RICARDO GARCIA MOYA
El
tío, sin avergonzarse, cuenta la anécdota de una de sus catalanizadas hijas que
"truca a una pizzería" y, en jerga del IEC, escupe: "Bona
vesprada, voldriem dues pizzes" (DL.10/06/03). Ante esta frase
cabalística, después del susto, lo normal sería que uno llamara al 091, al
exorcista del barrio o al parapsicólogo argentino de la esquina. No obstante,
el paciente empleado rogó a la hija de papá que le hablara en español, para
poder entender la extraña frase (en valenciano moderno es "vesprá",
con apócope; y lo de "dues pizzes", al no existir el femenino
"dues" en idioma valenciano, podría interpretarse como "du
(l)es pixes", o algo peor). Lo cierto es que el tío este, aparte de
insultar, al oponente, pretende hacer creer al lector que los valencianos
normales usamos verbos como "trucar", cuando eso sólo lo hacen los
catalaneros y sus amaestrados hijos. Mosatros, en idioma valencià, diguem
cridar per teléfono; y els catalans, en cátala, digüen "trucar per
teléfon". La voz "truc" aparece en valenciano antes que en
catalán, concretamente en el diccionario de Jaume March (a. 1371), pero
asociada al juego. Con la acepción de llamar -usado por los papás que leen
Levante-, surge en el catalán del siglo XIX; no en idioma valenciano.
Si
papá Levante fuera un valenciano sin catalanizar, habría advertido a su hija
que el plural femenino "dues" es un arcaísmo de todos los romances
peninsulares, incluido el portugués. En valenciano desapareció hace medio
milenio; pero, y aquí está el casus belli, permaneció vivo en el catalán vulgar
de escombraires y patataires. Hay un hecho significativo que conviene divulgar
para que los papás faltones (aixó de troglodites, de veritat, está molt lleig)
se enteren de una puta vez: cuando el catalán Bonllabí traduce al idioma
valenciano el Blanquerna, en 1521. todas las "dues" del manuscrito
provenzal las convierte en "dos". Hasta el manos largas Corominas
dice -traducido al valenciano-, que: "en el Reyne de Valencia, dos es
l´únic amprat en femení y masculí, desde el Maestrat dasta el Sur"
(DECLLC), Lamentablemente, la hija de Jesús Puig ha aprendido a asustar al
pizzero con una voz muerta que haría reír a los humanistas Timoneda, Palmireno
y Bonllabi. Quizá papá Levante haga creer a sus hijitas que el plural femenino
"dos" ha sido un invento a golpes de hacha y estaca de los que él
llama "trogloditas", pero ni Lola García Broch ni Sentandreu son
seres del Jurásico (como sugiere papá Levante), ni vivieron en los siglos XIV y
XV cuando los dignos valencianos ya usaban la voz prohibida por Inmersioman:
"dos maneres" (Ferrer, St. Vicent: Quer; 1413; "dos
tovalloles" (Inv. Ausias March, 1459); "dos hores" (Roig:
Espill, 1460). Con documentación del
femenino valenciano, aplicado a las horas, podríamos empapelar la dacha del
papá y sus hijas: "dos hores" (Alcanyis: Reg. preservatiu, 1490);
"dos hores" (Const. Universitat de Valencia, 1611); "dos
túniques, dos camises" (A.M. Castelló: Inv. Sta. María de Castelló, 1668);
"dos portes" (Ros: Tratat, 1736), "les dos de la vesprá"
(Escrig: Dicc, 1887) etc.
El
papá Jesús Puig (¡cielos, qué obscenidad, un nombre propio idéntico en
valenciano, castellano y catalán!) debe usar un traductor al catalán. Es
ridicula la morfología verbal que usa: "ofereixen" por
"oferixen", "procedeix" por "procedix", etc.; si
bien puede deberse al influjo de las academias de catalán Canal 9 y Punt 2. El
tío del bigot, como si fuera un noi d'Igualada, escribe: "Telefone a
Hisenda per fer-hi una consulta". Sólo los acomplejados valencianos pueden
comprar este diario del Moll, que nos ofende con prosa colonialista. La frase,
en idioma valenciano, sería: "Telefonege a Hacienda per a fer-li una
consulta".
El
ridículo "hisenda" -como sabe, creo, incluso Ascensión Figueres-, no
existe ni ha existido jamás en idioma valenciano (puede que en algún retocado
manuscrito en provenzal de siglo XIII). La voz no procedía directamente del
latín "facere", sino que fue un préstamo del castellano a fines del
XVI. En las tierras napolitanas españolas dio "azienda" y, en
valenciano, hacienda. La voz y sus derivados se arraigaron libremente en
nuestro idioma: "furtarli la hasienda y mercaderies"(A. M. Elig, Leg,
H. 49, 5 febrer 1617); "tenia molta hasienda" (Porcar: Ms.Coses,
1617); "de qui será la hasienda" (Llib.establiirients de Peniscola,
1701); "hacienda feta d´estola, prest s'embola" (Ros: Tratat, 1736);
"la hacienda y la salut" (Tormo: La Gatomaquia, h.1770); "deixe
la casa y hacienda" (Escorigüela: Coloqui del que volien reclutar, 1787);
"un llaurador hasendat" (Conv,de Saro. 1820); "hacendat que no
fa res" (Fages: Aforismes catalans traduits al valencià, 1853); "en
bones haciendes" (Gadea: Tipos d'espardenya, h.1890); "el ministre
d'Hacienda ha declarat que en tot lo mon están les subsistencies més
cares" (El Poble Valencià, 31 març 1917); "pot dur est´hasienda y
l´atra" (Alberola: Terres secanes,1924).
Hacienda
es un vocablo arraigado en la lengua valenciana, de igual modo que el
"enfadat y reenfadat" (Relació de les festes per Sant Pere Pasqual,
1743). El verbo "enfadar" se incorporó al valenciano en la misma
época que hacienda, lo que pasa es que procedía del portugués "fado",
y el fascismo expansionista catalán acepta voces de cualquier idioma, menos del
odiado español. De todas formas, admito que papá Levante me califique de troglodita
del Jurásico si puede ofrecer una documentación valenciana de "hisensa"
similar a la que le hemos proporcionado de "hacienda". En tal caso,
me comprometo a invitar a una paella a él y a toda la redacción del Moll, a
cambio de otra condición: que papá Levante nos amenice la velada -acompañado
de los palmeros Ferranet Belda y el Muelas-, con esta rumba catalana:
"Porompompaire, / soc barretinaire trogloditaire, / mes, ai, ja no en soc;
/ me diuen cantaire, ai, / mes no canto gaire, / mes no canto, no; / soc
trogloditaire mamporreraire i llevantinaire, / porompompaire,
porompompó...". Ací, entre palmes del Ferranet y el Muelas (en crits de
"¡dues.dues!", en lloc d'olé), papá Levante escomença a ballar un
taconejat com els del Titi (q.e.p.d.).En quant al vestuari, tots de flamencs en
barres roges y grogues.
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