Por Ricardo García Moya Las
Provincias 26 de Enero de 1995
Hay
virus informáticos, y también --en la patología del régimen-- sida cultural. En
1988, sin ir más lejos, la Academia de los Nocturnos fue inoculada por
Evangelina Rodriguez con virus procedentes de la institución Alfons el Megnánim
de la Diputación del PSOE, contaminada a su vez del sida catalanero y, para
mayor inri, sufragada con dinero del contribuyente valenciano.
En
concreto, Evangelina y Canet y Sirera depositaron -camuflados entre conceptos y
anotaciones- anticuerpos para hacer
creer que los miembros de la valenciana Academia de los Nocturnos -activa de
1591 a 1594- usaron el catalán como lengua vehicular y literaria. Así, afirman
que: "EI fundador de la Academia de los Nocturnos es autor de una
autobiografía escrita en catalán" (Rodríguez, E.: "Actas de la
Academia de los Nocturnos". Valencia 1988, p. 18). Aviesamente, como es
habitual, propagan que: "Jaime Orts, concurrente a Ia Academia de los
Nocturnos, escribió poesías en catalán (...) participó en las justas poéticas
en honor de Sant Vicent Ferrer" (p. 26).
Pues
ojo al dato, Evangelina: los miembros de
la Academia de los Nocturnos defendían la lengua valenciana y no hubieran tolerado
que ningún figurón los transformara en renegados del Reino de Valencia. Y
podemos comprobarlo con la fuente citada por ella, concretamente con
los escritos del certamen poético del año 1600 en honor de
Sant Vicent Ferrer.
Comenzaremos
con la opinión del doctor y canónigo Francisco Tárrega, dada la categoría del
personaje. Según Evangelina: "su prestigio literario fue
muy grande, convirtiéndose en el árbitro fundador de la Academia de los
Nocturnos" (p. 28). Era el alma mater de los académicos, pero lo que
opinaba Tárrega sobre la lengua no coincide con lo apuntado por la
sandunguera Evangelina. Por ejemplo, cuando enaltece a Sant Vicent
Ferrer lo hace por usar el santo la lengua propia, no la catalana: "Gran
blasón de la Lengua Valenciana/ que en
un tiempo todo el mundo la entendía/ lo mismo en nuestros tiempos sucediera/ si
cada valenciano un Ferrer fuera" (Tárrega, F.: "Relación de las
fiestas a San Vicente". Valencia 1600, p. 299).
Respecto
a Jaime Orts -miembro de la Academia emporcado de catalanismo por
Evangelina-aparte de la simpática lucha con poesías en valenciano con su amigo
Melchior Orta, dedicaron otras a San Vicente ("Guardia molt be os
dir / qualsevol ab veritat/ puix de orta, regne y ciutat/ sou lo patró y
guardiá"); y -aunque Evangelina no lo tiene en cuenta aclaraban cuál era
su lengua al especificar que eran "sonetos en castellano y
valenciano" (p. 223).
La
casi totalidad de poetas que vivían en Valencia en 1600 participó en el
certamen, y siempre se refieren a la
lengua valenciana, como en el soneto de Esteban Burgués (p. 253). La
catalana era considerada inferior y extranjera, como es lógico. Los testimonios
sobre el uso y denominación de la lengua
son apabullantes. EI oriolano Francisco Martínez, participante en el certamen,
anotaba años más tarde que en la capilla de Santa Ana de la catedral de
Orihuela se pusieron "versos en Lengua Valenciana" (Martínez, F.:
"Exequias". Orihuela, 1612, fol. 135) .
En los escritos catalanes --aparte de las
diferencias sintácticas - no encontraríamos el léxico valenciano usado por los
intelectuales y los escribanos de la Generalidad en el Barroco: milacre, hui,
fortalea, medida, franquea,
chiquet, ubert, y, chufa, huit, dumenge, u, archiu, chufes, bellea,
eixir, pichers, deport, servici, sigle, etc.
Volviendo
al tema ¿sabían que Cataluña jamás tuvo en el Barroco una institución
tan prestigiosa como la Academia
de los Nocturnos? La pobreza cultural de los condados no permitía un
florecimiento similar al del Reino de Valencia. Era portentoso -como le pareció
a Cervantes- la aparición en tan breve espacio cronológico de tantos
escritores, poetas e historiadores: Timoneda, Guiilén de Castro, Virués, Rey de
Artieda, Tárrega, Escolano, Miguel Beneyto, Gaspar Aguilar,
Gil Polo, etc. Ahora -gracias a la pasividad del
hierático- los ha engullido la Nación Catalana. Curiosamente, en los mismos
años en que floreció la Academia de los Nocturnos disponía Felipe II de un
intérprete, el marqués de Denia, "para traducir los escritos en Lengua Valenciana"
(Arch. Corona Aragón. Cortes, leg. 1 .350).
Evangelina
ha infectado la memoria de la Academia de los Nocturnos, deformando
la realidad. Incluso en las notas
sobre el poema que un académico dedica a Nuestra Señora de la Sapiencia, oculta
lo más importante. Diserta sobre San Isidoro, Platón y el caballo Pegaso; pero
es incapaz de decir lo fundamental: que era Patrona de la Universidad de
Valencia. En 1988, las mesnadas del régimen felipista quemaban dinero público
para eliminar su imagen del escudo universitario; pero aún quedan fuentes sin
manipular, como el manuscrito de la Biblioteca .Nacional de Madrid, del siglo
XVII, que contiene "versos en Lengua Valenciana: A la Mare de Deu de la
Sapiencia/ Protectora de aquella Universitat" (BNM. Ms 3.746, f. 602) .
La
sandunguera, al exponer los criterios de la edición, dice que "ha
intentado mostrar el mundo cultural en el que estaban insertos" los poetas
de la Academia de los Nocturnos (p. 51 ). Esperemos -si el
eje paga otra
edición-, que no mienta respecto al idioma que usaban nuestros leales
antepasados.
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