Tuve el gusto de decirle en persona que
es una de las grandes promesas del PP a nivel nacional y reitero mi
respeto por su sabia manera de hacer política, acosado por la oposición
y las minorías extra, o casi extra, parlamentarias. Ha tenido que
soslayar la locura catalanista, impulsada por Zapatero, que además de
quitarnos el agua, nos priva de infreatructuras necesarias, del AVE e
incluso de eso que la oposición ha consentido en llamar -a
regañadientes- lengua valenciana. Ha consensuado una reforma de nuestro
Estatuto, incorporando la claúsula que lleva su apellido, que en el
futuro puede jugar un papel decisivo, si se consuma la destrucción de
España. Todo ello sorteando la traición zaplanista, típicamente
cainita, a cuyos miembros está discretamente, pero con mano firme,
apartando de la dirección del partido. Los valencianos estamos de
enhorabuena sabiéndo quien nos gobierna.
Como defensor de la libertad de cada
persona, creo que cada cual, en cada momento, puede hablar en
castellano, ruso, latín, valenciano, sánscrito, catalán, árabe,
mandarín, en el idioma que prefiera. Y esto es válido en cualquier
lugar del mundo donde que se encuentre. Lo único que debe tener en
cuenta es que su interlocutor le entienda, pues en otro caso no podrán
comunicarse. En esta Comunidad hay una mayoría que habla español,
riqueza singular que nos permite enterdernos -en un mundo globalizado-
con más de 400 millones de personas. Usted, Presidente, ha defendido su
expansión en la última Convención Nacional de su partido. Tal vez un
setenta por cien tienen como lengua materna el valenciano, ese que
hablan los pastores, los leñadores, los aldeanos, la gente de la
mayoría de nuestros pueblos y ciudades. Y, desde hace unos setenta
años, poco a poco, se está introduciendo el catalán que inventó Prat de
la Riba allá por 1905, que nada tiene que ver con el catalán que se
habla en distintas partes de Cataluña, es el barceloní tamizado por el
inventor de los inexistentes paises catalanes. Es un idioma utilizado
como elemento invasor con la pretensión de hacernos a todos catalanes.
quieren hacer como los nacis, los que hablan alemán son alemanes y
llevaron los tanques a los Sudetes, a Viena y a otras partes y se
quedaron esos territorios. El plan catalán es el mismo, pero sin
tanques, con el dinero de la Generalitat de Barcelona y antes de la
Banca Catalana que Pujol arruinó y cuya quiebra hemos pagado todos los
españolitos a través de Fondo de Garantía Bancaria.
Le han colado la AVL en el Estatuto,
porque gobernar es pactar. Lo comprendo. Pero no comprendo como
traidores a las señas de identidad valenciana, son académicos, cobran
con una mano de la AVL y con la otra del Instituto de Estudios
Catalanes o de otra institución catalana. Estamos alimentando a los
comandos invasores. Esos, que quieren convertirnos en esclavos dentro
de los paises catalanes inventados, no pueden ser académicos.
Respetaremos sus equivocadas opiniones, como amantes de la libertad,
pero no podemos permitir que trufen nuestras universidades, nuestros
institutos, nuestras escuelas, ni nuestra administración. Uno de los
jefes de los comandos invasores, Fernando Palomero, está presto a
ocupar, ante nuestras narices, la presidencia de la AVL. Están
infectando a la gente, porque como nacis convencidos de su
nacionalsocialismo, presionan a nuestros niños y a nuestra juventud. Un
padre se quejaba el otro día que las clases de matemáticas, ciencias
naturales, física y química se las daban en ese catalán que a usted le
han tolerado, de momento, llamar idioma valenciano, porque
prácticamente no ha líneas en castellano; y los exámenes ha de hacerlos
en catalán; y es peor una falta de ortografía o introducir un palabra
en valenciano auténtico que equivocarse en un problema de químia
orgánica o de matemáticas. Son muchos los padres que están hasta el
gorro de esta situación. O debo decir hasta la barretina.
Confío en usted, Sr. Camps, tan hábil con la oposición y con los
zaplanistas, ha llegado la hora de que limpie la Comunidad de
catalanistas alimentados con el dinero de los valencianos. ¿Podrá con
los invasores, con los comandos catalanistas? Si lo consigue, que Dios
se lo premie. Si no, que se lo demande, como se lo demandarán los valencianos.
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