martes, 29 de mayo de 2012

JORDI BUS




Autor: Joan Ignaci Culla

No hace mucho nos enterábamos de que el presidente de Estados Unidos, George Bush, otorgaba al pueblo norteamericano la propiedad del espacio aéreo. Sólo él decidiría sobre el universo. Sólo él y debido a sus grandes conocimientos en la materia, así como su demostrada capacidad para discernir entre el bien y el mal –de sobra contrastada–, lo convierten en la persona adecuada para administrar la patente espacial.
Para tomar dicha decisión, no le han hecho falta criterios técnicos, científicos, políticos o incluso jurisdiccionales, ya que Bush está por encima de esas insignificancias. Además, ¿no fue EE. UU. la primera en pisar la Luna, aunque ahora algunos incrédulos se planteen la veracidad de los hechos y se sorprendan cómo después de 30 años, y con los avances tecnológicos actuales, no hayan sido capaces de reeditar dicha hazaña, para darle esa potestad?
Por otra parte, si él se erige dueño absoluto del espacio, sólo él garantizará que se hagan las cosas como corresponden a la categoría del presidente de la nación de naciones. El poder económico y político de la primera potencia mundial quedaría garantizado y salvaguardado de influencias foráneas. Y si alguna nación osara cuestionar la decisión, por ilegítima o contranatural, de forma inmediata se pondría en marcha la maquinaria del chantaje, invasión o incluso negarles el agua si hiciese falta.
A estas alturas, a nadie sorprende que Bush pueda adoptar una decisión como esta, por descabellada que sea. Lo que sí parece es que, como todos los personajes que han querido estar por encima de la realidad, legalidad o del sentido común, se haya podido inspirar en otro, caso por ejemplo de Hitler con Napoleón. En este caso, no es de extrañar que el primer mandatario americano haya querido emular –dados sus buenos resultados–a algún personaje catalanista.
De todos es conocido el arte para apropiarse de las cosas de los catalanistas, de ahí que posiblemente Bush haya aprendido de ellos. El ejemplo más claro, y por lo que concierne a los valencianos, es el de la lengua valenciana. Los catalanes se han erigido como auténticos guardianes de la llave de la cultura, independientemente que la puerta no sea la suya.
No les ha importado apropiarse de una historia y literatura que no les pertenece, ya que ahora ostentan el poder. Con esa decisión, ellos –los catalanes– y sólo ellos decidirán qué es lengua y qué un simple dialecto. No necesitan razones ni históricas ni científicas para legitimar un fraude, cuentan con el chantaje del poder. Y si por alguna razón, alguien les pidiese explicaciones, cuentan con un rosario de incondicionales adictos a la nómina que, por no perder esta, afirmarían en cualquier foro mundial que el sonido que emitían los hombres de las cavernas era catalán, ya que tienen grabaciones sonoras que lo autentifica. Es lo que tiene el poder político y económico, que puede cambiar la realidad y adaptarla a los intereses particulares de quien lo ejerce, sean legítimos o no. Hasta tal punto, que son capaces de transformar un concurso de chistes malos de humoristas en paro en un congreso científico de romanística internacional. Luego con toda su maquinaria mediática ya le darán visos de autenticidad y rigor a las conclusiones partidistas que aprueben. Y sus editoriales los convertirán en manuales pedagógicos obligatorios, con los que seguir lavando de acientifismo dogmático a los alumnos.
Por eso no es de extrañar que Bush, copiando a los catalanistas, pero con más poder, pueda decidir qué es suyo, y qué no, aunque sea algo tan etéreo como la galaxia. Y si en un momento determinado necesita legitimar su decisión, siempre le quedará el recurso de constituir una academia tipo AVL, para garantizarse el éxito de que las decisiones se ajustarán a sus postulados, científicos, claro.

LA GUERRA DE LAS GERMANIAS (XIX)



Document num. 28

Font: Archiu Municipla de Valencia. Lletres Missives, G 3-43 f. 280

Valencia, 11 de juliol de 1.525 – Solicitut dels Jurats d’una canongia per a Celaya, quins servicis com a rector de la universitat de Valencia son requerits.

“Sacra Cesarea Real Magestat: Hun granb doctor de Paris, natural de esta vostra Ciutat de Valencia, nomenat mestre Johan de Celaya es vingut aci a visitar a sa mare y sons parents e segons som informats va a vostra Cesarea e Real Magestat demanant per aquells e perque sera molt gran servici de universitat, mes encara de les atres universitats e studis generals de estos seus regnes de Hespanya, que hun de tan famos doctor,  lo qual continuament desgue es vengut ha practicat en esta ciutat y en ses prehicacions ha fet gran fruit, aixi per la gran doctrina com per la bona vida de aquell, residis e tingues cathedra doctoral en lo studi general de esta vostra ciutat,  la qual ne seria molt honrada que fill natural de aquella la tingues, desijan e volriem ab totes nostres forces procurar que lo dit mestre Celaya se vlgues assentar en esta sua ciutat jutsia la dita ciutat  al prsent per les gran adversitats e dans que ha sostengut la causa de les rebellions e conmocions populars, no puga satisfer ni donarli grab salari  que corresponga al que en França cascun any li donen que alla segons havem sabut fan molt gran gas dell e per la gran fama e doctrina sua li han donat una gran dignitat de la cual reb cascun any setcents ducats de salari e ultra aço es vicari general de due bisbats en les terres de França, de forma que cascun any de totes estes dignitats te mes de mil ducats de salari e renda certa, lo que es impossible esta ciutat poderlo donar y per la raho dessus dita, empero confian que per ser lo dit mestre Celaya natural de esta ciutat si nosatres per alguna via li poder procurar alguna dignitat eclesiastica e danarli per atra part algu rahonable salari elegira pues prest restar en esta ciutat que es mare daquell que no tornaren a França. E per ço recortdantnos que vostra Magestat te una canongia en la Seu Cathedral de esta sua ciutat y essent absent de aquella la dita canongia sia content ab lo salari que nosatres constituhiren residir y pasar en esta ciutat y studi general de aquella y fer hi tal fruit que Nostre Senyor Deu y vostra Magestat ne seran servits y esta vostra ciutat molt decorada y honrada , havem delliberat scriure y supplicar a vostra Cesarea e Real Magestat  sia merce de aquella fer gracia de dita canongia  al dit mestre Salaya de viu sua tan solament e manarli que residexa en esta vostra Ciutat, permetent sa Magestat en nenguna manera, que hun tan gran doctor com este sen torne a França sino que reste en esta sua ciutat e Regne per a que tota hora que dell se volra servir sia mes pronte per a tot lo que convinga al servici del Nostre Senyor Deu y de vostra Cesarea Magestat y salvacio de les animes suplicant la divina Magestat conserve e augmente la vida e imperal stat de vostra Magestat an trimpho e victoria dels enemics de la sua imperial y real corona de la vostra Ciytat de Valencia a XI de juliol any MDXXV.

“Humils subdits e feells vassalls qui besen les mans de vostra Magestat los Jurats de Valencia”.

ELS VALENCIANS I LA MALA FAMA DELS CATALANS (IV)



 Autor: Agusti Galbis

Em vist que l´apelatiu de català, s´ha aplicat en ocasions ad algun valencià, com a insult.
Anem a vore lo que diu Agostino Sottili, en la p.272 de “Petrarca 1304-1374…”: “le denominazioni valenziano e catalano non vanno prese eccesivamente alla lettera, perché essendo il regno di Valenza un posseso della corona d´Aragona come la Catalogna, l´appellativo di catalano o aragonese veniva indifferentemente rifilato pure a valenziani”, es dir, que la denominacio de valencià i català, no hi ha que pendre-la a la lletra, perque estant el regne de Valencia en la corona d´Arago, com Catalunya, l´apelatiu de català o aragones, s´aplicava indiferentment a valencians.

