Gracias
a esta irresponsabilidad Valencia acogerá mañana a la caravana
catalanista, que saldrá desde diversos puntos de Cataluña.
Una de
las técnicas pedagógicas que se utiliza en Educación Infantil cuando un
niño ha tenido un mal comportamiento o ha dicho algo que no debe
consiste en castigarle a ir a la silla de pensar , ubicada normalmente
en un rincón de la clase donde se encuentran (así me lo han contado) el
letrero “Silla de pensar”, y un dibujo de Mickey en actitud reflexiva.
Este
método se utiliza para que el niño medite sobre lo que ha provocado el
castigo. El niño suele decir: ¡ya he pensado! A lo que se le responde:
¿Y qué has pensado? El alumno se arrepiente de lo producido y explica
por qué está mal su comportamiento, lo que tendría que haber hecho y lo
que hará a partir de ahora.
Esta
técnica la tendríamos que aplicar a nuestras autoridades, que lejos de
pensar y arrepentirse de sus errores, los reconvierten en movimientos
de responsabilidad y pluralidad democrática, lo que no deja de ser un
insulto a la inteligencia de los que lo soportan, es decir, de los
valencianos.
Este
es el caso de la Delegación de Gobierno y Ayuntamiento de Valencia, que
ni escarmientan, ni se arrepienten de sus inexplicables acciones cuando
comprobamos, año tras año, cómo les facilitan todos los permisos y
autorizaciones a unos energúmenos, cuyo su único objetivo es vejar,
insultar, agredir y destrozar todo lo que encuentran a su paso. ¡Y todo
esto en nuestra propia casa!
Gracias
a esta irresponsabilidad Valencia acogerá mañana (una vez más) a la
caravana catalanista que saldrá desde distintos puntos de Cataluña,
para acompañar y hacer bulto, a los trasnochados y desfasados
seguidores del subvencionado por la Generalitat Catalana Eliseu
Climent.
Ya han
anunciado que saldrán autobuses de la plaza Joan Peiró de Barcelona,
así como de Balaguer, Calella, Capellades, Igualada, Lleida, Maresme,
Montbui, Vic, etc.
Esto
me recuerda la estrategia de determinados partidos políticos que, para
aparentar un respaldo masivo, ponían a disposición de su militancia y
público en general el bus y el bocata gratuito, como si de una
excursión escolar sufragada por las Ampas se tratase.
Aquí,
además de proporcionarles transporte y comida, se les provee de una
màrfega (bandera que supuestamente responde a la unidad territorial
megalómana), de un concierto de rock, y de la promesa de que los
insultos, provocaciones y destrozos que puedan realizar (como en años
anteriores) quedarán en la más absoluta impunidad.
No
suficiente con eso, se les proporciona resguardo policial para que sus
acciones , realizadas al amparo de pasamontañas, palos y sprays, no
tenga la réplica adecuada del pueblo valenciano. Es más, cuando de
forma espontánea se les ha hecho ver que se fuesen a su casa porque
aquí no eran bien recibidos ni se comulgaba con sus postulados –no
necesitamos a nadie que nos diga quiénes somos, o lo que queremos ser–
se han encontrado con un exceso de celo (no sé si con órdenes directas
de arriba) de la propia policía, dedicada a la salvaguarda de los que
infringen la ley frente a los que simplemente piden respeto por la
misma.
Incluso
se han interpuesto denuncias por los hechos delictivos de estos
individuos, y hemos obtenido por respuesta gubernamental el silencio
administrativo, por no decir cómplice. Una vez más, contemplaremos cómo
gentuza sin escrúpulos, con el beneplácito de nuestras autoridades, que
serán los auténticos responsables de los posibles (reales) actos
vandálicos, se burlan y vanaglorian de los principios más elementales
de la democracia. No obstante, yo castigo desde aquí a todos los
responsables políticos, directos o indirectos, a la silla de pensar ,
aun sabiendo que carecen de propósito de enmienda, y más bien habría
que enviarlos o bien al lugar de procedencia de la caravana
catalanista, o a su casa. Nosotros, mientras tanto, crearemos el cuarto
de los berrinches para ver si somos capaces de dejar toda la mala uva
que nos provocan, tanto los que vienen a insultarnos, como los que lo
consienten.
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