El
catalanismo intentaba el desembarco en el Congreso y sorprender a los
diputados, arrancándoles la patente de legalidad para el catalán en Valencia,
al tiempo que su órgano rector, el Instituto de Estudios Catalanes, el 12 de
mayo, modificaba sus Estatutos, prolongando su autoridad lingüística sobre el
valenciano, curiosamente "amparada por la Ley Orgánica 5/1982"
(Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana".
El
Grup d´Acció Valencianista protestó por estas acciones catalanistas y organizó
una manifestación a celebrarse en Madrid el 20 de mayo de 1997, fecha en que
iba a ser debatida en la citada comisión del Congreso la unión del valenciano y
catalán, frente al monumento a la Constitución en el paseo de la Castellana,
desplazándose a la capital de España numerosos valencianos -sólo el Grup fletó
medio centenar de autobuses- portando gran cantidad de Senyeras y pancartas.
Acudieron
gentes de las tres provincias. La arteria principal de Madrid se vio repleta de
Senyeras. Cuando comenzó la concentración, en las Cortes ya se había aprobado
la propuesta de Izquierda Unida con los votos a favor de PSOE y CIU más los
nacionalistas. Era la primera vez que un texto legal identificaba valenciano y
catalán.
Fue
leído un manifiesto donde se decía que Alcaraz y Rahola habían vendido nuestra
Lengua Valenciana a Cataluña "por 30 monedas de plata, ante la pasividad
generalizada del resto de la clase política y con la ignorancia del pueblo
español".
"Nuestro
Reino de Valencia -decía el texto- no va a permitir que nuestra tierra siga
siendo moneda de cambio entre los partidos que comparten el poder… No vamos a
permitir que el pueblo valenciano siga estando engañado y traicionado por un
partido socialista vendido a intereses ajenos a nuestra Comunidad y liderado
por el mayor defraudador de la historia valenciana, Joan Lerma, quien sigue
siendo el representante de la mentira, la desvergüenza y la frustración
popular".
"Nuestra
dignidad -proseguía- como valencianos no puede ser pisoteada por nadie, ni
mucho menos en donde se pretende que reside la representación soberana del
pueblo… Descalificamos y repudiamos a nuestros representantes en la medida en
que no han sabido estar a la altura de los acontecimientos… Al igual que
salimos a la calle en el 79 y en el 92, hoy el pueblo valenciano `tornar al
carrer´ para decir basta a la agresión catalana. No a la lengua catalana. No a
los países catalanes. No a los políticos corruptos que comercian con nuestra
personalidad".
"Nuestro
Estatuto de Autonomía, ganado en la calle por el pueblo y elevado a rango de
constitucionalidad con el consenso de todas las fuerzas políticas valencianas,
es hoy puesto en entredicho, no solo por un grupo de políticos del Congreso, sino
incluso por el Tribunal Constitucional", se afirmaba.
No
se libró de la andanada el Tribunal Constitucional compuesto "por jueces
políticos, nombrados por los políticos que hicieron unas leyes políticas para
acabar pisoteando nuestro Estatuto y nuestra personalidad valenciana".
"Ese
tribunal de jueces, abogados, profesores y funcionarios aspirantes a políticos
o políticos frustrados han tenido la desvergüenza de decirnos a los valencianos
que nuestra lengua puede llamarse catalán… Su sentencia del 21 de abril la repudiamos
con la máxima energía".
Los
manifestantes se dirigieron luego al Tribunal Constitucional donde dejaron
miles de escritos de protestas con sus correspondientes firmas, al tiempo que
en el exterior se escuchó todo tipo de gritos.
En
ningún momento de la manifestación tanto en el monumento como en el Tribunal
Constitucional aparecieron junto a los manifestantes los de Unión Valenciana.
Llegaron tarde y se hicieron una foto para hacer ver que sí había estado cuando
ya no quedaba nadie Héctor Villalba, José María Chiquillo y Enric Esteve.
La
foto la enviaron a la prensa y al día siguiente Unión Valenciana que ni
organizó ni estuvo en la concentración aprovechó el papel y publicó un anuncio
en los periódicos locales agradeciendo la asistencia a la misma, apropiándose
sutilmente del éxito de la acción.