I el acatalanats valencians, no es que s´ho prenguen a la lletra, sino que pretenen convertir-ho en la pedra filosofal que demostra “que els valencians formaven part d´una sola nació catalana” (Antoni Ferrando dixit en la p.162 de “Consciència idiomàtica i nacional dels valencians”) I es que pareix que no sapien que els apelatius geografics, depenent de l´epoca i de qui partiren, han segut variables.

Seguint l´argumentacio d´Antoni Ferrando, anem a demostrar, segons la seua desficaciada “ciencia”, “que els catalans formaven part d´una sola nació franca”.

Com ya varem vore, el comte de Barcelona Ramon Berenguer II es considerat com a “franc” i no com a “català” en el “Poema de mío Cid”. Es relaten fets succeits en l´any 1082: “Remont Verenguel de Barçilona la mayor”, fon pres per el Sit: Verá Remont Verenguel - tras quien vino en alcanza / oy en este pinar de Tévar - por tollerme la ganancia /Todos son adobados -  quando mio Çid esto ovo fablado / las armas avién presas - e sedién sobre los cavallos / Vidieron la cuesta yuso - la fuerça de los francos.

El català Elies Serra Ràfols, escrigué “Contribució catalana a la conquesta de Canàries” dins la “Revista de Catalunya” nº 9 (1928) pp.42-51. La “gesta” de la contribucio catalana a la conquista de Canaries, consisti en varies expedicions a partir de l´any 1342, que tenien com a unic objectiu el fer esclaus. Ibn Jaldun (1332-1406), en el Lib. I, C. 2, de la seua obra “Muqaddimah” escriu: “Según tenemos entendido, algunas naves de los francos, habiendo tocado esas islas hacia mediados de la presente centuria, atacaron a los habitantes; los francos lograron botines y llevaron algunos prisioneros, que vendieron unos en las costas del Maghreb-el-Aqsa”. (Introducción a la historia universal (Al-Muqaddimah). Estudio preliminar, revisión y apéndices de Elías Trabulse). Com els catalanistes tenen el “privilegi” de poder explicar el per qué de les coses, Josep Amengual i Batle diu: “La confusió entre francs i catalans de part dels esclaus, que informaren per l’Àfrica del Nord, res no té de sorprenent. Els francs eren molt més coneguts, a causa de l’imperi creat per Carlemagne”. ¿Son incapaços de vore que una explicació similar es valida en mes d´un cas de confusio entre valencians i catalans? Els catalans eren mes coneguts que els valencians a causa de les seues “heroïcitats” que havien protagonisat per tota la mar Mediterranea, i mes d´un, que no tinguera l´intencio d´insultar, s´enganyaria.

Els catalans parlen de “La Gran Companyia Catalana”, quan es referixen a la carnisseria  dels almogavers en l´Orient d´Europa (1303-1388), en la que no hi ha dubte que els catalans es degueren fer notar. El vicari del ducat d´Atenes de la “Grandissima Companyia” s´autotitula “magnificus dominus, dominus Alfonsus, excellentissimi domini, domini Federici, Dei gratia regis Siciliae filius, ac felici Francorum exercitui in ducatu Athenarum et in aliis partibus Romanie imperii” En el seu sagell de plom podem llegir: “Sigillum felicis exercitus Francorum in Romanian parti comorantis” El mateix Ramon Muntaner nos fa saber en la seua cronica que  “…Antoni Spindola dix a l´emperador que si ell volia que son fill lo marques hagues per muller la filla de misser Opisin Spindola, que ell li gitaria los francs de Romania.” I ve l´“explicacio” dels catalans: “Els àrabs per la seva part, durant les croades van estendre el mot franc a tots els cavallers cristians. És per aquest motiu que, tot i no tenir res a veure amb els francs, en el periple dels almogàvers per terres de l’Àsia fossin considerats per als turcs com a francs.” Vegem que l´intent d´explicació es prou roïn, perque si eren els turcs els qui consideraven als catalans com a francs, ¿Farien els turcs els sagells de plom a on diu “exercitus Francorum” o el varen fer els almogavers?

Comprovem que, aixina com el Sr Ferrando, no troba ni una sola cita historica d´un valencia que es considere català, si fora deveres, que tots els almogavers eren catalans i formaven “La Gran Companyia Catalana”, que no ho es, resultaria, que sí que trobariem catalans que es consideraven francs ¡en el sigle XIV!

I no nomes s´ha considerat als catalans com a francs. En “Historia de los heterodoxos españoles” de Menéndez Pelayo llegim: “Ha de advertirse, además, que las palabras provenzal y catalán se tomaban a veces como sinónimas en la Edad Media; así Enrique de Gante llama provenzal a S. Raymundo de Peñafort, que era barcelonés, como todos sabemos” ¿Sera que “que els catalans formaven part d´una sola nació provençal?

En “Tesoro de hermosos textos de gentes de la península”, de Abu-I-Jasan G´Alí ben Besaam (1077-1147), llegim: “…excitó a un cierto perro de los perros gallegos, llamado Rodrigo y apellidado el Campeador. Era éste un hombre muy sagaz, amigo de hacer prisioneros y muy molesto. (“Rodrigo el Campeador” 1857 de Manuel Malo de Molina p.121). I nos advertix Malo de Molina en la p. 117: “Y ahora es oportuno advertir que, aunque se dice el tirano de los gallegos, bajo esta denominación se comprenden los castellanos y leoneses, a quienes Ben Besaam y los escritores de su tiempo apellidaban gallegos…” I en el llibre “Recuerdos de un viage por España” de Francisco de Paula Mellado, llegim que “A los reyes de Asturias, llamaban siempre los árabes reyes de Galicia, nombre que extendían a todo el territorio comprendido en la Galicia propia, Asturias, Vizcaya, Guipúzcoa y parte de Navarra; en fin desde el Miño hasta los Pirineos, era para los árabes tierra de Djalikiah (Galicia). También el papa Juan VIII, llama a Alfonso III en un breve, rey cristianísimo de las Galicias” 

Miguel Asín Palacios, publicà en 1939 un passage del cordoves Ibn Hazm, mort en l´any 1063, que dia: “El berberisco, cuando habla árabe, y quiere decir , dice . Y cuando el gallego habla árabe, sustituye las letras por la letra hā”. Seguint a Manuel Malo de Molina, Ibn Hazm, es referiria tambe a castellans i lleonesos. Hem de senyalar, que castellans i lleonesos tenen la sort de no tindre a un Antoni Ferrando, que en estes proves cientifiques estaria venent-los als gallecs, al demostrar “cientificament” que castellans i lleonesos  “formaven part d´una sola nació gallega” .

¿Que hem fet els valencians per a mereixer-nos estos “cientifics de secà”? I com es dificil de creure que siguen tan trompellots, es llicita la pregunta: ¿Quins interessos i quants diners hi han darrere d´este engany que preten la despersonalisacio del poble valencià?

LA EXPULSION DE LOS MORISCOS, SUS RAZONES JURIDICAS Y CONSECUENCIAS ECONOMICAS PARA LA REGION VALENCIANA (V)



Autor: Antonio Magraner Rodrigo
Valencia 1975
ARV. Signatura 1607-2498


A la muerte del Cardenal Cisneros se desataron los odios populares, contenidos, hasta entonces, por la indomable energía de aquel gran prelado. La ocasión fue el abandono en que –con motivo de una serie de calamidades (peste, inundaciones, terremotos, etc.)- las autoridades y personas pudientes dejaron la ciudad de Valencia, culpando el pueblo de todo aquello a los nobles y llegando hasta señalar a alguno de ellos. Como los gemios de la clase plebeya de Valencia estaban organizados militarmente se unieron y agermanaron, clamando justicia contra los atropellos de la nobleza y dispuesto a tomársela por su propia mano. Un cardador, llamado Juan Llorens, se puso al frente de los amotinados y formó una Junta de Trece artesanos, en memoria de Cristo y sus doce Apóstoles, para presidir la germanía popular.

