martes, 9 de agosto de 2011

JAIME I DE ARAGÓN, EL CONQUISTADOR (II)


Autor: Desconocido 

      La política tendente a alcanzar el predominio peninsular por parte de J. sufrió un duro golpe con la muerte de Alfonso IX de León (v.), si es que verdaderamente estaba convencido de que era viable, en virtud de un posible matrimonio con una hija del leonés, hacerse con la herencia de Alfonso IX. Lo creemos difícil: en realidad, la política de J. se orientó entonces hacia Levante. También fracasó, a causa de su inexperiencia juvenil, como pretende su Crónica en un relato poco convincente, en el intento de anexionarse el reino de Navarra a la muerte de Sancho VII; este monarca, sin sucesión directa, había propuesto a J. un pacto de mutuo ahijamiento en virtud del cual el que sobreviviese al otro heredaría sus Estados (Sancho VII tenía entonces, 1231, 78 años).

      A raíz de la conquista de Mallorca, los leridanos y aragoneses habían manifestado su deseo de que la acción reconquistadora se orientase hacia Levante, en tierra firme, en lugar de tomar una dirección marítima. La conquista de Valencia era, pues, no sólo un objetivo del propio monarca, sino una tendencia natural de las regiones más peninsulares de la corona; un noble aragonés, Blasco de Alagón, había emprendido por su cuenta la conquista de Morella (1232). Después de la toma de Burriana y Peñíscola (1233), el monarca atraído por otros problemas -soberanía sobre Carcasona, cuestión que se resolvió a favor del monarca francés, y celebración de su nuevo matrimonio con Violante de Hungría (1235)- paralizó durante unos años la reconquista valenciana, que volvió a iniciarse en 1236. Con la caída de la capital (28 sept. 1238), quedaba cumplido un nuevo objetivo de la política de J. y se abría una zona de fricción con Castilla. Para evitar las rivalidades entre los catalanes y aragoneses, que pretendían establecer en Valencia su propio derecho, dotó J. a esta región de una legislación propia: el Fur de Valencia. La parte sur del reino se convirtió, como hemos dicho, en una zona de roce entre Castilla y Aragón. Aunque los tratados de Tudillén y Cazorla habían delimitado el área de expansión de ambos reinos, surgieron nuevas disensiones al tomar el infante castellano Alfonso (futuro Alfonso el Sabio) la plaza de Enguera, que pertenecía a la zona de reconquista aragonesa. El tratado de Almizra (26 mar. 1244) delimitó de nuevo las futuras conquistas de ambos reinos. La reconquista valenciana se completó con la toma de Játiva (1244) y Biar (1245).

           Los problemas occitanos. El tratado de Corbeil. El deseo de que Provenza, Tolosa y el Bearn no pasasen a la corona de Francia, fue el eje de la política de J. hasta 1258. Por el matrimonio de las herederas de Provenza y Tolosa (Beatriz, hija de Ramón Berenguer V, con Carlos de Anjou, hermano de S. Luis; y Juana, hija de Ramón VII, con Alfonso de Poitiers, hermano también del monarca francés) estos condados quedaron de hecho incorporados a Francia a la muerte de Ramón Berenguer V (1245) y de Ramón VII de Tolosa (1249). La dura lucha diplomática que habían sostenido ambos, en vida, y J., resultó del todo infructuosa y condujo al tratado de Corbeil (11 mayo 1258) por el que J., a cambio de la renuncia de los posibles teóricos derechos que el monarca francés tuviese sobre los condados catalanes, cedía sus derechos, bastante más reales y efectivos, sobre todo el mediodía de la Francia actual. La renuncia a Provenza fue hecha por J. no a favor de S. Luis sino de su esposa, Margarita de Provenza (16 jul. 1258). El tratado de Corbeil representa el fin de la etapa de predominio ultrapirenaico de la confederación catalanoaragonesa y el inicio de otra de política peninsular y mediterránea.

No hay comentarios: