Los mallorquines cayeron
pronto en la trampa y su preciosa Sa Llengo Baléà la dejaron a expensas de los
matarifes de la pretendida "unidad de la lengua". La lengua balear ya
no se llama eivissenc en Ibiza, ni mallorquí en Mallorca, ni menorquí en
Menorca, como ha sido histórico y tradicional. Ahora se llama catalán puro y
duro.
La Universidad de allá, como la de aquí, puso firmes y cantó Els segadors, mientras escrituraba en el Estatuto catalán y fulminaba Sa Llengo baléà.
Un grupo de nativos con
vergüenza y dignidad se han constituido en la Acadèmi de sa Llengo Baléà.y ha
hecho una 'Gramàtica d´es Baléà', curiosamente impresa en Valencia por
Editorial Ecir. Gramática actualizada que hunde sus raíces en la mallorquina de
Amengual (1835) y en la menorquina de Soler (1858), la cual regla y sistematiza
el romance balear que se remonta al habla de fenicios, griegos y romanos.
Los baleares tuvieron ya
gramática propia en el siglo XVII con Fiol, con una estructura idéntica a la
actual, porque desde siempre se ha tenido allí conciencia idiomática propia.
El pueblo soberano,
propietario y usuario de la lengua, la bautizó como la sentía, con el nombre
más real y sincero, como la entendió y quiso. La denominó así hasta que
llegaron los políticos y la Universidad, que contrariaron su voluntad,
sentimiento y conciencia.
Acosados por los idiomas
alemán, inglés y francés de los turistas, bombardeados por las lenguas
inmigrantes y asediados a muerte por el catalán, ha surgido en Baleares un
'Salvem Sa Llengo Baléà' en el que se están integrando quienes huyen de los
tratados lingüísticos de la entregadísima Universidad a los principios
fundamentales del movimiento nacional catalanista, concretada en la lengua
estándar que están imponiendo por las bravas, a martillazo limpio, los
catalanistas, cuyo padres es un funcionario de la Generalidad (Valenciana)
nacido en Alfafar. Este pastiche es el llamado a sustituir, por eliminación, la
lengua propia de los romances mediterráneos.
Sa Llengo Baléà no comenzó
-defienden ellos como nosotros- con los escasos catalanes que con Don Jaime
conquistaron Mallorca, sino que se remonta a 9.000 años antes y se concreta en
la suma de lenguas de todos -fenicios, griegos, romanos, árabes,…- que pasaron
por aquellas paradisíacas islas y se quedaron a vivir en ellas.
Es su lengua propia, como la
nuestra, un 'totum revolutum' de lenguas, culturas y civilizaciones. No una
importación o imposición catalana. De lo contrario, no nos la estarían
imponiendo ahora a hachazo limpio para suplantarlas.
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