabriel vierte en él,
y del Júcar hasta Biar según más arriba queda dicho. Comoquiera que cada uno de
los dos queda contento de la parte y porción a cada cual asignada más arriba,
se prometen con total buena fe mutua y sin fraude ni engaño alguno, que ninguno
de los dos, en la citada porción que le ha sido asignada, hará impedimento ni
contrario, ni permitirá ni consentirá a nadie que lo haga, antes al contrario
la citada división poseerá y tendrá firmeza perpetua, y para que se corrobore
por siempre el dicho Rey y el Infante la corroboraron con sus sellos. En
Almizra, durante la conferencia allí celebrada. Día séptimo de las kalendas de
abril del año 1244, era de 1282. (Siguen las firmas de los testigos y la
certificación del secretario Guillermo).
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