miércoles, 30 de enero de 2013

LA SEPTIMA CRUZADA



En 1248 el rey Luis IX de Francia dejó su reino al cuidado de su madre, Blanca de Castilla, y marchó a Oriente al frente de la séptima cruzada, acompañado de sus hermanos, el conde Roberto I de Artois y el conde Carlos de Anjou, así como del duque Hugo IV de Borgoña.

Aprovechando la ausencia del rey francés, Simón de Montfort se nombró gobernador de Aquitania y marchó al continente para poner orden y consolidar la autoridad inglesa sobre el ducado.

El año anterior, el sultán de Egipto al-Sálih había arrebatado Tiberíades y Ascalón al reino de Jerusalén, pero al llegarle la noticia de que Luis IX había desembarcado en Chipre decidió regresar a Egipto.

Luis IX decidió seguir el modelo de la quinta cruzada: tomaría Damietta y, previsiblemente, el sultán estaría dispuesto a cambiarla por Jerusalén. Así, en 1249 partió de Chipre con destino a Egipto. El rey de Chipre, Enrique I de Lusignan, se unió a la expedición. De acuerdo con lo planeado, los cruzados tomaron Damietta y al-Ádil ofreció canjearla por Jerusalén, pero, al igual que sucedió en la quinta cruzada, Luis IX consideró, ante la facilidad con la que habían vencido, que no había motivos para negociar, y se dispuso a conquistar El Cairo. Conocedor de la historia, no cometió el error fatal que causó el desastre de la quinta cruzada, y esperó a que las aguas del Nilo volvieran a su cauce. Avanzó y llegó hasta la ciudad de Mansura, donde se había reunido el ejército musulmán.

Mientras tanto moría el conde Raimundo VII de Tolosa. Dejó como heredera a su hija Juana, que estaba casada con el conde Alfonso de Poitiers, hermano del rey Luis IX. El control capeto sobre el condado fue absoluto a partir de este momento.

En Escocia moría el rey Alejandro II, que fue sucedido por su hijo Alejandro III.

También murió Abú Zakariyya, el rey de Túnez. Su hijo, Abú Abd Allah, tomó el título de Califa y adoptó el nombre de al-Mustansir.

El obispo Enrique de Uppsala predicó una cruzada contra los fineses, en parte porque eran paganos y en parte porque los fineses comerciaban con Nóvgorod más que con Suecia. Los ejércitos suecos se lanzaron sobre Finlandia, dirigidos por Birger Jarl, el cuñado del rey Erik Eriksson.

Alberto Magno había regresado de París a su ciudad natal, Colonia, donde fue nombrado rector de la universidad. Le acompañó su discípulo, Tomás de Aquino.

A finales de año, con los cruzados a las puertas de Mansura, murió el sultán al-Sálih, pero su viuda, Sayarat al-Durr, mantuvo esta muerte en secreto y confió el heredero, Turán Sha, a los mamelucos. De este modo evitó que las disputas sucesorias pudieran dividir a los musulmanes y ayudar a los cristianos. El 8 de febrero de 1250 Luis IX lanzó un ataque por sorpresa contra los egipcios que tuvo un gran éxito, pero su hermano Roberto de Artois se lanzó a una persecución insensata con sus hombres que acabó con la aniquilación de sus columnas. Entonces intervinieron los mamelucos, que contraatacaron hasta forzar la retirada de los cruzados. Se inició una persecución que duró varios meses, en los que las enfermedades hicieron estragos en los ejércitos cristianos. Mientras tanto trascendió la muerte del sultán, y los mamelucos vieron con malos ojos a Turán Sha, que había permanecido escondido durante la batalla contra los cruzados. Lo asesinaron y proclamaron sultana a Sayarat al-Durr. Ésta designó como sucesor a un joven príncipe ayubí, y encomendó la regencia a un mameluco llamado Aybak.

El 6 de abril los musulmanes rodearon a los cruzados, hicieron una matanza y capturaron a sus jefes, entre ellos Luis IX, su hermano Carlos y el duque Hugo IV de Borgoña. Blanca de Castilla reunió hombres y dinero para rescatar a sus hijos, que para ser liberados tuvieron que entregar, además, Damietta. (El duque quedó cautivo.)

El rey Erik Plovpenning de Dinamarca murió asesinado por su hermano y sucesor, el duque Abel.

El sueco Birger Jarl había ocupado el sureste de Finlandia cuando su cuñado, el rey Erik Eriksson, murió sin descendencia. Entonces Jarl logró que su hijo Valdemar, de diez años de edad, fuera elegido rey, de modo que él mismo ejerció de regente. Se inició así una nueva dinastía en Suecia, la de los Folkung. Jarl estableció su capital en Estocolmo. Finlandia se convirtió en campo de batalla entre los suecos y los rusos de Nóvgorod.

Abú Yahyá, el rey de los benimerines, murió y fue sucedido por su hermano Abú Yúsuf Yaqub.

Los siameses formaron un reino independiente con dos capitales gemelas: Sukhotai y Si Sacchanalai.

El 13 de diciembre murió el Emperador Federico II. Poco antes se había casado con Bianca Lancia, la madre de su hijo Manfredo (y de Constanza, la esposa de Juan III de Nicea). De este modo Manfredo, el príncipe de Tarento, dejaba de ser bastardo. Su hermano Conrado, el rey de Jerusalén, heredó el reino de Sicilia y, teóricamente, puesto que era rey de romanos, se convertía en el nuevo Emperador, Conrado IV, pero tenía como rival al conde Guillermo II de Holanda. El Papa, que tenía que coronar al Emperador, se convertía en una pieza dicisiva. 

LA GUERRA DE SUCESION EN VALENCIA (XXI)




REVISTA DE HISTORIA MODERNA
Número 25 - 2007

LA GUERRA DE SUCESION EN VALENCIA (XXI)
RETROSPECTIVA HISTORIOGRAFICA Y ESTADO DE LA CUESTION.
Páginas: 303 a 329
Autor: Carmen Pérez Aparicio.

Cumplidos los trescientos años desde que, en 1705, se iniciaran las sublevaciones en los Reinos de la Corona de Aragón a favor del Archiduque Carlos y otros tantos desde que se abriera, en 1707, el proceso que acabaría con el sistema político que había regulado las relaciones entre el rey y la referida Corona, el conocimiento sobre este transcendental periodo histórico ha experimentado en los últimos cuarenta años un avance significativo.

Desde que en la década de 1690 se iniciara un proceso de reflexión y de análisis -sin parangón hasta entonces-  sobre la trayectoria histórica del Reino de Valencia hasta la actualidad, el camino recorrido ha sido largo y fructífero y las favorables expectativas sobre su continuidad permiten albergar la esperanza de una andadura ininterrumpida, marcada por los sucesivos relevos generacionales y por la necesidad de ofrecer renovadas respuestas a nuevos interrogantes.  En aquel momento, en el que otras generaciones desvinculadas del régimen político y  de la ideología reivindicaban más libertades, el ámbito de la historia se había visto sacudido desde unos años antes por una corriente renovadora que recogida desde Francia constituía un revulsivo para las esclerotizadas instancias académicas y amenazaba con echar por el suelo unos planteamientos historiográficos muy condicionado por un régimen político que había manipulado groseramente la Historia de España y había impuesto una visión unitaria y al mismo tiempo parcial, tan alejada del rigor histórico como excluyente de las "otras" Historias de España. La "Introducción a la Historia de España, de Antonio Ubieto, J. Reglá y J.M. Jover, gestada durante la estancia de todos ellos en la Universidad de Valencia a la que se incorporó después C. Seco, constituyó, desde su aparición en 1962, un auténtico revulsivo y un hito en el panorama historiográfico.

En una etapa, pues, marcada por una mayor apertura ideológica y sobre todo por un renovado deseo de cambio social, los historiadores supieron recoger el reto lanzado por una sociedad que se mostraba cada vez más interesada por conocer su pasado, comprender su presente y asumir el reto de poder decidir su futuro. Artífices de este cambio transcendental en el ámbito de la historiografía valenciana fueron un grupo de historiadores, entre los que destaca Antonio Ubieto, procedentes de distintos territorios de la Corona de Aragón que recalaron por entonces en la Universidad de Valencia.

De todos ellos, Antonio Ubieto continúa siendo el principal referente para muchos de los historiadores valencianos actuales y no sólo en el ámbito de la historia moderna.

Pues bien, el panorama historiográfico que ofrecía entonces la Guerra de Sucesión era ciertamente pobre. De entrada, la única obra específica sobre la rebelión de los valencianos, escrita en latín con el título "De bello rustico valentino",  era la que había salido de la pluma de un testigo de los acontecimientos, el religioso trinitario P. José Manuel Minyana, y había sido publicada en 1752.

Cualquier historiador o curioso e interesado lector que entonces, como hoy,  se acerque a la traducción al español de la obra de Minyana, es muy probable que experimente una primera sensación de desencanto. Todos los factores que pudieran ayudarnos a comprender las causas del conflicto internacional, el origen de la rebelión de los valencianos, los problemas surgidos durante el reinado del primer Borbón y bajo el gobierno del archiduque, y el verdadero alcance de la Nueva Planta quedan relegados a un segundo y a veces remoto o inexistente plano en favor del protagonismo que acapara el conflicto militar, lo que da pie a una mera narración de los hechos de armas llevados a cabo por los ejércitos borbónicos y las tropas aliadas en el suelo valenciano durante el periodo que transcurre entre el inicio de la rebelión, en agosto de 1705, y el fin de las hostilidades, a principios de 1709, tras el triunfo borbónico.

Es más que probable que el hipotético lector asumiera como propias las consideraciones que en su día  le hizo llegar el deán Martí, bajo cuya tutela se inició Minyana, en el estudio de las lenguas clásicas y de la crítica literaria e histórica y con quien compartió las actividades literarias y científicas desarrolladas entonces por un grupo de "novatores" valencianos en la Academia del Marqués de Villatorcas. La obra aparece dividida en tres libros, el primero de los cuales, abarca desde 1705 a los primeros meses de 1706, estaba ya listo en julio de 1707,  cuando el autor solicitó del deán sus comentarios. El segundo, que acaba en la batalla de Almansa, fue remitido por Minyana poco después. Ante la insistencia del discípulo, el maestro se vio reforzado a redactar unas notas tanto sobre cuestiones literarias como históricas, pero que en este último aspecto no resultaban muy favorables. Opinaba en deán que la obra del trinitario era una mera narración de los acontecimientos militares que se habían desarrollado en el Reino de Valencia durante el periodo citado, mientras que el historiador, más que ofrecer una sucesión de hechos,  debía precisar el contexto, analizar las causas y, en definitiva,  buscar las razones que explicaran  aquello que narraba. Que además los acontecimientos recogidos tuvieran un carácter eminentemente bélico era motivo añadido de crítica y razón por la que el deán proponía dejar a un lado estos aspectos para introducir disgresiones sobre las cuestiones políticas. No eran éstas, sin embargo, las únicas deficiencias de la obra, lastrada además por la falta de referentes cronológicos en los hechos relacionados e incluso por algunas inexactitudes a la hora de recoger acontecimientos no vividos por el autor. Martí añadía también algunos reproches por algo que él consideraba impropio de un buen patricio, como era el no haber incluido en su relato los nombres de todos aquellos que se habían mantenido fieles al Borbón y lo habían sacrificado todo para evitar las desventuras de su Patria porque, de esta manera, lo único que se proyectaba a través de la obra era la imagen de que todos los valencianos habían tomado parte en la  violenta sublevación protagonizada por los campesinos.

Lo que Martí parecer querer decir entre líneas es que, al cargar tanto las tintas contra los partidarios del archiduque y centrar su relato e las actuaciones de éstos, Minyana acentuaba el pecado de la rebelión y daba pié -aunque inconscientemente- a la imposición de una dura y duradera penitencia. No hay que olvidar que Martí redactaba sus "monita" en unas circunstancias, en las que un sector importante de la clase política valenciana seguidora de Felipe V, había manifestado su profundo malestar por el decreto de abolición de los Fueros del Reino de Valencia, al considerarlo un castigo desproporcionado e indiscriminado.