Dos años, desde 1519 a 1521 durara aquellas revueltas, ahogadas, al fin, en sangre plebeya, después de incontables atropellos cometidos por los agermanados y sus enemigos, rindiéndose, al fin, la capital al Virrey, don Diego Hurtado de Mendoza.

Carlos I que se había inclinado alternativamente a unos y a otros, hizo incluso escarmiento en los agermanados, ajusticiando a sus principales promovedores e imponiendo a los gremios fuertes contribuciones.

En esta cruenta lucha civil los nobles y señores contaron, contra los agermanados o plebeyos, con la ayuda y cooperación de sus vasallos mudéjares, impropiamente denominados también moriscos, por ser estos los moros conversos. Por su parte, no pocos elementos del bajo clero intervinieron a favor de las Germanías, proclamando la Guerra Santa contra el mahometismo  y acusando a los nobles con simpatizar con la religión de Mahoma. A muchos de los mudéjares se les impuso el bautismo por la fuerza, sin otra alternativa que la muerte, por lo que, terminada la lucha,  muchos de ellos renunciaron a la religión que se les había obligado mediante la violencia, volviendo a sus ritos y creencias musulmanas.

Convocada una junta de teólogos, en Madrid, para que, en unión de los consejeros de la Inquisición de Castilla, declarase si eran válidos aquellos bautismos a la fuerza y si debían ser considerados como apóstatas los mudéjares valencianos, dicha junta, después de tres semanas de deliberaciones, concluyó en sentido afirmativo, siendo sancionada esta opinión –que no dejó de tener contradictores-  por el Emperador, por Real Cédula (de 4 de abril de 1525), en que declaró válidos los bautismos, mandó que los hijos de los bautizados durante las Germanías también lo fuesen, y ordenó que toda mezquita en que se hubiese celebrado una misa fuese reconocida como templo católico.

Comenzó –como consecuencia de todo ello- a generalizarse la idea de expulsar a los moros de nuestro Reino. Se opusieron, naturalmente, los nobles, pero menudeaban las órdenes restrictivas para con aquellos mudéjares y, finalmente, el Rey Carlos I, decidiose a firmar un decreto –dando con ello satisfacción al sentimiento religioso de la nación- ordenando fuesen embarcados en La Coruña todos los moros que no aceptasen el bautismo. No todos acataron aquella disposición real y los mas exaltados y fanáticos se opusieron al bautismo y a la expatriación, refugiándose en la áspera sierra de Espadán, cerca de Segorbe, donde se fortificaron y eligieron a un reyezuelo, llamado Zelim Almanzor. El Duque de Segorbe  marchó, inútilmente, contra ellos con dos mil hombres (abril de 1526), hasta que un ejército hispano-alemán, de mas de 10.000 soldados, acabó con los insurrectos

VALENCIÀ I CATALA ¿ IDIOMES DIFERENTS ?




Autor: Joan Romero

El passat 16 de setembre, el diari Levante publicava que, en l´entrevista mantinguda entre Zapatero i Carod-Rovira en La Moncloa, este ultim personage li havia regalat al primer “las traducciones de un extracto de la Constitución europea al catalán y al valenciano para que constatara las escasas diferencias existentes entre ambas”. Llamentablement ham de dir que, en este cas, Carod te rao. M´explique. Les dos traduccions apenes es diferencien en res perque usen la mateixa normativa: la de l´IEC. Pero tambe es veritat que si la traduccio al valencià l´haguera fet la RACV estariem practicament igual, sense apenes diferencies entre les dos traduccions.
 
 En efecte, convide a qui lligga est articul a que contraste les diferencies entre un text escrit en “normalitzat” i un atre en les actuals normes de la RACV. Amargament podra comprovar que apenes es diferencien en res. Per tant, ¿com podem dir mosatros que el valencià i el catala son idiomes diferents si no es diferencien (per escrit) en casi res?. Esta una de les flagrants contradiccions que desde fa molts anys requerix corregirse si no volem pedre els nostres arguments i fer el ridicul alla aon anem.
 
 
Anem a vore. Està molt clar que el valencià i el catala son idiomes diferents. El problema es que les actuals Normes d´El Puig (o de la RACV) no arrepleguen decididament la realitat de la Llengua Valenciana desde el punt de vista ortografic, morfologic i lexic valencià. Estan massa prop de la normativa catalanista i massa llunt de l´autentica Llengua Valenciana, la que parla el Poble Valencià, que es la que realment es diferencia del catala.
 
 Hasda els temps de Pompeu Fabra (sigle XX), mai s´han escrit els guionets enclitics en Llengua Valenciana. Estos guionets fabrians, ademes d´eliminar una particularitat que mos diferencia del catala, complica moltissim l´escritura de la llengua ¿no es mes facil i mes valencià escriure ‘tornameu’ que escriure ‘torna-m´ho’?, ¿per qué ham d´utilisar la complicà ortografia catalana pera escriure en valencià?.
 
 Hasda els temps de Fabra, la preposicio valenciana per excelencia es ‘pera’, i no ‘per a’ que es com s´escriu en catala. Convide als llectors a que heu comproven en la lliteratura valenciana que va desde el sigle XV hasda principis del sigle XX, i voran quina es la forma general. ¿Per qué ham d´anar a parar a la forma catalana ‘per a’?, ¿pera llimar diferencies entre els dos idiomes?, ¿acas no es eixa l´estrategia catalanista?.
 
 Ya els bons diccionaris valencians i la lliteratura valenciana del sigle XIX escrivien sense les coentissimes /d/ intervocaliques finals en les terminacions -ada, -ades, -ador, -adora, -adors, -adores, -adet, -adeta, -adets, -adetes. Els valencians diguem ‘vesprà’ no ‘vesprada’, ‘llauraor’ no ‘llaurador’, ‘albaes’ no ‘albades’, ‘picaeta’ no ‘picadeta’. Ademes de la coentor, escriure estes /d/ intervocaliques supon llimar les diferencies reals entre el valencià i el catala, i pegar un jagant pas arrere en la codificacio de la Llengua Valenciana; pas acertat que ya pegaren els nostres estudiosos del sigle XIX al suprimir estes /d/ intervocaliques, pero pas errat i incomprensible que en el sigle XXI hajam de seguir en esta immundicia morfologica que a soles es conserva actualment en el catala.
 
 ¿Com podem dir que lo correcte en valencià es ‘atre’ i no ‘altre’, sense eixa consonant interior, i al mateix temps dir que es incorrecte escriure les formes valencianes vives ‘abre’, ‘pedre’, ‘dinés’, ‘dimats’, i que lo correcte son les estranyes formes ‘arbre’, ‘perdre’, ‘diners’, ‘dimarts’ i que, ademes, coincidixen en el catala?. Mosatros mateixa mos tirem terra als ulls.

Per motius d´espai no puc estendrem molt, aixina que a soles posare un eixemple mes. En la web de la Seccio de Llengua i Lliteratura de la RACV es diu que la forma general en valencià (i per tant, estandar) es ‘nosatres’, mentres que la forma dialectal es ‘mosatros’. Aço es un dels desproposits mes inadmissibles. En sap mal diro aixina, pero es una mentira com una casa. La ridicula i coenta forma ‘nosatres’ NO EXISTIX en Llengua Valenciana; a soles es conserva en certes comarques de Barcelona i Lleida (mes d´una vegà s´ha escoltat pronunciar ‘nosatres’ a J. Pujol). Per atra part, la valencianissima i genuina forma ‘mosatros’ ya es documenta lliterariament en el sigle XVIII, apareix en els diccionaris i en la lliteratura valenciana del sigle XIX, es la forma general viva actual en practicament tot lo Reine de Valencia, i ademes mos diferencia del catala. ¿Per qué ham de seguir escrivint coma borreguets l´estranya forma ‘nosatres’?, ¿pera llimar diferencies entre el valencià i el catala?
 
 Desde fa molts anys, molts valencianistes vinguem reivindicant la revisio de la normativa valencianista de referencia per tal d´acostarla a la realitat de la Llengua Valenciana. En 1985, l´eminent filolec, el pare Guinot, en el llibre ‘Raons d´Identitat’ ya dia “lo primer en que es deu contar pera l´elaboracio de la llengua lliteraria valenciana es en el llenguage viu del poble. El poble es l´amo de la llengua: la llengua es seua, i la gramatica deu estar al seu servici. No ve la llengua de la gramatica, sino la gramatica de la llengua, no està l´ortografia per damunt del llenguage, sino al seu servici”; en 1993, el gran investigaor del lexic genuinament valencià (que ya es hora de que es tinguen en conter les seues investigacions), Ricardo Garcia Moya, dia en el seu magnific llibre sobre la Real Senyera que li haguera agradat escriurel en idioma valencià pero aixo haguera supost polemica inclus entre valencianistes, aixina que s´esperaria a que confiarem en mosatros mateixa i no tinguerem complexos d´usar el lexic autocton; en 1999, el valent Palleter del sigle XXI, Juan Garcia Sentandreu, dia en el seu revelaor llibre sobre el pacte de la llengua que per fidelitat a les normes de la RACV l´escrivia en dites normes, “en el be entes de que, segons el manifest del Nou Valencianisme, es fa urgent una actualisacio d´elles adequantles a l´evolucio de l´autentic parlar popular valencià”; quatre anys mes tart, en 2003, les conclusions del II Congres de la Llengua Valenciana apuntaven en la mateixa direccio, es dir, la d´acostar la normativa al parlar popular i maximisar les diferencies i minimisar els pareguts en relacio al catala, que es lo que recomana la Sociollingüistica en el cas de que una llengua estiga amenaçà d´absorcio per una atra.
 
 Per desgracia, el sector dominant de la Seccio de Llengua de la RACV no te en conter estes reivindicacions i recomanacions de millores necessaries ans de que la confusio acabe canviant el parlar del Poble Valencià en les proximes generacions i el valencià acabe engolit pel catala. Pel contrari, no s´heu ha pensat dos voltes a l´hora de mampendre el cami contrari que s´acosta al catala, com es l´introduccio d´una accentuacio grafica ‘a la catalana’.
 
 L´unica entitat seria, honrà i de contrastat rigor cientific (ahi està la prestigiosa Revista de Filologia Valenciana que edita desde fa anys i distribuix en les universitats mes importants del mon, ademes de numerosos llibres sobre la Llengua Valenciana) que ha mostrat la seua predisposicio a pegar el pas acertat d´acostar la normativa a l´autentica Llengua Valenciana, la que parla el Poble Valencià, es la Societat de Filologia Valenciana. La seua proposta de revisio normativa es la que poden vore aplicà en este mateix articul que estan llegint vostes. Segur que si traduirem la Constitucio europea seguint estes normes s´apreciarien molt millor les diferencies reals entre l´idioma valencià i el catala. A mosatros, als bons valencianistes, mos toca no fermos mes els ingenus i obrar en conseqüencia, coherencia i dignitat.

MUSTAÇAF: (Almotacen)




Funcionari municipal que v’existir en lo Regne de Valencia durant l’epoca foral i que va tindre lo seu precedent en el carrec de Muhtasib de la llegislacio musulmana. Se’l coneix tambe pels noms de Mustasaff, Mustaçaff, Mostaraf, Mustasap, Mostrassaff i atres derivats del vocable hispano-musulma Mohtasab.

Era peça basica en l’organisacio municipal i s’existencia es reflex del desenroll d’una vida urbana en vies d’expansio. S’activitat fonamental era la de defendre i fer cumplir els mecanismes de desenroll economic i les disposicions de la planificacio urbanistica. Ses cometits foren evolucionant d’acort en l’auge d’estes necessitats. Ses atribucions especifiques consistien en el control de pesos i mides, transaccions comercials, politica de preus i abastiments, conservacio dels aliments, fraus i enganyos.

Els gremis debien de nomenar dos veedors per a que l’assessorasen en estes materies. Tambe estava dins de sa competencia el cumpliment de les normes dictaes pel Consell en lo referent a urbanisme: alineacio de carrers, camins, places, parets, rafols, cases en roïna, noves construccions, alçaria de les mateixes, distribucio de murs i finestres, aixi com el manteniment de l’higiene i salubritat de la poblacio (abeuraors, sequies, femers, desaigües, inmundicies dels carrers, etc.). Per a fer cumplir estos cometits disponia d’ampla jurisdiccio i podia impondre multes que, de no ser pagaes, debien ser satisfetes en dies de preso (un dia per cadascu sou), confiscar les mercancies o castigar corporalment.

El mustaçaf era un funcioanri municipal que depenia per lo tant del Consell. S’eleccio era anual, siguent necessari que els candidats foren ciutadans. Existix ad este repecte una ampla reglamentacio que es remonta a temps de Jaume I El Conquistador,  qui va determinar que sa duracio deuria de ser de dotze mesos, elegint-se el carrec en la festivitat de San Miquel  encara que, posteriorment, Pere II de Valencia El Cerimonios, situá est eleccio en la vespra del dit dia.

Desempenyorava sa funcio auxiliat per un lloctinent i tres pesaors i tenia un lloc propi per a la celebracio de ses juïns (en Valencia ho fea en la Llongeta del Mustaçaf, situá junt a l’iglesia de Santa Caterina). En 1.372  l’almotacen de Valencia, Miquel Palomar, replegá en un volum el “Corpus de la Mustaçafia” d’esta Ciutat, que va servir de base a Pere II de Valencia El Cerimonios, per a crear est institucio en Mallorca i Barcelona. Aiximateix existixen documents posteriors provenients de Castello, Cati i Castellfort.

Font: Gran Enciclopedia de la Regio Valenciana – Valencia 1.972 – Tom 7  pags. 281-282 

PATRIOTISMO SÍ, NACIONALISMO NO



Autor: Juan Ferrando Badia (q.e.p.d.)

Hay que diferenciar los conceptos de patria y de nación. La nación implica una concepción individualista de la comunidad al considerarla como un todo cerrado de la misma manera que la democracia política liberal se asienta sobre el concepto de individuo, es decir; en una consideración del ser humano encerrado en su aislamiento. El individualismo implica la exclusión de grupos sociales intermedios. De ahí el Estado unitario centralizado. El nacionalismo se fundamenta filosóficamente en el individualismo, mientras que el patriotismo se asienta sobre una concepción personalista del hombre y de la sociedad.
De la patria, parte de un todo universal, se pasó, en el siglo XVIII en Europa, -de manos de la burguesía liberal, y de su filosofía individualista- a la nación soberana como unidad cerrada.
El patriotismo es un sentimiento natural, evidentemente anterior a la Revolución Francesa. El nacionalismo será una desviación y exacerbación del patriotismo. La Nación y las ideologías nacionalistas -como subraya Duverger- tomaron cuerpo a partir de la Revolución Francesa. Se inventó el eslogan de "¡Viva la Nación!" para oponerse a aquel otro de "¡Viva el Rey!". El liberalismo político, el romanticismo y las invasiones napoleónicas fueron, en Europa, los factores que motivaron el nacimiento de las naciones y el principio de las nacionalidades: cada comunidad nacional ha de autogobernarse, ha de tener su propio Estado.
La comunidad nacional implicará, pues, una comunión en un sistema de valores y una voluntad de vida política en común con vocación de independencia política frente a un "enemigo hereditario", que puede ser otra nación, raza, religión, etc.
Los constituyentes españoles de la Constitución del 29 de diciembre de 1978, en un alarde más de su confusionismo intelectual, incurrieron en el error de equiparar nación y patria. Y, así, en el artículo segundo de la citada Constitución se dice: "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles y reconoce el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas".
La otra razón por la que negamos la equiparación de nación y patria radica en que la Nación es por esencia y definición, soberana, es decir; titular de un "poder absoluto e ilimitado" (Bodino). La soberanía nacional frente al Soberano-Rey será la última razón de ser de la Revolución burguesa de 1789. En la Edad Media, por el contrario, el titular de poder era única y exclusivamente el Rex y no el Regnum (=concepción patrimonial del Regnum). En la Edad Media, había patria, pero no existía, no podía existir, la nación, en su acepción moderna.
Hemos de afirmar con pleno conocimiento de causa, que los nacionalismos son provocados, en buena medida, por la existencia de fronteras que han dividido -y continúan dividiendo- el mundo. Los nacionalismos separan mientras que "las patrias" unen. Hemos de defender el sentimiento patriótico frente al sentimiento nacionalista, entre otras razones porque todo tipo de nacionalismos -salvo los que buscan la ruptura de las cadenas colonialistas- son siempre producto del capitalismo, del fascismo, del nazismo, etc.
Superar los nacionalismos, suprimir las fronteras y ampliar el sentido de "patria" a toda la tierra es un hermoso ideal digno de ejercitarse.

LA SEXTA CRUZADA (II)


 

El conde Raimundo VII de Tolosa derrotó definitivamente a Amaury de Montfort e hizo una oferta de sumisión a la Iglesia, pero Amaury cedió a Luis VIII de Francia todos sus derechos sobre el condado de Tolosa, con lo que Raimundo VII se encontró ante un enemigo mucho más peligroso. Por otra parte, Luis VIII se apoderó del condado de Poitiers, de modo que el rey Enrique III de Inglaterra conservó únicamente el ducado de Aquitania en territorio francés. El joven rey tenía ahora nueve años, y estaba bajo la influencia del conde de Pembroke, que se casó con su hermana Leonor.

El Emperador Federico II promulgó una ley imperial que condenaba a muerte a los herejes.

El déspota de Épiro Teodoro Ángelo terminó la conquista del reino Latino de Tesalónica al tomar su capital, tras lo cual se proclamó Emperador de Tesalónica. Dominaba, Épiro, Tesalia y gran parte de Macedonia. El Emperador Latino Roberto I fue derrotado en Poimamenon por el Emperador Juan III de Nicea, quien en 1225 le arrebató además Adrianópolis y varias islas del Egeo. El Imperio Latino se redujo en poco tiempo a Acaya (el Peloponeso) y los alrededores de Constantinopla. Teodoro Ángelo le arrebató a su vez Adrianópolis a Juan III.

Los Xixia se habían rebelado contra el dominio mongol y Gengis Kan emprendió una campaña de castigo.

Ese año se celebró el matrimonio de Federico II y la reina Isabel II de Jerusalén, con lo que el Emperador se convirtió teóricamente en el nuevo rey, si bien en la práctica seguía en Italia y la sexta cruzada no daba muestras de ir adelante. A pesar de todo, depuso a su suegro, Juan de Brienne, que partió para Italia para discutir el asunto. Leonardo Fibonacci dedicó a Federico II su Liber quadratorum. El Emperador siempre había mostrado cierto interés por la "ciencia", especialmente la astrología y las ciencias naturales. Las malas lenguas decían que hizo axfisiar a un hombre en una tinaja herméticamente cerrada para saber qué le pasaba al alma después de la muerte.

El duque Pedro I de Bretaña, que había sido consejero de Felipe Augusto y ahora seguía siéndolo de su hijo Luis VIII, cesó en esta función por sus diferencias con la reina.

En Inglaterra se formuló una nueva versión de la Carta Magna (que es la que hoy se conserva).

El rey Valdemar II de Dinamarca había sido capturado dos años antes por el conde de Schwerin, y ahora recuperó su libertad tras el pago del pertinente rescate.

El rey Andrés II de Hungría había llamado años antes a los caballeros de la Orden Teutónica para luchar contra los cumanos, pero, después de su encuentro con los mongoles, éstos ya no eran una amenaza para él, cosa que no podía decir de los caballeros teutónicos. Por ello los expulsó de su reino. Coincidió que, desde el año anterior, los prusianos estaban dando problemas a Conrado de Mazovia, el hermano del duque de Polonia Leszek el Blanco, así que aquél solicitó la ayuda del gran maestre Hermann de Salza. Los templarios llegaron a la conclusión de que luchar contra los paganos estaba mejor visto que intrigar contra un rey cristiano, así que aceptaron la invitación del polaco y dejaron Hungría de buen grado. En 1226 obtuvieron del Emperador Federico II la soberanía de las tierras que conquistaran a los prusianos, y desde ese momento la orden se volcó en Prusia.

San Francisco de Asís no pudo recuperarse de su enfermedad y murió en una cabaña de la Porciúncula.

También murió el rey de Armenia, Felipe de Antioquía, y su viuda, Isabel, volvió a casarse con el que se convirtió en el nuevo rey: Hetum I.

Luis VIII de Francia encabezó una nueva cruzada contra los cátaros en general y contra el conde Raimundo VII de Tolosa en particular. Tomo Aviñón, cuyas fortalezas mandó destruir, y luego conquistó las demás ciudades de la región, los cátaros se ahogaron en su sangre, pero el rey murió en un combate y esto permitió rehacerse al conde.

La monarquía francesa entró en una situación difícil: el heredero de Luis VIII era su hijo Luis IX, que tenía sólo doce años de edad, y era hijo de un rey que sólo había reinado tres años. La energía de su madre, Blanca de Castilla, fue decisiva. El conde Teobaldo IV de Champaña se había aliado con Raimundo VII de Tolosa en vida de Luis VIII y ahora confabuló contra Blanca junto con otros señores feudales. Sin embargo, la reina supo tratar la situación e hizo valer los derechos de su hijo. Entre sus apoyos estuvo el conde Fernando de Flandes, al que Luis VIII había liberado ese mismo año (a cambio de unos cuantos territorios y de que los flamencos renovaran el juramento de vasallaje directo al rey de Francia). El caso fue que en 1227 Teobaldo IV empezó a tratar de ganarse el favor de la reina.

El señor de Beirut, Jean d'Ibelin, que había sido regente de Jersualén, se convirtió ahora en regente del reino de Chipre, donde el rey Enrique I de Lusignan, acababa de cumplir diez años.

El rey Enrique III de Inglaterra nombró conde de Cornualles a su hermano Ricardo.

El rey de Dinamarca se había ganado el sobrenombre de Valdemar II Sejr (el victorioso), pero las cosas empezaron a cambiar a partir del momento en que fue derrotado por los alemanes en Bornhöved.

Ese año murió el rey de Servia, Esteban Nemanjic, que fue sucedido por su hijo Radoslav.

En Polonia murió el duque Leszek el Blanco, lo que permitió a Ladislao III hacerse de nuevo con el ducado.

También murió el Papa Honorio III, y fue sucedido por Ugolino de Conti, que adoptó el nombre de Gregorio IX. El ejército de la sexta cruzada estaba reunido en Italia listo para embarcar, pero una epidemia de la que no escapó el propio Emperador obligó a Federico II a retrasarla. Federico II llevaba doce años asegurando que partiría a Tierra Santa, y Gregorio IX no consideró aceptable que la situación se prolongara un día más, así que lo excomulgó. Por su parte, Federico II inició negociaciones con el sultán de Egipto al-Kámil que indignaron a Gregorio IX todavía más. Se inició así un nuevo enfrentamiento entre el Emperador y el Papa que inmediatamente se reflejó en las querellas entre güelfos y gibelinos en el norte de Italia. El año anterior ya se habían producido algunas revueltas en las ciudades güelfas y, a partir de este momento, los güelfos se declararon partidarios del Papa frente a los gibelinos, partidarios de Emperador.

Pero la muerte más sonada del año fue, sin duda, la de Gengis Kan, que murió enfermo durante su campaña contra los Xixia. Su funeral consistió en un festín en honor de su alma, que duró tres días, en el que cuarenta mujeres fueron inmoladas para que fueran a servirle en el otro mundo. 

miércoles, 23 de mayo de 2012

LA GUERRA DE SUCESIÓN (XV)




Extraído de Internet
LOS BANDOS
A pesar de que en un principio Barcelona acató al nuevo monarca Felipe V, lo cierto es que poco después se decantaría por el Archiduque Carlos al que nombró emperador en 1711. En Aragón y Valencia la situación era bien diferente y comenzaba a plantearse una cuestión de centralismo castellano frente al federalismo aragonés decantándose por el apoyo al Archiduque. Este apoyo fue decisivo para la pérdida de sus derechos forales tras la aplicación de los decretos de Nueva Planta.
LA RETIRADA HACIA BARCELONA
Dada la proximidad de las tropas borbónicas que habían conseguido controlar varios territorios como Caudete, Villena, Elda, Novelda, Elche, etc y ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos a principios de 1707, el Archiduque Carlos decidió abandonar la ciudad de Valencia donde se encontraba para marchar hacia Barcelona con la intención de instalar su corte en estos territorios.
LA ENTRADA NATURAL DESDE CASTILLA: ALMANSA
Los generales austracistas Galway y Das Minas se anticiparon al ejército borbónico y elaboraron un plan para asestar un duro golpe a las tropas de Berwick. Éste se encontraba en las proximidades de Almansa  esperando los refuerzos que tenían que llegar por el norte a cargo del duque de Orleans. El factor sorpresa fue insuficiente para contrarrestar la superioridad de la caballería borbónica  que acabó con el inexperto, variopinto y desorganizado ejército austracista. Su derrota despejó y allanó el camino de las tropas borbónicas hacia Valencia que cayó un mes más tarde, junto a numerosas ciudades y villas de toda la región.
CONTINGENTE DE TROPAS Y DISPOSICIÓN DE LA BATALLA
Berwick contó con la caballería española y la francesa, además de una unidad irlandesa.
Berwick formó su ejército en dos líneas justo enfrente de Almansa, con la caballería española en el ala derecha y la caballería francesa en el ala izquierda. La infantería en el centro.
El orden de la disposición de Galway fue ligeramente diferente. Dispuso sus fuerzas en dos líneas pero mezcló la caballería y la infantería en ambas alas. Componía este ejército un total aproximado de 15 a 16000 hombres de muy diversa procedencia, holandeses, hugonotes, británicos y portugueses. Das Minas había solicitado que la caballería portuguesa se colocase en el ala derecha.
Las unidades británicas presentes eran los Bays, dragones 3,4 y 8, así como los dragones de Peterborough y Pearce, también un batallón mixto de granaderos y de la guardia Coldstream, los batallones de línea 2,6,9,11,17,28,33,35 y 36, así como la Infantería de Mountjoy, Breton, Bowle y Mark Kerr.
RELATO DEL MARISCAL BERWICK
"Los cañones de nuestra derecha comenzaron a disparar a las tres, pero apenas habían lanzado 20 andanadas cuando el enemigo, habiendo pasado un gran camino en hondo, que estaba enfrente de su izquierda, se apoderó de la altura donde estaba emplazada esta batería, ante lo cual ordené a nuestro ejército que avanzase para atacar.
La Batalla comenzó por la derecha; nuestra caballería cargó sobre la izquierda del enemigo con tanta bravura que consiguió abrir brecha en ella, pero la infantería enemiga hizo fuego tan intenso sobre los nuestros, que se vieron obligados a ceder; nuestra caballería, sin embargo, se rehizo de nuevo y volvió a cargar sobre el enemigo, que se había rehecho al amparo de su infantería ; con este ataque el enemigo fue nuevamente quebrantado, pero el fuego de los batallones obligó una vez más a nuestra caballería a retirarse. Viendo que sería difícil para nuestra ala derecha tener éxito sin infantería, hice que la brigada de Maine, mandada por M. de Bulkeley, avanzase desde la segunda línea; esta brigada atacó a la infantería enemiga y la derrotó por completo; nuestra caballería cargó al propio tiempo y entonces el ala izquierda fue completamente derrotada.
Nuestra izquierda, mandada por M. d’Avary, había efectuado varias cargas, pero aunque ganó algún terreno y hasta fue ayudada por la brigada de La Sarre, no había sido capaz de penetrar en la línea enemiga. Nuestra derecha, después de haber empujado todo lo que había ante ella, avanzó en orden de batalla sobre el flanco izquierdo de la derecha del enemigo, intentando éste retirarse, pero fue empujado tan de cerca, que pronto se dispersó, y huyendo a plena velocidad, su infantería fue destrozada.
La batalla no se desarrolló con tanta fortuna en el centro, pues el enemigo había derrotado el cuerpo principal de nuestra infantería, y dos de sus batallones, que habían llegado a abrirse camino a través de nuestras dos líneas, avanzaron hasta las murallas de Almansa. Don José Amézaga, Intendente de Caballería, avanzó con dos escuadrones de Órdenes Viejo, cargó y los derrotó.
El resto de la infantería enemiga, viendo que la nuestra atacaba, que había aún algunas brigadas que no habían cargado todavía, que su ala izquierda estaba batida y que su derecha huía en desorden, intentó retirarse, pero en su retirada varios batallones fueron atacados y destrozados. El general Conde de Dehna, con 13 batallones, se refugió en un monte cubierto de bosques, y a la mañana siguiente, viéndose rodeado, sin esperanzas de poder escapar, se rindió prisionero de guerra”.

LA EXPULSION DE LOS MORISCOS VISTA A TRAVES DE LAS "RELACIONES" DE LUIS CABRERA DE CORDOBA (I)




Antonio Domínguez Ortiz*
 25 Mayo, 2008...7:02 am
Extraído de Internet


Luis Cabrera de Córdoba (Madrid 1569-1623) desempeñó tareas burocráticas y algunas misiones diplomáticas durante los reinados de Felipe II y Felipe III. Fue agraciado con el título de cronista real. Escribió varias obras históricas, entre ellas una Historia de Felipe II. Cultivó el trato con la literatura y mereció que Cervantes recordara sus poesías en el Viaje al Parnaso. Su curiosidad, sus cargos y sus múltiples relaciones lo pusieron en contacto con las realidades de su tiempo, más bien las de alto nivel. Fue amontonando, al parecer sin intenciones publicitarias, multitud apuntes  y noticias sobre sucesos corrientes del genero de las relaci­ones que por entonces circulaban y hacía las veces de nuestra prensa periódica. Esos apuntes permanecieron ­inéditos hasta que, adquiridos por el Estado, fueron publicados a expensas de éste en 1857 con el título de Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de Espa­ña desde 1599 hasta 1614. La Junta de Castilla y León lo radiad en 1997 en edición facsímil precedida de ext­enso y documentado Prefacio de Ricardo García Cárcel.

Las noticias que nos proporcionan estas Relaciones son preferentemente de carácter cortesano: desplazamientos de los reyes, nombramientos palatinos, provisión de altos cargos, casamientos, dotes, intrigas y pendencias. Se sigue a través de ellas el desmesurado crecimiento del poder del duque de Lerma, sus familias y amigos. Son menos las noticias de carácter general pero abundan, por ejemplo, las relativas a la peste que azotó gran parte de España a comienzos del reinado de Felipe III. El editor subraya, y esto hay que tenerlo presente, que «en las Relaciones de Cabrera no deja entrever sus opiniones; su afán de objetividad es impermeable a cualquier sentimiento».

Las noticias que sobre moriscos pueden espigarse en el texto de Cabrera antes de la expulsión de 1609 son poquísimas: en 16 de abril de 1605 anota: «En Val­encia se ha hecho prisión de muchos moriscos, y por ciertas cartas que el rey de Inglaterra ha enviado, las cuales se habían hallado entre los papeles de la reina. Le habían escrito los moriscos pidiéndoles favor para levantarse, y que ellos daría orden de que pudiese saquear aquella ciudad, viniendo con su armada. Hase dado tormento a muchos de ellos para averi­guar lo que pasaba en este negocio, y no dejaran de cas­tigarse algunos para ejemplo de los demás» (pág. 240).

No vuelve Cabrera a mencionar a los moriscos hasta el 11 de abril de 1609: «Se ha dicho que ciertos moriscos habían pasado a Africa con embajadas de los demás al rey Muley Cidán ofreciendole 60.000 hom­bres armados en España y mucho dinero, y que se halla­ban allí otros embajadores de parte de las Islas que le ofrecían los navíos que quisiese, aunque fuese para ha­cer un puente y atravesar el Estrecho de Gibraltar; lo cual, aunque no haya de tener efecto no puede dejar de dar cuidado acá». Pero el 9 de mayo anotaba que Muley Cidan «se ha reído de la embajada de los moriscos». Le interesaba estar a buenas con el rey de España porque su opositor, el rey de Fez, había llegado a España con solicitud de ayuda y Felipe III lo había acogido con su séquito en Carmona, haciendo la costa a todos, «en que se gastan 300 escudos cada día, y se ha ordenado a los señores que cayeren en el camino por donde pasará para venir desde el Algarbe a Carmona que le aposenten y hagan la costa a todos» (pág. 367).

En junio de aquel año, solo tres meses antes del decreto de expulsión, tal medida estaba tan lejos de contemplarse que Cabrera escribía: «Trátase de vedar a los moriscos que no sean arrieros, ni mercaderes ni tende­ros, sino que todos se ocupen en la labor del campo, porque se han averiguado grandes inconvenientes de andar por el Reino y hacer oficio de mercaderes» (pág. 371). Sin embargo la expulsión estaba virtualmente ya decidida por la deliberación del Consejo de Estado de 4 de abril, basándose precisamente en el cambio dinásti­co ocurrido en Marruecos. Pero el secreto del acuerdo fue bien guardado.

El 26 de septiembre de aquel año escribía el cronista: «Con la llegada de las galeras de Italia a las costas de Valencia se ha sabido el efecto de su jornada, que es para llevar los moriscos a Africa… Dicen que se les permite llevar lo que pudieren sobre sus personas, y lo demás que dejaren de heredades, ganados y otros bienes quedan aplicados a los señores de los lugares en recom­pensa del daño que se les sigue; y tres de cada cincuenta moriscos, a elección de los señores, para que puedan instruir en la labor y otras granjerías a los cristianos viejos que poblaren los lugares, y niños de seis años abajo, si los quisieren dejar sus padres; y no ha de quedar ninguno más en el reino de más de 25.000 casas que hay en él. Aunque por ahora no se habla en los moriscos de Aragón, dicen que después se tratará de ellos, habiendo tenido Cortes en aquel Reino, y que asimesmo se dará orden de sacar los de Castilla, que son muchos más, aunque están muy derramados por el Reino. Por el repartimiento que se les hizo de 320.000 ducados con que sirvieron a S.M. los días pasados se pusieron por escrito los nombres de las cabezas de casas para la cobranza, por donde se sabrá cuantos son y donde están, y allende la sospecha que causaban para levantarse, con el trato que traían con Berbería y los otros príncipes, ofreciéndoles 150.000 hombres, son tan moros como los que están en Berbería. Y teniendo como tiene haciendas y mucha cantidad de armas escondidas para ello, han car­gado la conciencia de S.M. personas religiosas y celo­sas de su servicio para que los echase de sus reinos, pues no se les debía consentir el vivir como moros siendo bautizados, sin haber aprovechado todas las diligencias que se han hecho para su conversión en muchos años que se ha tratado de ella» (págs. 385-356).

LA EXPULSION DE LOS JUDIOS (V)



JUDÍOS ESPAÑOLES EN LA EDAD MEDIA
LUIS SUÁREZ FERNÁNDEZ
EDICIONES RIALPMADRID 1980
CAPÍTULO X
 Promulgación del Decreto
     El 20 de marzo de 1492, cuando aún se celebraba, con fiestas populares, la reconquista de Granada, el inquisidor general, Tomás de Torquemada, presentó a Fernando e Isabel un borrador de decreto que sirvió de base para el que dispuso la expulsión. Según Kriegel, ésta «fue pronunciada conjuntamente por los soberanos y la Inquisición, pero por iniciativa del Tribunal de la fe» 5. Los reyes firmaron el 31 de marzo. Suspendiendo una situación jurídica que duraba siglos y que había sido considerada desde el principio como permanente, se concedía ahora a los judíos -es decir, a los que profesasen la religión hebrea- un plazo de cuatro meses para liquidar sus bienes y abandonar la Península, llevando consigo su fortuna en las condiciones previstas por la ley. Torquemada añadió por su cuenta otros nueve días a este plazo para compensar los retrasos habidos en su publicación. Isaac ibn Judah Abravanel que, por su fidelidad a la fe de sus padres, iba a encontrarse a la cabeza de la comunidad en estas circunstancias trágicas, trató de negociar ofreciendo dinero, pero fracasó. Sin embargo, la famosa anécdota que presentaba a Torquemada arrojando el crucifijo sobre la mesa delante de los reyes, no se comprueba en parte alguna6.
     La exposición de motivos que encabeza el famoso Decreto establece una secuencia lógica de hechos y razones que explican mucho más que las hipótesis de los historiadores de nuestros días. Fernando e Isabel declararon abiertamente cómo la supresión del judaísmo en la Península -impondrán a Portugal una medida semejante- era la consecuencia inevitable del establecimiento de la Inquisición. Las Cortes de Toledo, se dice, apartaron a los judíos de los cristianos porque los inquisidores aseguraron que la convivencia era causa de herejía, «el mayor de los crímenes y más peligro y contagioso» y, además, porque «se prueba que procuran siempre, por cuantas vías y maneras pueden, subvertir y substraer de nuestra santa fe católica a los cristianos». Luego se decretó la expulsión de Andalucía «creyendo que aquello bastaría para que los de las otras ciudades y villas y lugares de los nuestros reinos y señoríos cesasen de hacer y cometer lo susodicho». Así se llega a la paradójica justificación de la medida acordada: «cuando algún grave y detestable crimen es cometido por algunos de algún colegio o universidad, es razón que tal colegio o universidad sean disolvidos e anihilados y los menores por los mayores y los unos por los otros punidos y que aquellos que pervierten el bueno y honesto vivir de las ciudades y villas y por contagio pueden dañar a los otros, sean expelidos». No hay el menor fundamento moral: el judaísmo era una especie de mal de tal carácter, que su aniquilamiento justifica, por sí solo, la disposición. No es posible decirlo más claro.
     A continuación vinieron las garantías que daban, a la forma de cumplimiento, condiciones morales: durante el plazo, hasta la salida, los judíos quedaban bajo seguro real, con libre disposición para vender o traspasar sus bienes; se admitía que muchos de éstos, para evitar envilecimiento en los precios de venta, quedasen en manos de terceras personas, que podrían liquidados más tarde; como la exportación de oro, plata, moneda, caballos y armas estaba prohibida, se indicaba expresamente que los judíos podían transformar todas sus fortunas en letras de cambio, con ganancia para los banqueros internacionales. En abril de 1492 se otorgó una completa exención de portazgos, roda y derechos de mercado.
     Había un medio por el cual los judíos podían sustraerse a los efectos del Decreto: recibir el bautismo e incorporarse al complejo mundo de los conversos, quedando desde entonces bajo la vigilancia de la Inquisición. De cualquier modo, el judaísmo desaparecía. Una intensa campaña de predicaciones y exhortaciones tuvo lugar durante estas semanas, a la cual no fueron ajenos los propios Reyes, que prometían beneficios a quienes abrazasen el bautismo. Tenemos una curiosa noticia por las negociaciones de Luis de Sepúlveda con las aljamas de Torrijos y de Maqueda, a cuyos miembros se ofrecían privilegios económicos y jurídicos. Pero los judíos rechazaban sistemáticamente estas promesas. Es natural. La comunidad judía de España había experimentado en el siglo XV un proceso de depuración que fortificaba su lealtad a la fe heredada. De modo que si los monarcas y sus consejeros esperaban una conversión en masa -la hipótesis no es improbable- pronto comprobaron su error. En 1492 los judíos dieron un altísimo ejemplo de fidelidad a su religión; son muy pocas las noticias de conversiones, antes y después de la salida, que hemos podido reunir. 

