Per Joan Ignaci Culla
President de Renaixença Valencianista
Publicat en Las Provincias (12/04/05)
Aunque tarde, parece que la
RACV, ha reaccionado i a decidido expulsar a: Artur Ahuir i a Angel Calpe, i
obrir expedients a Alfons Vila i Ramon Ferrer, todos ellos miembros de esta
Institución, i que con su espléndidamente gratificada aportación, han
contribuido en el genocidio de la lengua valenciana, el pasado 9 de febrero, al
firmar las bases de unificación de la lengua, en ese nido de catalanistas que
es l’AVL.
Y digo tarde, porque tendría
que haber sido “insofacto”, como así se le demandaba, incluso desde estas
mismas páginas. No se podían admitir las excusas que algunos representantes de
la RACV, esgrimían (no sé si para justificar o justificarse) aludiendo que la
presencia de estos sujetos, no era en representación de ésta, sino que obedecía
exclusivamente a nivel personal, por más que desde todos los sectores y medios
de comunicación, siempre incluían la coletilla de: “el sector de la RACV”, lo
que evidenciaba una clara conexión y complicidad.
Cosa que por otro lado a
nadie sorprendía, ya que la aportación sobre todo de Ahuir i Calpe (i la de
alguno más que de momento obviaremos), no era precisamente la de “poner una
vela a Dios y otra al diablo”, sino solamente al “Bencubú” de la barretina. De
todos es sabido que la aportación de éste grupo de “cruzapuentes” en la Seccio
de Llengua i Literatura de la RACV, era entorpecer, por no decir boicotear, lo
que los otros miembros de dicha Seccion, amantes i respetuosos de la lengua
valenciana, además de ser los únicos entendidos (Chimo Lanuza, Llepolt
Penyaroja, Toni Fontelles, Manuel Gimeno, Josep Giner), proponían. Sus
decisiones, han ayudado a fragmentar aún más el valencianismo, como la
incorporación de acentos, que no ha sido fruto de la discusión y el consenso,
que sería lo lógico y lo razonable, sino más bien a lo que pretendían fuese una
aproximación ( por fidelidad) a la normativa de l’AVL, y al mismo tiempo, con
el fin de poder seguir publicando con ciertas garantías de subvención, de ahí
que únicamente cuatro entidades afines a ellos, lo han respaldado,
manteniéndose las demás al margen, como no podría ser de otra manera.
Es decir, que esta decisión
de expulsión i de expedientes, que esperemos y deseamos también acaben en
expulsión, ya que no se comprendería de otra manera, puesto que Ferrer,
colaboró directamente en la elaboración del dictamen, i Vila buscó (¡o no¡) la
excusa de ausentarse al servicio justo en el momento de la votación, más para
tener una excusa que por convicción; será motivo para felicitarnos y felicitar
a la RACV.
¿Y Ahora qué? Pues una vez
recuperada la coherencia y la lógica que debe imperar en la que debe ser (que
no lo ha sido) la senyera del valencianismo, la RACV, se impone reestructurar i
dotar de mayor contenido a la Seccio de Llengua i Lliteratura. Esto se
posibilitaría si los nuevos miembros a designar para cubrir la plazas vacantes,
fuesen de reputación intachable en la lealtad a Les Normes del Puig, cosa que
de no ser así, ni se comprendería, ni se aceptaría por el mundo valencianista,
ya que estamos bastantes artos de comprobar como se utilizan algunos puestos o
bien para promoción personal, o para reconvertirlos en nómina. Estos nuevos
miembros, junto a los expertos anteriormente citados, dotarían y recuperarían
el prestigio que nunca debió perder esta sección, por culpa de los que no
creían en ella. Eso, y el poner al frente (para cubrir la vacante del Pare
Costa), a una persona de reconocido prestigio i de lealtad incuestionable, como
podría ser Lleapolt Penyaroja, que contaría con el respaldo unánime de todas la
Entidades Culturales.
Es el momento de la
reafirmación valencianista, como lo es también el que la RACV, baje de su
Olimpo, y se aproxime y cuente con los que realmente le dan sustento. ¿Por qué
de que serviría una RACV, si por sus actuaciones no tuviese a nadie que las
respalde? ¿De qué sirve modificar una Normativa, sin el respaldo lógico, para
que se asuma? ¿De qué sirve mantener una RACV, si su único fin se fundamenta en
crear lazos de aproximación con el poder establecido, que no a la realidad del
pueblo valenciano? ¿De qué sirve una RACV, vacía de contenidos, si su mayor
postulado no es luchar por la dignidad de la lengua valenciana?
Es el momento de quitarse
los complejos y de tomar las decisiones oportunas, para que todos tengamos la
sensación que remamos en el mismo sentido, cosa que no ha ocurrido,
desgraciadamente, en tiempos pasados. Si eso se logra, además de contar con
todo nuestro apoyo y colaboración, habremos conseguido lo que nunca tuvo que
perder, ser el auténtico referente del valencianismo.
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