BURRIANA CIUTAT MURALLADA



Autor: Josep Vicent Gomez Bayarri

Burriana fon fundada en el segle IX pels arabs segons confirmen les excavacions arqueologiques realisades en el nucli antic de la ciutat. Durant el periode sarrai va ser una poblacio important i rebia el nom de “medina Alhandra” que vol dir “ciutat verda”. La vila musulmana estigue rodejada per una muralla reforçada per numeroses torres i dos baluards. Apareix citada ya en la documentacio en el segle X.
La plaça es anomenada en el Poema de Mio Cid i fon presa per primera vegada pels cristians, merce a les hosts d´Alvar Fáñez, en 1087, quan es dirigia a la conquesta de Valencia.
      Mio Çid gañó a Xerica// e a Onda e Almenar,
      Tierras de Borriana// todas conquistas las ha
Torna novament a referir-se a la poblacio a l´escriure.
      Desi a Onda// e los otros a Almenar,
      Los de Borriana// luego vengan aca
Posteriorment passaria al domini islamic fins que fon guanyada definitivament i incorporada a l´ambit cristia pel rei Jaume I, el 16 de juliol de 1233, despres de ser sitiada durant dos mesos. L´ocupacio d´esta plaça forta fon decisiva per a prosseguir en la conquesta de la resta de la comarca de la Plana Baixa i de la ciutat i regne de Valencia.
La ciutat murallada de Burriana era un nucli poblacional estrategic dins de l´area geografica del “Sarq Al-Andalus” entre els segles X al XIII. El cronista al-Idrisi-, cita, en el segle XII, Burriana entre les ciutats -medines- mes populoses d´esta “kora o kura”. Tambe l´anomena en el repertori dels camins d´Al-Andalus. El cronista Yacut, que va viure entre els segles XII i XIII, en el seu repertori de ciutats i castells menciona, com a entitat de ciutat, la de Burriana, que eixercia de centre administratiu i militar
Segons al-Idrisi- al narrar el fet de la presa de Burriana per les hosts de Jaume I, en 1233, descriu la poblacio afirmant: era una ciutat bonica, ben poblada, de terra fertil en arbres fruiters i vinyes, situada en una plana a la vora de la mar.
L´emplaçament estrategic i la importancia que alcançà la ciutat de Burriana en epoca musulmana van portar a Jaume I a considerar-la un dels principals objectius de la seua conquesta, si volia controlar la comarca de la Plana Baixa, perque des d´esta plaça podia accedir i abastir els castells i llocs de l´interior i estava ubicada en linia de costa per a avançar cap al sur. Despres de algunes semanes de ser sitiada la poblacio, el Monarca rendia la medina musulmana de Burriana el 16 de juliol de 1233.
Despres de procedir a l´expulsio de la poblacio musulmana de Burriana passà a sobirania dels reis de la Corona d´Arago i el Rei impulsà la seua repoblacio. Va ser una de les viles de realenc mes significatives del regne de Valencia. Els jurats de dita ciutat la van representar en les diverses Corts migevals convocades en el Regne.
L´1 de novembre de 1233, Jaume I concedix carta de poblament a la vila de Burriana, otorgant-li amplies franquicies, a fur de Saragossa.
(…) donamus, laudamus et concedimus vobis, universis populatoribus de Burriana (…) Damus insuper atque concedimus vobis et omni posteritati vestre quod sitis populati et semper habeatis forum Cesarauguste.
L´1 de gener de 1235 el monarca Jaume I otorga una segona carta de repoblacio a Burriana, ampliant les franquicies de la primera i mantenint els furs de Saragossa.
El 26 de març de 1268, en Valencia, el rei Jaume I dona permis al Comanador d´Alcanyis, de l´Orde de Calatrava, per a que puga poblar de moros les seues heretats de Burriana, al mateix temps que els otorga diverses franquicies.
Les terres i cases de Burriana es repartiren entre nous pobladors i Ordens militars. En la dissolucio dels templers i hospitalaris, possessions d´esta vila passaren a engrandir el patrimoni de la recent creada Orde de Montesa en el regnat de Jaume II, com es registra en un inventari de 1320. Estos bens junt en les alqueries de Vinaragell, Beniham, Seca i Pobla es van constituir en una Comanda de caracter urba.
Es menciona la poblacio de Burriana ya en la documentacio del segle XII, concretament l´any 1178, en la consagracio de la catedral de Tortosa.
(…) usque ad rivum de Burriana.
En una donacio corrresponent a 1219 del rei Jaume I a Lleonart i Joan d´Ager, abans de prendre´s la vila.
(...) sitam in termino de Borriana.
En el Libre del Repartiment del Regne de València en donacio del rei Jaume I a A. d´Ager, datada l´any 1238.
A. d’Ager, ylerdensis: III iovadas in alqueria de Maçlata et domos in civitate, et ortum. XII kalendas aprilis, in Burriana.
El Libre del Repartiment constata en diversos assents personages que eren naturals de Burriana. Servixca d´eixemples estes donacions de 1238.
Carnicer de Burriana: I iovatam in Campanar et domos in Valencia.
P. Babot, de Burriana: II iovatas in termino de Valencia et domos in civitate.
Fortius Vascho, de Burriana: domos de Amet de Morella, in vico de Becat Avinhamiz.
Així mateix, es cita Burriana en les “Declaracions de testimonis pertanyents a la diocesis de Segorbe, en el proces “super ordinatione ecclesie valentine”, document de 1239.
(…) Interrogatus (…) dixit quod captionem Burriane.
(…) Interrogatus (…)respondit quod fuit in exercitu de Burriana cum domino Episcopo Dominico de Alberreçino.
(…) Interrogatus (…) dixit quod tempore exercitus de Burriana, et credit quod sit suffraganeus Toleti.
La Cronica de Jaume I anomena la poblacio de Burriana, aixi com una serie de castells en l´epigraf: “Comença la conquesta del Regne de Valencia feyta i conquestada pel glorios Rei en Iacme”.
(...) E com hajam presa Borriana, nos ferem hi venir la Regina nostra muller, per tal que entenen les gents que major cor hi havem destar: e aquells castells qui son en les spalles axi com es Paniscola, e Cervera, e Polins (Pulpis), e les Coves de Vinroma, e Alcalaten, e Morella, e Culla, e Ares que viuen del camp de Borriana de conduyt.
La Cronica registra en numeroses ocasions la vila de Burriana, fent puntualitzacions sobre la dita poblacio. Valguen com a exemple les següents:
(…) ne entench que anets a Borriana, per aquesta raho, com el lloch de Borriana es pla, e prop de vostra terra.
(…) E com hajam presa Borriana, nos farem hi venir la Regina nostra muller.
(…) E laltre dia exim de Borriana, e passam per Almenara.
El capitul XVII de la Cronica relata “Com el rei anà a setiar Burriana a entrada de maig; el XVIII està dedicat a anomenar els nobles que es van incorporar a la host per a prendre Burriana “Dels nobles qui foren en la host de Burriana, i el XIX i XX “Del castell de fust ques feu a Burriana”.
La troba dedicada a Joan d´Almassora arreplega que quan Jaume I va prendre Burriana, s’incorporaren a l´eixercit del Monarca en les seues mesnades Joan d´Almassora i el seu germa Lluis. Este ultim es va establir a Burriana, en l´objectiu de guardar les places de la Plana.
      Cuant de Burriana lo Rey fonch senyor,
      E allí ha restat per guardar les plazas
      De tota la Plana .
La troba destinada a exaltar a Bernat de Solanes afirma que vingue en gent de Conflent a la conquista de Burriana i va contribuir en el seu esforç a que es rendira la plaça, perque en el seu valor i la seua host va afonar la muralla de Burriana.
      Ab gent de Conflent ell pasá la mostra
      Sobre Burriana, é ab manya descostra
      La paret dels murs; é es tingué per cert,
      Que fonch lo valor de la sua gent
      Causa, que rendiren los moros la plaza.
Martí de Viciana en la seua Cronica dedica un apartat a parlar de “De la vila de Burriana”, en el que assevera.
La villa de Burriana es una de las más celebradas de todo el reyno de Valencia (…)et - el rey Jaime I- passando por Xerica donde tuvo algunos rencuentros con los Agarenos, marcho para Burriana, la qual le parescio muy fuerte, por tener muro, barbacana et fosso et muy bastescidas de provisiones et muy llena de gentes por ser lo fuerte et cabeza principal de comarca (…), los Agarenos en Arabigo la nombravan “Metina alhadra” (sic), - Medina Alhandra- como si dixeran ciudad verde.
En el capitul “De la fidelitat de la vila de Burriana al rei” subralla la seua adhesio a la causa de Pere el Cerimonios en la Guerra de la Unio.
Los vezinos y moradores de la villa de Burriana siempre han sido muy leales a su rey et natural señor con toda integridad como se demuestra por lo que se sigue (…) Llegado que fue el rey a Burriana, a los primeros de cavallo que se acercaron al muro, los de dentro con una ruciada de piedras que descargaron los hicieron arredrar: entonces el Rey mando apartar la gente de cavallo et fuese caminando a la puerta de la villa (…) Entonces un hombre que estava detrás la garita de la torre mayor de la puerta, dixo. Quien soys vos que tan fuerte tocays et el Rey respondio. Nos somos vuestro rey et señor el Rey don Pedro de Aragón, assomaos a las almenas y vereys si somos nos.
I en capitul “Privilegi” ho dedica a expondre el contingut del privilegi que otorgà el rei don Pere el Cerimonios a la vila de Burriana definint com ha de ser la bandera o ensenya de la poblacio.
Con esta presenta carta hos (sic) concedemos et queremos et ordenamos que la vandera (sic) acostumbrada de dicha villa se acreciente por la parte de arriba, la qual añadidura este teñida de color Azul, del qual los antiguos reyes de Aragón nuestros antecessores illustres solian sus vanderas vencedoras llevar. Y mas que en la dicha añadidura del sobre dicho color, se sobrepongan o entrexeran, o pinten en linea recta se pongan o impriman tres coronas reales de color de oro.
Burriana fon una de les poblacions mes important del Regne en la Baixa Edat Mijana i els seus representants assistiren a totes les Corts valencianes celebrades en els segles XIV i XV a excepcio de les convocades l´any 1401 en el regnat de Martí I l´Humà.
La vila de Burriana va ser lleal al monarca en la Guerra de la Unio (s. XIV), esta llealtat fon premiada en la incorporacio de tres corona reals en el seu escut d´armes. Tambe recolzà la causa real en les Guerres de les Germanies (XVI). Aixi mateix va ser punt estrategic en les Guerres Carlistes (s. XIX), sent sitiada per l´eixercit d´El Serrador i posteriorment pel general Cabrera - El Tigre del Mestrat-. L´any 1901 va rebre el titul que l´elevava la vila a la categoria de ciutat.
Des de l´epoca musulmana, la documentacio aludix al castell i muralles de Burriana. Verdaderament l’element important foren les muralles. Estes conformaven un recinte que circumdava la vila. Disponien de torrellons en alguns trams i de tres portals d´acces a la ciutat. Portaven el nom de la seua orientacio: Tortosa, Valencia i Onda.
Arc del Portal d´Onda.
Es troba, transplantat i refet en el carrer la Purisima 19, en el salo de la vivenda del forn “Forn i fleca”.
Una referencia documental de l´epoca de Pere el Gran, de 20 d´octubre de 1276, aludix a la reparacio de les seues muralles. En un dibuix del bisbe Paholac de la diocesis de Tortosa, a la que pertanyia la vila, on anota les seues visites pastorals ens mostra un gravat corresponent a 1314 que representa una part de llenç molt esquematic, on s´observa torres i un almenat que corona un tram de muralla.
Estes muralles es van conservar en bon estat fins que el creixement demografic experimentat en el segle XVII aconsellà la seua demolicio. Els unics trams o restes que queden es localisen en el nucli antic de la poblacio, “la Vila”, declarada conjunt historico-artistic. Tambe es conserven dos torres d´estructura quadrada, una d´elles es pot contemplar en el carrer de Sant Pascual, i l´atra en el pati de la casa Abadia, que es troba junt a l´Iglesia Parroquial del Salvador.
La Torre Campanar, “El Templat”, va ser construïda després de l´any 1363. Aprofitant l’estancia del Rei en la ciutat, eixe any, el Consell Municipal li va solicitar la construccio d´una torre en la poblacio. Actualment està adossada a l´Iglesia Parroquial del Salvador,- (s. XIII, interior iglesia de transicio del romanic al gotic-. En origen es realisà seguint els plans del rei Pere II de Valencia el Cerimonios -IV de la Corona d´Arago- de fortificar ciutats i viles del seu Regne. La torre estava aïllada de la resta de l´Iglesia i obeïx a les traces de l´estil gotic. Fon reconstruïda en el XVIII i té una altura d´uns 45 metres. Durant la Guerra Civil va ser dinamitada i en la decada dels anys 1940 reconstruïda en total similitut.

