Carles Recio / Hoy, 12 de febrero de 2009 – 11 del segundo yamadá del calendario
lunar islámico -, hace mil años Valencia se convirtió en reino autónomo e
independiente, gobernado por si mismo y sometido a una legalidad
estrictamente valenciana.
Hoy hace mil años que Mubarak de Valencia, desafiando al Califato de
Córdoba, declaró que Valencia podía gobernarse por si misma, creando un
nuevo Estado.
Hoy hace mil años que nació el “Mamlaka Balansiya”, cuya traducción literal
es “el Reino de Valencia”. “Mamlaka Balansiya” se distinguía perfectamente
de “Medina Balansiya”, la Ciudad de Valencia. La expresión “Ciudad y Reino
de Valencia” es hija directa de esta diferenciación arábica entre “Mamlaka”
y “Medina”.
Hoy hace mil años que desde la torre de la mezquita de Valencia el “jatib”
o predicador lanzó la “jutba” o sermón previo a la oración. En esta
alocución se invoca específicamente el nombre del soberano territorial, y
por primera vez en este día de febrero de 1009, se apeló al rey Mubarak en
signo de adhesión o sumisión.
Hoy hace mil años que se inició la monarquía valenciana, cuyos dieciséis
primeros titulares fueron de religión musulmana: Mubarak, Mudafar, Labib,
Muyahid, el gran Abdelasís I que reinó cuarenta años, Abdelmalik, Almamún,
Abú Bakú, Abú Utmán, Alqadir, Ibn Yahaf, Marwán Abdelasís II, Ibn Yhad, el
famoso Sad Mardanís apodado “el rey lobo”, Abú Zeid y Ibn Zayán. A partir
de 1238 fue la dinastía cristiana de Jaime I la que continuó la titulación,
y después los Trastámara, Ausburgo y Borbones.
Hoy hace mil años que se iniciaron en la península las autonomías
regionales. La actual configuración particularista responde a esta solución
de urgencia del siglo XI. El Reino de Valencia, en este conjunto, es
autonomía bien antigua.
Hoy hace mil años que se inició una historia política propia en Valencia,
con el nacimiento de un Estado que abarcaba hasta Tortosa, Requena y Elda;
junto con el reducto independiente de Denia donde el general Miyahid se
hizo fuerte hasta diez años más tarde, en que se coronó rey de Valencia y
logró la continuidad territorial valenciana hasta Murcia.
Hoy hace mil años que la estructura estatal valenciana empezó a gestarse,
soportando las distintas embestidas que posteriormente le sobrevendrían. El
Reino de Valencia quedaría 8 años bajo señorío del Cid, 50 años bajo
dominio almorávide y 80 años bajo poder almohade. Pero siempre resurgió.
Hoy hace mil años que se engendró la criatura sociológica que el rey Jaime
I bautizaría como cristiana. Si este monarca aragonés hubiera querido hacer
tabla rasa de lo anterior podía haber cambiado la ubicación y las
dimensiones del Estado, y haber fundado un reino de nuevo cuño con una
nueva denominación. Pero respetó lo anterior, una tradición sólida y
consolidada.
Hoy hace mil años que Valencia se convirtió en corte real, y a la llamada
de los reyes valencianos acudieron los mejores literatos y juristas de Al
Andalus, creando un verdadero Siglo de Oro autóctono, actualmente olvidado
por el desconocimiento de la lengua árabe que tenemos. Los nombres de estos
autores se estudian en manuales literarios de otros países, pero están
completamente ausentes en nuestras escuelas.
Hoy hace mil años que se inició el sentimiento de Valencianidad que
impregnó las páginas de los escritores más concienciados. En cuanto se
alejaban del Reino surgía la elegía a Valencia, la alabanza al clima, a la
Huerta y a la Ruzafa. Para ellos era el paraíso de Dios sobre la Tierra.
Hoy hace mil años que se confirmó la convivencia entre confesiones
diferentes sin imposiciones de unos a otros. El monarca musulmán respetaba
a judíos y cristianos. Todo lo contrario de lo que sucedería más tarde,
cuando se impuso la transigencia como separación entre comunidades.
Hoy hace mil años que Valencia consiguió un status propio en el panorama
internacional. No hicieron falta competiciones deportivas ni publicidades
extemporáneas. Por el mero hecho de ser capital de un Estado su nombre
empezó a anotarse en los mapas, y su puerto avanzó hacia esa expansión que
la convertiría en emporio comercial durante muchos siglos.
Hoy hace mil años que Valencia de ser una villa agrícola rica quiso
convertirse en referente político de toda la región. Esto movió el
crecimiento urbanístico: nuevas murallas; suntuosos palacios como el
alcázar real en el centro de la capital, y los palacetes del exterior, como
el gran palacio de los reyes de Valencia cuya primera piedra puso el rey
Abdelasís.
Hoy hace mil años, en definitiva, que se inició la gran etapa esplendorosa
de Valencia. Pese a que por prejuicios religiosos, culturales e incluso
políticos se quiera minimizar su importancia. En cualquier otro lugar se
hubiera festejado solemnemente. En el Reino de Valencia, el país del
autoodio, lo evocaremos patrióticamente sólo unos nostálgicos.
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