miércoles, 8 de junio de 2022

CAP D'ANU EN FI DE SEMANA

 

 

 

 

 

 

 

 

Data de Publicacio
05 de Giner de 2007

 

 

 

Referencia
0033RGM

 

 

 

Tornar a la plana de;
Ricardo García Moya

 

 

 

Anteriorment publicat en,
Diario de Valencia
02 de Giner 2005

 

 

 

Est articul lo hem deixat en castella, que es com lo escrigue el seu autor

 

 

 

Anar Arrere

 

 

 

 


 

 

Los valencianos normales de­cimos: "El disapte, este Cap d'Any coincidix en fi de sema­na"; mientras que los "normalitzats" por Rafael Alemany y sus compinches de la AVL dirí­an: "Dissabte, aquest cap d'any coincideix amb cap de setmana". En la frase valenciana figu­ra "disapte", sustantivo acomo­dado por nuestros clásicos desde el enigmático "sabath" hebreo. También está el valenciano "any", grafía habitual desde el siglo XIII en textos escritos en el Reino, como la Crónica de Jaime I. Conforme la documen­tación se aleja cronológicamen­te y se acerca geográficamente a los Pirineos encontramos la variable "an", única que conocí­an los autores de las divinizadas Homilíes d´Organyá. Parece evi­dente que por influencia valen­ciana ahora no llaman "an" o "ano" al año los catalanes y catalaneros como Rafael Alemany, aunque quedan testimonios to­ponímicos y onomásticos en lu­gares como Sant Sadurní d´Anoia y en personas descen­dientes de catalanes que emi­graron a Mallorca y Valencia (la vaca de un año es "anolla", aun­que los portadores del linaje se limpiaron el lexema hasta llegar a la Nolla actual). La frase Cap d´Any, inicio del año, se opone a "fi del any", "fi de mes" y al "fi de semana" que prohiben los que viven del catalán, como Ra­fael Alemany, aunque sea len­gua viva y enlace con la clásica: "fi del any" (Esteve: Líber ele-gantiarum, 1472); "fi del mes" (Pou: Thesaurus, Valencia, 1575); "cada semana y al fi de aquella" (Cap. del vi foraster, Oriola, 1673); "fi de semana" (Escalante: Mil duros y tartaneta, 1897); "fi de mes" (Martínez Ruiz, A.: Canyisaes, Monóver, 1911). La juventud amaestrada por el fascismo expansionista sólo conoce la frase catalana "cap de setmana", en lugar de la valenciana "fi de semana".

Entre las neolatinas hispáni­cas hay falsas concordancias. En idioma valenciano podemos decir: "La sinyora Gloria Culnuclear y Quatrebarres va mo­rir en palma el dumenge", y els filólecs de Madrit o Barcelona supondríen que hauría mort en Palma de Mallorca d'una fartá de sofrasá o aufegá en llicoret d'ou. La expresión "morir en palma" equivale a ser virgen en el instante de la muerte: "vullc morir en palma" (Liern: Una broma de sabó, 1867), construc­ción que catalanes y castellanos harían bien en no confundir con "vullc morir empalmat". En la comedia "Una broma de sabó", al no existir tipos como Rafael Alemany en 1867, los valencia­nos seguían gozando de idioma propio, sin complejos de inferio­ridad ni comisarios que les acu­saran de fascistas por usarlo. Uno de los personajes, el pedan­te Don Jacinto, filólogo que no entiende la lengua valenciana, dice sorprendido ante un escri­to: "Esto es valenciano" (p. 32), añadiendo: "y es extraño, por­que leo latín, alemán... y un po­co de inglés, catalán y guachindango". El valenciano Nelet, in­dignado, se lo quita de las ma­nos y lo lee comenzando con el habitual "Anem a vore".