EL BE, EL MU Y EL QUIRIQUIQUÍ




Por Ricardo García Moya
 Las Provincias 2 de Febrero de 1997

Si usted va al Mercado Central de Valencia  o Alicante, y le dice al carnicero: "Vullc carn de be", probablemente le contestará: "Tota la que tenim mosatros es bona". Es decir, con esfuerzo por la rara expresión, be lo ásociará a bien y, por extensión, a buena; pero nunca a "corder u ovella". Salvo que el vendedor sea filólogo inmersionista en paro, que ayuda a su padre; o, también, un empollón de la Gramática de la Generalidad, perla heredada del gloriamarquismo lermista.
En "La formación de las lenguas  romances"  (Barcelona 1990) la catalana Lleal Galcerán trata a la lengua valenciana como dialecto occidental del catalán, siguiendo el truco ideado por Milá y Fontanals en 1861 para absorber el idioma del Reino. La ensayista recoge, como trofeo idiomático, alguna variable que usamos los indígenas de esta colonia naranjera. Dice, con razón, que el valenciano moderno  desconoce el uso del auxiliar ser con los verbos intransitivos, y usa términos como corder frente al catalán be (p. 359). Pues bien, la gramática de la Generalidad (Bromera, 96) ofrece como modelo el sustantivo "be: Carn de be"; y  el  plural "bens: ramat de bens" (p. 40).
Una cosa es que el batiburrillo léxico a ambos lados del fronterizo Cenia ocasione Ilamar "be" al "corder" y "noi" al "chic"; pero idéntico fenómeno surge a cabaIlo entre Orihuela y Murcia. Por la Vereda del  Reino de Valencia, junto a  Beniel,  podemos oír a murcianos y valencianos que ha- blan de "casoleta", "safranero", "largaria", "barraquetica", "floreta", "asulete", "festear", "osté", etc. ¿Debiera incluir la gramática de la Generalidad el pronombre osté (corrupción de vosté) asulete o barraquetica como valenciano? No sería normal. Su lugar está en un diccionario de localismos fronterizos, no como paradigma léxico.
Qué dirían los del IEC si, en valenciano, llamáramos quiquiriquí y muuu al pollo y al toro, respectivamente; la condena por primitivismo sería fulminante. Para los occidentales, "y el español no iba a ser menos, be se llama a la onomatopeya de la voz del carnero, de la oveja y de la cabra en el diccionario académìco. Es sonido que no falta en lengua alguna, allí donde haya habido ovejas y ca- bras" (Salvador, G.: Historia de las letras, p. 29).
Hasta los nosaltreros (Trànsit, ECIR, p. 32) reconocen que be es catalán. De ahí que sorprenda su inclusión en la Gramática de la Generalidad,  aunque está bien acompañado de más barbarismos, arcaísmos e inventos rambleros (be, natzes, gatzoneta, boletaire, xafardero,  pus,  perruqueria, pas, Ilur, cruspit, sota, dessota, etc.). Y hay quien se siente cultísimo por usar estos términos que, a los valencianos de antaño, sólo les inspirabar sainetes y chanzas; especialmente los sota, pus y pas.
Hablando  de sota,  Llombarl cuenta en sus "Epígrames" (sic) que "una chica de Torrent" visita a un médico en Barcelona. La señora del doctor le dice sonriendo: "Sota, sota", indicando que el consultorio está debajo.  La torrentina, "que este lenguaje no entiende", le responde airada: "La sota será vosté" (Llombart, C.: Abelles. 1878. p. 19). La lengua valenciana tiene "abaix", "avall" y "baix"; dejando la sota para los naipes, inmersores y liberados de CC.OO. (Estos privilegiados se pirran por el barcelonés vulgar.)
Mejor ejemplo ofrece la copla burlesca -entonada el día de San Martín del año 1754- sobre la lengua del "pobre catalán" que, asombrado, observa las obras de la iglesia de San Martín de Valen- cia. EI narrador, voz solista, se dirige al forastero en español, como habitualmente se hacía en el Reino con los que no hablaban valenciano: "Y puesto que a ver la Iglesia entra un pobre catalán, quizás en su tosco estilo algún gusto nos dará"  (Bib.  Nac. Madrid, Sig. R. 34.991).
EI solista, con retranca, le pregunta: "¿Sabes cantar?", y el catalán, tratando de hablar valenciano, contesta:  "Un chiquet,  chiquet".  EI  letrista (quizá el mismo don Luis López, maestro de capilla de San Martín en 1754) hace que el coro vitoree con sorna al cómico políglota: "¡Vítor, vítor el catalán, que parece que tiene algo de habilidad!".
La chanza sigue con la fonética que cierra vocales: vuler vusté, por "voler y vosté"; y con el léxico, "¿pus y qué?", en lugar de "¿més y qué?". Está claro que los que escuchaban en 1754 los matices irónicos sobre fonética, adverbios, pronombres y verbos de la lengua catalana no la consideraban su idioma, como prueba que las estrofas finales son cantadas en valenciano moderno, sin ironía, y alabando a la iglesia de San Martín "tan plena de magestat, es polida tota ella, hasta lo ultim quilat". EI solista, siguiendo la ficción, acaba con estos versos: "E yo, cansat de esta nit/no eu acabe de contar/discurriscau lo auditori/mentres yo vaix a sopar".
Ahora, en lugar de un "pobre catalán", hay "pobres valencianets" que ridiculizan su idioma con los bes, pus, sota y pas; monstruitos léxicos agazapados en la gramática de la Generalidad, de inspiración anterior. Aunque esto de la herencia mosquea, pues: ¿Qué gnomo infiltrado sigue derro- chando subvenciones publicitarias de la Generalidad y Diputación de Valencia, a las catalaneras  L'Avenç  (diciembre 96, p. 9) y Serra D'Or?

L’EXPANSIO CATALANA




Anónim
Extraígut d'Internet

Perdó per citar alguna cosa escrita en català, pero lo he cregut necessari.
La pàgina d'Internet en qüestió a la que fa referència ya l'han llevat i pertanyia a Omnium Cultural, pero en ella es podien llegir coses tan sumament tretes de context com, i cite textualment...
"L´expansió catalana crea regnes (València, Mallorca, Sicília, etc.) mentre que Castella integra simplement els nous territoris conquerits..."
¡L'expansió ¿Catalana? crea regnes, Valéncia, Mallorca, Sicília... !
Seguixc citant textualment,
"Expansió mediterrània. La confederació catalanoaragonesa és va estendre per tot el Mediterrani occidental"
¿Quàn ha existit la confederació catalano-aragonesa i que és exactament?
I seguix dient la pàgina... també textualment
"Expansió peninsular. Pel conveni de Cazola (1179) Alfons I de Catalunya i Aragó..."
¡¡¡Alfons I de Catalunya i Aragó!!! ¿De Catalunya? ¿Quàn ha segut Catalunya regne?
I seguint en les cites textuals...
"La Companyia Catalana dels Almogàvers ajuda l´imperi de Bizanci en la seva lluita contra els turcs, conquereix Grècia, s´hi instal.la i funda els ducats d´Atenes i Neopàtria (segle XIV)."
En respecte ad este darrer paràgraf vullc dir que, "També deurien ser catalans els grecs i turcs". Puix segurament, els alucinats Països Catalans deuen d'estar en plena expansió.
De moment tot açò no deixa de ser una pura anécdota nacionalista, puix tots sabem, i açò queda refrendat en qualsevol enciclopèdia actual i antiga, que és pura faula i quimeres nacionalistes; pero hem de tindre molt d'ull en este tipo de manifestacions públiques i al alcanç de qualsevol en Internet, puix com diu un vell proverbi chinenc, "El viage més llarc és fa donant un primer pas", i si no es posen les coses en el seu lloc des del principi, i d'este tipo de afirmacions es fan eco entitats representatives catalanes, com succeïx en el 'Sigle d'or de les lletres catalanes', l'història pot canviar, i no deuríem deixar que ocórrega.
A més en esta pàgina es descriu que ocorregué en el Tractat de Cazola, (no conveni). Primer no fon el rei Alfons I, sino Alfons II, i a soles es decidí en quina part de la reconquista quedava el castell de Bocairent, que al final quedà en la part del rei d'Aragó, (NO de cap atre rei català). També pots vore esta atra pàgina per a contrastar idees, i a pesar de ser pàgines que pertanyen a les Universitats d'Alacant i Valéncia, que com tots sabem tenen les seues Ueps oficials traduïdes al català, NO s'atrevixen a posar en elles que Alfons II era rei de Catalunya.
En respecte a la confederació catalano-aragonesa, pots vore la megalomania Corona Catalano-Aragonesa.

IEC CONTRA IDIOMA VALENCIÀ



Via Valencià d´Elig

L’IEC demana al president Maragall i al PSC que esmenin “idioma valencià” en la proposta d’Estatut homònima.
De moment el nou Estatut Valencià ha segut ratificat pel Congres dels Diputats en Madrit, pero encara falta la seua aprovacio pel Senat. Ningu pot pensar que la batalla contra el nacionalcatalanisme imperialista ha acabat, sino mes be tot lo contrari despres de que en l´Estatut Valencià s´haja reconegut l´idiosincracia propia de la llengua Valenciana com a idioma (algo que tots els valencians sabiem desde fa temps, com a minim des dels nostres classics valencians als que dificilment els podran acusar en la tipica falacia de "seccessionistes franquistes i ultradretans que volen castellanisar la llengua Valenciana").

Son molts anys i molts dines els que el "lobby" catalaniste du gastats en convertir l´idioma Valencià en un irrellevant dialecte del catala com per a pedre, en un santiamen estatutari, el mercat editorial catala en la regio "País Valenciana" dels seus "Països catalans" o els "onze" millons de "catalaparlants" que donen cor i anima a una "nacio catalana" independent d´Espanya (pero parassita d´ella i de tot aquell que puga omplirlos la bujaca).

L´Institut d´Estudis Catalans (IEC) s´ha pres la molestia d´enviarli a Maragall i a tots els diputats i senadors catalans una carta comminantlos a "actuar" en l´assunt "idioma" de l´Estatut Valencià. La consigna es clara: mantindre el Valencià "sota" la bota del catala. Per aconseguir aixo valdra tot, tal i com ya anticipa l´IEC en el seu escrit en el que la manipulacio, la tergiversacio i la falacia se posen del costat de la "ciencia exacta" catalana.( http://www.iecat.net/comunicacio/EsmenaValencia.htm )

La sentencia del Tribunal Constitucional que segons els catalanistes reconeix "l´unitat de la llengua" ( http://perso.wanadoo.es/idiomavalencia/docs/val/catuniversidad.htm ), junt a l´argument de que "tota la romanistica i ciencia mondial" diu lo que ells volen que diga, son i seran falacies que a força de repetirles NO se tornaran en veritats, pero serviran per enganyar als valencians i ferlos renunciar o duptar de les seues arrails mes intimes.

"L’IEC demana al president Maragall i al PSC que esmenin “idioma valencià” en la proposta d’Estatut homònima. Salvador Giner insta per carta a rectificar “aquest greuge per a la nostra llengua” durant la tramitació parlamentària pendent.

El president de l’Institut d’Estudis Catalans (IEC), Salvador Giner, ha enviat una carta al president de la Generalitat de Catalunya, Pasqual Maragall i una altra a cadascun dels 31 diputats o senadors catalans a Madrid, d’adscripció socialista, on expressa “sorpresa i preocupació” davant la inclusió de l’expressió “idioma valencià” en la proposta de reforma de l’Estatut d’Autonomia valencià, aprovada el passat dia 9 per la Cambra baixa amb els vots a favor del PSOE —inclosos els diputats del PSC—, PP i Coalició Canària... ... si l’expressió «idioma valencià» no pot ser rectificada literalment, sí que s’hauria de fer constar en la redacció final de l’Estatut...que el valencià forma part de la llengua catalana..."

Que ningu s´encante i baixe la guardia pensant que el combat ha finalisat. Encara mos queden molts assalts per davant. Ni els chacals solten el mos tan pronte, ni la foto final encara esta feta.

EL ARTE DE LOS VALORES HUMANOS




Autor: Joan Benet
www.llenguavalencianasi.com

Los Valores Humanos, y lo escribo con mayúsculas, pues no es para menos, han sido, son y no deben dejar de ser, las piedras angulares, los pilares, la base sobre la que debe cimentarse toda educación, pero no sólo la de nuestros jóvenes, que son el futuro de nuestro mundo y clave de nuestro presente, sino de nosotros mismos, pues en numerosas ocasiones, somos nosotros, los adultos, quienes incurrimos en violar algunos de los Valores Humanos más elementales, como pueden ser la Honestidad, la Puntualidad, la Responsabilidad, la Paciencia, la Gratitud, la Solidaridad… y tantos otros valores que sin darnos cuenta dejamos de lado sin motivo aparente, y no olvidemos que nuestros jóvenes, que son como libros en blanco que hay que llenar con renglones rectos, aprenderán de nuestras costumbres y comportamientos y si estos no son rectos, sus renglones tampoco lo serán. Pero tampoco olvidemos que las personas que tengamos a nuestro alrededor tomaran buena nota de cuanto hagamos y a buen seguro, con la misma moneda nos pagarán, y si nuestro comportamiento está siempre dentro de un mundo lleno de Valores Humanos, así recibiremos a cambio de nuestras acciones.
Tampoco hemos de olvidar que a nuestros jóvenes, no sólo se les educa en los centros de enseñanza, donde suelen haber profesionales cualificados para impartir las materias oportunas, sino que la educación de nuestros jóvenes es una tarea de todos, dentro y fuera de las aulas o los trabajos, pues todos, y más aún nuestros jóvenes, son personas que están aprendiendo en todo momento y situación, y los Valores Humanos se aprenden en las aulas, así como en, “la escuela de la vida”, y muchas veces, esa, escuela de la vida con los valores que nos ofrece, es la que nos marcará para toda nuestra vida. Quiero hacer notar que tan importante es saber qué río es el más largo del mundo, como saber escuchar a un anciano cuando desea compartir con nosotros unos minutos de su tiempo o su historia personal. O que tan importante es saber en qué año se descubrió América, como recordar el cumpleaños de alguna persona querida, pues la Amistad, el Amor o la Generosidad, también son Valores Humanos que cultivar con sumo cuidado, y que a veces, por la fuerza de la costumbre, llegamos a hacer que éstos pierdan su verdadero sentido.
Debo decir que siento mucho pena cuando oigo la frase, “Hay dos palabras que te abrirán todas las puertas, ‘empuja’ y ‘estira’”, cuando las dos verdaderas palabras que te abrirán todas las puertas, por más cerrojos que estas tengan son, “Gracias” y “Por favor”, parece que a uno se le llena el espíritu cuando las dice o las oye. Estas dos mágicas palabras encierran en ellas mismas toda una filosofía de vida que incluye, o quizá va más allá de los Valores Humanos, pues no están reclamando nada para quien las pronuncia, sino tan sólo están ‘festejando’ una acción u omisión de una persona que merece todo tu respeto. La versión de la frase con las palabras ‘empuja’ y ‘estira’, es muy usual entre los jóvenes carentes de ciertos valores, o para realizar algún chiste, pero lo cierto es que a fuerza de decirla más y por más personas, está tomando una relevancia que está relegando al olvido la auténtica frase y su correcto significado.
Los Valores Humanos, tan desprestigiados por ciertos sectores en los actuales tiempos, debería ser nuestra primera preocupación en la educación de nuestros jóvenes, pues tan sólo cimentando una buena base, llena de grandes y profundos Valores Humanos, podremos consolidar un buen futuro y componer una sociedad donde los Valores Humanos sean los verdaderos estandartes de todos nosotros, de toda la sociedad, de toda la humanidad.

LA VALENCIA QUE LLORA




Aiutor: Joan Ignaci Culla

A lo largo de los siglos, múltiples denominaciones han acompañado el nombre de la capital del Reino de Valencia, como recoge Francisco Almela y Vives, en Valencia y su Reino . Valencia la Grande era un calificativo que de manera natural le da Juan Vandenese, un elevado funcionario de la corte del emperador Carlos V, en su diario de los viajes de César. Valencia la Noble, atribuido al doctor Gaspar Blas Arbuxech en el sermón que, en 1666, pronunció conmemorando la conquista. Valencia de los Edetanos o Valentia edetanorum, como la llamaba el padre Tosca. Valencia del Cid, Valencia de don Jaime y Valencia la Clara, una denominación que de forma esporádica aparece sin tomar estado oficial, justificada por su gracia y por la claridad de Valencia.
A partir del desgraciado accidente del pasado día 3, otro calificativo podrá añadirse a la lista: la Valencia que llora.
Valencia llora por la profunda conmoción que ha producido este inexplicable suceso que ha costado la vida a 41 personas, además de los heridos, por el descarrilamiento en la línea 1 del metro de Valencia, el suceso más grave de todos los ocurridos de este tipo de transporte en España.
La profesionalidad y rapidez de todos los medios de emergencia evitó, con toda seguridad, el incremento de la lista de fallecimientos. Hecho que hay que agradecer, felicitar y aplaudir.
Pero dicho esto, y una vez enterrados y llorados a nuestros paisanos, se impone, por parte de las autoridades oportunas, las explicaciones pertinentes. Las noticias que se desprenden de las primeras investigaciones parecen más propicias a dar respuestas rápidas que a buscar el fondo de la cuestión. Todo apunta a que fue un accidente fortuito, exceso de velocidad. Y, aun siendo verdad, no deja de ser menos cierto que se han manejado otras hipótesis que merecen respuestas sin ningún tipo de vacilaciones.
Por una parte, se produce en una línea en la que ya se saldó con 30 heridos, en septiembre de 2005, y que el constante deterioro de sus instalaciones ha sido denunciado tanto por los sindicatos, como por los vecinos de la zona, como así le consta a la alcaldía de Valencia, desde hace más de 3 años. De hecho, no hace muchos meses, por parte de FGV y del Politécnico, hicieron diferentes comprobaciones ante las denuncias de los vecinos, sin tener, hasta la fecha, contestación de la misma.
Por otra, aún está fresco en la memoria el 11-M, que conmocionó a todo el mundo. Desgraciadamente estamos viviendo unos tiempos donde la seguridad ha pasado a ser una utopía. Por eso no es de extrañar que muchos se plantearan, incluso, que podía haber sido un atentado.
En una tragedia como esta no puede quedar la más mínima duda. Una vez concluida la investigación, se deben depurar las responsabilidades a que hubiere lugar. Valencia llora, que sus lágrimas sirvan para que sucesos como el del día 3 no se repitan.

LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS, SUS RAZONES JURÍDICAS Y CONSECUENCIAS ECONOMICAS PARA LA REGION VALENCIANA (XI)




Autor: Antonio Magraner Rodrigo
Valencia 1975
ARV. Signatura 1607-2498


                                                           *  *  *  

Después del Consejo de Estado celebrado el 3 de enero de 1602 –tan adverso, según acabamos de decir, para la causa de los moriscos- continuaron éstos durante unos años trabajando sus tierras, practicando sus ceremonias y leyes, conspirando y desafiando, con inaudita insolencia, la hidalguía de los cristianos viejos. Entre tanto,  fallecido el Conde de Benavente, don Juan Alfonso de Pimentel y de Herrera, fue nombrado Virrey de Valencia su Arzobispo, don Juan de Ribera, quien juró el cargo el 3 de diciembre de 1602, día de San Mauro, mártir, y patrón del Colegio de Hábeas Christi. Comenzó a desempeñarlo restableciendo la tranquilidad pública, tan alarmada por las actividades y conspiraciones de los moriscos, publicando bandos y prendiendo a diez de los traidores. Pero en vista de las dificultades que le creaban los señores de vasallos, no tardó en presentar la renuncia del nuevo cargo,  que le fue admitida a mediados de enero de 1604. Las Cortes generales celebradas en Valencia, en este año, en el R. Convento de Predicadores, y que fueron recibidas con general alegría, ya que desde las de Monzón, en 1585, no había disfrutado este Reino de este privilegio, adoptaron varias medidas defensivas y no faltó teólogo que presentó un voluminoso informe abogando por la aplicación  de medios más suaves para la conversión. Pero esto resultaba ya inútil, después del fracaso experimentado en los repetidos plazos de gracia, y principalmente por haberse descubierto una nueva y formidable conspiración morisca –apoyada por Francia e Inglaterra, que motivó un proceso y una sentencia del Marqués de Villamizar, a 23 de junio del mismo año- y de la que se tratará mas adelante.

                                                           *  *  *

El descubrimiento de todos estos planes, afortunadamente frustrados, que tramaba aquella proterva raza, aumentaba el número de los partidarios del rigor, y prelados y comisarios regios, prohombres y humildes religiosos, universidades y personas doctas en general, comenzaron a preocuparse de la resolución que debía darse a este acuciante problema morisco y a meditar los remedios para conjurar tan gravísimo peligro. Pero... pasaba el tiempo,  menudeaban las consultas, volvíase sobre los precedentes, congregábase, con frecuencia, la Junta de los Tres, que entendía directamente de dicho asunto, y no se adelantaba ni un paso en la puesta en práctica de los medios adecuados.

Hemos nombrado la Junta de los Tres, y creemos interesante dar una somera referencia acerca de lo que era dicho organismo. El Monarca español, además del Consejo de Estado, tenía a su lado, para asesorarle, en graves negocios de la gobernación del país, otro más reducido e íntimo cuerpo consultivo, compuesto del Confesor real (a la sazón el Cardenal Fray Jerónimo Xavierre); del Comendador Mayor de León y del Conde de Miranda. Este pequeño organismo asesor, compuesto por los mencionados prohombres de Estado, se denominaba Junta de los Tres. Estudiaban dichos consejeros todos los informes,  contrastaban todas las opiniones y, en más de una ocasión, obedecían las advertencias de regiones más elevadas.

En las sesiones que le referida Junta celebró, en los días 1 de enero y 29 de octubre de 1607, se tomaron acuerdos inspirados en la conmiseración para con los cristianos nuevos. De ello resulta que el Padre confesor hizo constar que, aunque el Arzobispo Ribera sostenía la opinión ya conocida de desconfianza en la conversión de aquella gente, creía conveniente insistir en ella, escribiendo cartas al Patriarca, Virrey y Obispos. Idéntico parecer manifestaron el Conde de Miranda y el Comendador Mayor de León. Así debió ordenarse, mandando instrucciones al Patriarca, y, nuevamente, el problema volvía por los cauces de la benevolencia, mas que por fe en el remedio, como justificación de la posible adopción de medios coercitivos cuando la instrucción no aprovechase. La actitud en que se habían colocado tres altos consejeros, que parecía inspirada por el Obispo de Segorbe, don Feliciano de Figueroa –tan acérrimo defensor de los moriscos-, no podía ser más noble y prudente, y si éstos hubieran sacado el debido provecho de ella, deponiendo su tenaz fanatismo o no hubiesen confiado en la protección descabellada  de sus señores, se hubiera dado un gran paso en la solución del problema morisco en el terreno de la paz y conciliación de todos los intereses.

Volvía a reunirse la Junta de los Tres, en 29 de octubre, y examinadas todas las consultas recibidas desde 4 de diciembre de 1581, y reconociendo la ineficacia del nuevo edicto de gracia y la gravedad del caso, el Confesor Real empezó adhiriéndose, ahora, a la opinión de don Juan de Ribera, partidario de la expulsión; pero ante la opuesta, defendida por el Cardenal Guevara, acabó optando por la misericordia en lugar del terror,  y de nuevo volvieron a conformarse con esta actitud del Comendador y el Conde de Miranda.

Tan continuadas vacilaciones y contraproducente política de dar largas al asunto, con deliberaciones que se eternizaban, acabaron por envalentonar a los moriscos, quienes, entre tanto, cobraban más confianza, a cubierto de la cual proseguían sus conspiraciones y se arrojaban a mil absurdas intentonas; elegían reyezuelos de su raza; mantenían correspondencia con los hugonotes del Bearne, y mandaban emisario al Gran Sultán, ofreciéndole 500.000 guerreros si quería apoderarse de España y sacarlos de la servidumbre. ¿Qué mella, se pregunta Martínez Pelayo, habían de hacer en gentes de tan dura cerviz los edictos, ni los perdones, ni los esfuerzo del Patriarca, don Juan de Ribera, enviando misioneros y fundando escuelas?.

No ignoraban todo estos los hombres de gobierno que rodeaban al Monarca, y prueba palmaria de ello fue el sentir general y predominante en el memorable Consejo de Estado, en pleno, reunido en 30 de enero de 1608, de cuyos acuerdos se puede afirmar, sin vacilación, sirvieron de base a la solución radical que, por fin, tuvo el problema morisco.

En dicha comentadísima sesión, el Condestable de Castilla, el Comendador Mayor de León, el Cardenal de Toledo, el Duque del Infantado, el Conde de Chinchón, el Confesor de su Majestad, el Conde de Alba de Liste y el Duque de Lerma, plantearon el remedio que constituía ya un clamor general, esto es, la expulsión de la raza muslímica del territorio español. La conveniencia y necesidad de esta radical medida fue reconocida por todos, si bien el Duque de Lerma propuso una sagaz moción, que no se había presentado en anteriores Consejos, tendente a ganarse las simpatías y apoyo de los señores de moriscos de Valencia, a saber: darles las haciendas a sus vasallos, como indemnización y recompensa de las pérdidas que sufrirían con la ejecución del destierro propuesto por aquel Consejo.

Después de tan trascendental acuerdo, la suerte estaba echada y la expulsión era ya un hecho.