Baltasar Bueno
A Nueva York no van a viajar, lógicamente, los parados, sino aquellos que aún
tienen la suerte, de tener trabajo. El presidente de la Generalitat, antes
llamada valenciana, se cree que con esa línea aérea, que permitirá a los ricos
y poderosos irse de fin de semana y de compras a Estados Unidos, pero no a los
desempleados, ya ha hecho su buena acción de la temporada.
Cuando le preguntan por el paro, dice que ése no es su problema, sino de
Zapatero, que lo arregle. El es así de iluminado. Lo suyo, por el contrario,
son las copas de américa, los cochecitos de la fórmula 1, los barquitos de la
volvo ocean race, los mundiales de tenis, y ahora los vuelos a Nueva York.
Todo, eso sí, a golpe de talonario.
Al tiempo que no resuelve los graves problemas que angustian a las familias
valencianas, Camps cada día se entrega un poco más al catalanismo. Rebobinen y
váyanse a la película que emitió Punt 2 el pasado sábado 17 de enero por la
noche. Estaba doblada en puro y duro catalán. Observen y verán cómo parece que
ya se traen las películas dobladitas, arregladitas y adobaditas en catalán
desde Barcelona, para que la peña se vaya habituando.
De esta manera, al menos en la ciudad de Valencia tenemos ya seis canales de
televisión en catalán y ninguno en valenciano. Los catalanes nos bombardean a
diario con sus cuatro canales, más los de Canal 9, que no son más catalanistas
porque no se entrenan. Todo esto con la complacencia y complicidad de Camps y
su banda.
Camps se empleó a fondo para que Valencia hui, altavoz valencianista, muriera
por inanición, al tiempo que daba dinero a espuertas a periódicos catalanes,
madrileños y vascos. No le interesaba que hubiera una voz genuinamente
valenciana, que le recordara todos los días sus pecados, por acción u omisión,
catalanistas. Por ejemplo, el papel fundamental que él tuvo en la creación y
composición de la catalanista Academia Valenciana de la Lengua, que es la
estocada de muerte de la genuina Lengua Valenciana y la que consagrara el
catalán en tierras valencianas, con la inestimable ayuda de Canal 9, la
televisión autonómica de los valencianos, que detenta y aprovecha
fehacientemente Camps para sus intereses y ambiciones.
Con dinero público, Camps se ha hecho con el favor de una corte de aduladores
periodísticos a su medida. Con dinero público controla casi todos los medios de
comunicación. Con dinero público, tiene un gallego para dirigir Canal 9 y ahora
un madrileño para dirigir el canal 24 horas. Con dinero público, cada semana se
trae una larga lista de paniagudos de Madrid a supuestos programas de debate,
donde la representación de la profesión valenciana es alicorta en todos los
sentidos. Esta es la prensa corte y confección que quiere Camps.
Se empeña en ser famoso nuestro presidente y cada vez es más impopular. Canal 9
maneja datos en el sentido de que cuando en sus informativos sale Camps, la
audiencia cae estrepitosamente. La gente, que no es tonta, que tienen mucho
sentido común y que lo pasa mal, está harta de ver a Camps hasta seis veces en
un mismo informativo, haciendo como que hace.
Franco en sus Nodos era más discreto y siempre que salía era porque inauguraba
algo que había hecho él. Camps lo único que inaugura son botafumeiros, fiestas,
fastos, carnavales, circos, cabalgatas, lineas áereas y cosas que por lo
general no ha hecho él, pero él mismo se cree que son gracias a él.
Este año 2009 no esperen más de Camps que lo que han visto hasta ahora: circo
sin pan. Si al menos diera pan, su mandato serviría para algo. Pero él no baja
a la tierra, ni pisa los pueblos, ni se mezcla con la gente. Lo suyo es Estados
Unidos, las partidas de padel y tenis, broncearse en el mar y salir todos los
días tropecientas mil veces en Canal 9. Si no sale, revienta.
Este es el “líder” de los valencianos, el “líder” de la comunidad española con
más parados, con más tragedias humanas y familiares, y la que más sufre los
embates del catalanismo.
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