martes, 27 de septiembre de 2022

Carod-Rovira cabalga de nuevo

 

miércoles, junio 14, 2006

CAROD-ROVIRA CABALGA DE NUEVO


Este filólogo, metido a político independentista catalanista, sabe muy bien como ofender públicamente. Da igual que unas veces se cebe con los valencianos, a quienes trata siempre de 'catalanes del sur / catalanes de segunda' o que en otras ocasiones utilice a Ceuta y Melilla, bien para atribuirles marroquinidad o para de forma despectiva, realizar declaraciones odiosas y humillantes comparando a su Catalunya con las bellas ciudades autonómas.


Ya dije en más de una ocasión en medios impresos y digitales y asimismo mediante una carta personal dirigida a Carod -todo ésto se puede consultar incluso en el buscador 'Google'- que las pretensiones de este aragonés renegado, afincado en Catalunya e hijo de un Guardia Civil del antiguo régimen franquista; no son buenas para nadie. Ni para Catalunya en si ni para el resto de los españoles.


Carod sueña delirios de grandeza imperialista. Es curioso que se autodefina republicano cuando los buenos republicanos como Madariaga, Unamuno, Pi i Margall, Ortega y Gasset y Sanchez de Albornoz jamás fueron separatistas y todos, excelentes intelectuales a los que Carod no les llega ni a la suela del zapato.


El republicanismo injerente, metomentodo y tocacojones de Carod Rovira desprestigia al auténtico republicanismo, de suma intelectualidad, tolerante, dialogante y conciliador.


En realidad, el republicanismo catalanista y catalanizador de Carod y su partido ERC -ahora Esquerra a secas, para que territorialmente se pueda implantar en otras zonas, regiones o autonomías, o sea, fuera de Catalunya- no es más que un imperialismo extensionador, anexionista, en expansión, que basa su acción principalmente en falsas revindicaciones culturales -sobre todo, lingüisticas- e históricas -manipulando la verdadera historia de Catalunya para ponerla al servicio de sus fines separatistas- .


El republicanismo de Carod y cía defiende que España no existe o que solo es la parte centro -Castilla y algo más-, que Canarias, Ceuta y Melilla sean dadas a Marruecos, que la Comunidad Valenciana -el historico Reino de Valencia- sea integrado dentro de la 'Gran Catalunya' o 'Paises Catalanes' -que jamás existieron, solo la Corona de Aragón- como una provincia catalana más, etcétera.


Un pseudorepublicanismo cuyo componente base imperialista abusivo de la identidad está inspirado en los viejos y caducos nacionalismos exacerbados neorománticos y decimonónicos como el alemán o pangermanista, derivado de las ideas filosóficas y sociales de Heiddeger: 'un pueblo, una raza, una nación, una lengua...somos diferentes'. Solo le queda aplicar el axioma: 'un jefe' -'ein führer'-, que al menos con el bigote de Carod-Rovira empieza a parecerse el republicanismo independentista al fascismo nazi de Hitler.


Hitler inició el 'anchluss' culturo/lingüistico -todos a hablar alemán, a pensar en alemán, a sentirse alemanes- en Austria y demás paises invadidos militarmente. Carod Rovira quiere 'invadir' políticamente Europa y el resto del Estado Español: desea imponer el catalán y que se apruebe y aplique, en el Parlamento Europeo y hasta en el Congreso de los Diputados en Madrid. Y además, anhela catalanizar, imponer su lengua tal cual, total y pura al cien por cien; metiendo las narices en casa del vecino, donde no le debería importar, en otras regiones vecinas como la Comunidad Valenciana, Aragón, sur de Francia, Cerdeña y Baleares. Por mucho que se parezcan o puedan derivar estas lenguas entre si, no le da derecho a semejantes injerencias.


No es de recibo que Carod y su partido no acepten 'injerencias' de otras autonomías e incluso del Estado y que a la recíproca se excedan entrometiéndose en casa ajena. Juega a dos barajas simultáneamente según le interese, por eso resulta incomprensible que, auspiciara un nuevo estatuto catalán ambiciosamente nacionalista independentista presionando a los ex-socios del entonces 'tripartit' y posicionado a favor durante el borrador o proyecto, y que después en la votación se decidiera por la abstención tras amenazar con el NO y un rechazo rotundo a las modificaciones incluidas en el texto estatutario.


No hay quien pare a este personaje. Tal vez el mismísimo pueblo catalán a través de las urnas podría frenarle. Todo ésto y más, de negativo, es lo que podemos esperar de un señor que reniega de su pasado español, de sus raíces aragonesas y tiene la osadía de ir ofendiendo a los demás como a Ceuta y Melilla, en este caso.


Por eso, cual bandolero, el filólogo político catalán sigue haciendo de las suyas. ¿Hasta cuando?


Carod Rovira cabalga de nuevo.

 

 

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