El título "Una broma de sabó" también confundiría a ca­talanes y castellanos, ya que "broma" es polisémica en valen­ciano y aquí equivale a pompa o espuma de jabón, acepción que enlaza con la menos frecuente de mucosidad, como dice el mo­dismo: "tindrer menos sustan­cia que la broma de caragol", presente en la prosa literaria de Galiana (a. 1768). Abundando en el tema, si decimos: "l´atra esprá, Ampariues y yo mos unflarem la pancha en roses", los vecinos de Poniente y Norte pensarían que somos devoradores de flores, al ignorar que "ro­ses" es el sustantivo valenciano equivalente al castellano "palo­mitas" de maíz. Desde el parna­so barcelonés, el sabio Corominas creía y propagaba que "ro­ses" (de maíz) era adjetivo neológico del valencianismo franquista, cuando Joan Fuster se contorneaba marcando paquetito y luciendo pistola y camisa azul ante Sanchis Guarner y compañía. Erraba el etimólogo, al ser sustantivo con solera. Ya en el siglo XIX, los valencianos incluían en su gastronomía "les coques groses de dacsa" (Gadea: Tipos, 1908); y elaboraban "les coques de roses" que el proleta­riado llamaba "torró de gat" eufemísticamente: "ahir va fer uns torrons de gat" (Escalante: Una sogra de castanyola, 1875 ). Hay fuentes más antiguas, co­mo la del manuscrito del siglo XVIII titulado "Coloqui de la novia favera", donde se alude sin ambigüedad al producto: "roses que en paella es fan" (v. 68). De autor anónimo o, proba­blemente, de la pluma de Carlos Ros, su antigüedad podría fe­charse entre el 1745 y 1770, por lo que Corominas no anduvo fi­no al suponer que "roses" era vocablo del 1940. Resumiendo: en idioma valenciano tenemos "roses"; en castellano, palomi­tas; y en catalán, "crispetes". Tres lenguas, tres denominacio­nes.

Huí, el Reyne de Valencia es gueto ahon els catalaners com Rafael Alemany (corruptor de catalá de Zaplana), fan el butoni als chiquets, funcíonaris y emigrants en la simitarra del IEC. Antes, los valencianos creaban su idioma mediante neologis­mos o acomodaciones morfosintácticas, no sólo del latín, griego y árabe; sino también del he­breo, como "levita" (Roig: Espill, 1460); o del antiguo iraní, como "simitarra" (Fenollet: Hist. Alexandre, 1481), vocablos que pasarían al castellano y ca­talán. El proceso de gestación léxica jamás se interrumpió, aunque muchos neologismos apenas superaran dos genera­ciones; p,e., el sustantivo "alcría" era síncopa del vocablo va­lenciano prejaimino "alquería". Corominas documentó oralmen­te el diminutivo "alcrieta" en Museros y Albalat dels Sorells, y "alcría" en Alacuás; pero un siglo antes lo hallamos en letras de imprenta y en una isoglosa que abarcaría de Rafelbunyol a Gandía: "desde l´alcría al poblet... canta el gall en un´alcría" (Roig, A.: El Tesor dels Chermanells, Gandía, 1884, pp. 10,56). En 1884 no existía el provoca­dor a sueldo que burlaba al pue­blo valenciano por mantener la denominación usada por Antoni Canals en 1395; y Civera no te­nía que implantar el catalán como hace Rafael Alemany en la Universitat d'Alacant. El dra­maturgo Roig y Civera, notario de profesión, dio fe del nombre del idioma de nuestros antepa­sados: "y parlem en valencia / ya qu'es vosté de Valencia" (El tesor, 1884 p. 69). Para Roig, igual que para Cervantes o Martorell, era un idioma euro­peo: "ací está en francés... y ací la traducció al valenciá" (p. 26).

Ya estem en 2005 y tot seguix lo mateix. Les construccions valencianes com "fi de semana" seguixen prohibides per catala­ners que s´enriquixen en dinés de mosatros. Tot seguix baix el fascisme expansioniste catalá, mentres Campstalunya asoles cavila cóm fer martingales pera mantíndres en el puesto. Está clar que ha perdut la purea y no faltará en palma; tot lo més la dinyará empalmat y en bolchaca plena.

 

 

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