Autor:
Baltasar Bueno
18.11.07
Tengo
por entendido y sabido que los catedráticos de la Universidad Politécnica son
gente rigurosa, seria y responsable en sus quehaceres. Por eso, me extraña que
en la carta abierta que ayer me dirigió no entrara con todas las de la ley al
fondo de la cuestión: que en la publicación oficial de la exposición “Sorolla.
Visión de España”, que usted prologa, se hable de la “catalanidad de Sorolla”.
Quiero
decir que usted, Comisario de la Exposición Sorolla, por omisión o negligencia
ha consentido que eso saliera a la luz pública, bajo el patrocinio de Bancaja,
que ha tenido que sufrir la vergüenza ajena de lo que usted mismo considera
“una desafortunada frase intercalada”, como si un viento de “llebeig” la
hubiera colado de rondón, sin ninguna intención, pura casualidad.
Valéncia
hui viene hablando de los lienzos de Sorolla de la Hispanic Society hace mucho
tiempo. Por lo que expresa en su carta, me da la impresión que no suele leer
prensa, al menos la que debe. Si entra en nuestra web o visita nuestra
hemeroteca, verá cuánto espacio hemos dedicado a hablar de la importancia de la
labor de Bancaja en la restauración y traída a España de los lienzos de
Sorolla. Incluso un colaborador nuestro que vive en Nueva York ha tenido la
gentileza de escribir al respecto y enviarnos un precioso texto.
Como
Comisario, da la impresión que lo que ha ocurrido es que se le escapó el
detalle de editar e imprimir en Valencia -lo mandó hacer en Barcelona- la
publicación oficial de la exposición en Barcelona, así como de supervisar su
contenido, donde se habla de la “catalanidad” de Sorolla, de la catalanidad de
su pintura.
Quiero
pensar con suma indulgencia que ha sido un simple desliz, nada intencionado,
porque sería grave que usted hubiera leído los originales y no hubiera
advertido la inconveniencia, al menos política, a la autora del trabajo que,
por la manera de escribir y lo que dice, debe estar en el ámbito de la
catalanidad.
Hemos
aplaudido mucho a Bancaja en la iniciativa de traernos esta obra de Sorolla a
Valencia, es una acción cultural muy meritoria, empañada por empeñarse la
publicación en catalanizarnos también a Sorolla y que éste no era catalán, ni
en su pintura está presente ninguna catalanidad. Es la luz, la luz de Valencia,
la que sale por todos los poros de la obra de Sorolla, a no ser que hasta esta
brillantísima luz nos la hayan catalanizado ya.
He
comenzado mi carta de respuesta a usted por aquí, pues sibilinamente esconde en
un rincón de la suya el verdadero “leit motiv” del problema. Usted ha metido a
Bancaja en un buen embrollo y lo que tenía que ser un impecable y brillante
acto cultural de la entidad, lo ha enturbiado al mezclar churras con merinas.
Respecto
a los genes originarios para ocupar cargos en Valencia, decirle, estimado
catedrático, que durante muchísimos años los cargos importantes de esta región
fueron ocupados por cuneros, por gentes llegadas de fuera, enviadas por el
centralismo, y que fenecida la dictadura llegó con la democracia la autonomía.
Si
existen las autonomías, debemos creer en ellas y llevarlas a la práctica en
todos los sentidos y extremos, con todas las consecuencias. Autonomía quiere
decir que nos tenemos que gobernar por nosotros mismos, que no nos tengan que
gobernar los de fuera, los que no sudan nuestra camiseta, ni sienten lo nuestro
como nosotros mismos.
Bienvenidos
los de fuera, los que no son nacidos aquí, pero que quienes vengan se hagan
como nosotros, respeten lo nuestro, nuestra valencianidad, que la amen y vibren
con ella.
Me
alegra que cite a su padre, a quien admiré mucho en vida. Era todo un señor
honestísimo, un gran estudioso e investigador, un gran amante y defensor de
todo lo valenciano, muy valiente, que hasta se atrevió a alzar la voz contra
las salvajadas perpetradas en el teatro Romano de Sagunto.
Sería
para mí una gran satisfacción que algún día, usted siguiera el ejemplo, en
todos los órdenes, de su maravilloso padre, hombre culto y sensato, hombre
profundamente sabio, humanísimo, y amante de la historia del arte valenciano,
del que nos dejó interesantísimos estudios. Él nunca se hubiera atrevido a
afirmar, ni hubiese consentido tamaña estupidez, la “catalanidad” de Sorolla y
su obra.
Comprendo
que usted haya tenido que firmar la carta que me dirige, imagino que el
Comisariado estará bien sustentado con un excelente salario. Entra en su nómina
y entre sus obligaciones deshacer entuertos.
Y
de su afirmación de que me he tirado a la piscina sin agua, cuando quien me lo
dice es un experto en saber nadar y guardar la ropa, le puedo asegurar que para
mí es un piropo.
Suelo
mojarme en vuelo apasionado por Valencia siempre, suelo lanzarme al río y a la
mar en medio de la gran marejada. No tengo miedo, cuando hay cosas que
gravemente afectan a mi tierra, a mi pueblo, a mi gente. Suelo hacerlo a cuerpo
limpio, sin guardarme la ropa, con ilusión, con amor, y, sobre todo, con la
conciencia tranquila.
Yo
afronto las responsabilidades, no me justifico, ni disculpo, tirándome los
muertos de encima, llamando “accidente”, “desafortunada frase intercalada”, a
la “la catalanidad de Sorolla y su obra”. Para mí y creo que para la inmensa
mayoría de los valencianos, a eso le llamamos otra cosa.
COLUMNISTA
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