LA ALIMENTACIÓN EN EL MEDIEVALISMO VALENCIANO. UN TEMA MARGINADO. (VII)




Juan Vicente García Marsilla
Extraido de Internet

Más recientemente, el voluminoso libro de J. Guiral sobre el papel deValencia como puerto comercial ha aportado datos interesantes para el estudiode la alimentación (36). Abrumador en cuanto a la variedad de fuentes que utiliza, el estudio de Guiral peca de un excesivo descriptivismo, de
una redacción un tanto farragosa y de carecer de un hilo conductor que dé
coherencia a la totalidad del trabajo. En cuanto a la alimentación, es
especialmente interesante la segunda parte, dedicada a la importación y
exportación de productos, y la descripción de la dieta de los marineros,
aunque en general, el libro contiene numerosas noticias fragmentarias relacionadas
con los alimentos.
Cabría incluir también aquí las obras generales y de síntesis sobre la
historia del país que han aparecido últimamente, ya que, sin tratar el tema
alimentario de forma directa, hacen referencia a él al abordar la economía
y la sociedad (37). En Nuestra Historia J. Hinojosa da una visión general
de la vida de los valencianos en el siglo XV. Concebida con fines principalmente
divulgativos, la aportación de Hinojosa explica de manera sencilla
algunos aspectos importantes del problema alimentario: los abastecimientos,
los impuestos reales y algunas características de las industrias
de transformación de productos agrícolas, junto con una breve referencia a
la vida cotidiana, en la que se limita a glosar a Sanchis Sivera. Por su parte,
en la Historia del País Valencia A. Rubio Vela estudia los períodos de
hambre que se sucedieron en el siglo XIV, apuntando la teoría de que la
especialización del campo valenciano en productos especulativos, como el
arroz, el azúcar o el anís, orientados hacia la exportación, tuvo consecuencias
negativas para el abastecimiento de trigo. En esta misma obra,
P. Iradiel destaca las oscilaciones de las variables económicas en un mercado
políticamente intervenido; sus conclusiones, en cuanto a que la ciudad
estuvo, en líneas generales, bastante bien abastecida durante el siglo
XV, rompen con las interpretaciones anteriores, que pintaban un cuadro
dramático de permanente carestía de los mercados valencianos.

LA ALIMENTACIÓN VISTA DE CERCA

Hasta aquí hemos ido viendo como la alimentación emergía, de forma
insospechada, a lo largo de obras que no se habían planteado en absoluto
el estudio de este tema. La vida cotidiana, las instituciones o la economía
comprendían entre sus límites aspectos que nos habrán de ser útiles para
comprender el hecho alimentario, pero se trataba de acotaciones marginales
que iban surgiendo al hilo de un discurso completamente diferente.
Analizaremos a continuación aquellas otras obras -desgraciadamente pocas-
cuyo interés sí está centrado directamente en algún aspecto del proceso
alimentario. Por su temática y contenido las podemos agrupar en tres
bloques:
- Las que se ocupan del abastecimiento de la ciudad de Valencia.
- Las que estudian un producto concreto.
- Las que pretenden individualizar la dieta de un grupo social.
El problema del abastecimiento de la gran urbe valenciana, y las soluciones
que las autoridades locales se afanaron en buscarle, han sido el as-
pecto alimentario que más ha llamado la atención de los estudiosos. La
abundancia de referencias a este tema que aparecen en la documentación,
sobre todo municipal, ha propiciado la publicación de un cierto número
de artículos, que comenzó en los años 40, con una pequeña nota divulgativa
de M. Dualde Serrano (38). M.D. Cueves Granero (39) y F. Arroyo
(40) se ocuparon más tarde de señalar las líneas maestras del problema,
sin ofrecer datos concretos ni indagar en demasía sobre el porqué de la insuficiencia
crónica de alimentos que padecía la ciudad.
Esa falta de una base cuantitativa fue la que incitó a H. Rausell, D.
Guillot, M. Llop y E. Belenguer, a llevar a cabo la encomiable labor de sistematizar
las ayudas a la importación triguera que la ciudad concedió durante
todo el siglo XV, a partir de las cuentas de Clavería Comuna del Archivo
Municipal. Las fluctuaciones en las disponibilidades de grano, los
lugares de procedencia de éste y el monto total de los gastos son
minuciosamente señalados por estos autores (41).
El siglo XIV fue estudiado más tarde por A. Rubio Vela en tres interesantes
artículos (42) en los que relaciona por primera vez el problema frumentario
con los grandes temas-debate de la historiografía actual. En dos
de ellos se dedicaba al estudio de períodos de carestía muy concretos -el
mal any primer (1333), y las primeras décadas de la centuria respectivamente-
comparando la coyuntura local con la de otros puntos de Europa.
El resultado es una rica visión global del fenómeno de las carestías del
Trescientos y su distribución geográfica, con un análisis de las causas que
entronca con la historia del clima.
En cambio, el tercero pretende ser una síntesis global del problema
del abastecimiento, entendido como un aspecto importante de las difíciles
relaciones campo-ciudad. Esta parece ser la visión que se impone actualmente,
y que se empieza a aplicar no sólo al abastecimiento de trigo, sino
también al de otros productos básicos, como la carne (43).
En cuanto a los trabajos sobre un único producto, al ya mencionado
de M. LLOP sobre la carne, habría que añadir el de J. Guiral sobre el azúcar
y el artículo de R. Arroyo llera sobre la sal en el siglo XIII (44). Los
tres tienen en común la escasa atención que prestan al consumo, ocupándose
más de la producción, el mercado y el precio de estos
productos.
Por último están las obras que, estudiando algún sector social concreto,
nos dan alguna noticia sobre como era su alimentación. Son tam-
bien escasos, pero abarcan un amplio espectro social. Por ejemplo, las
cuentas de un viaje sirvieron a M.D. Cabanes para ofrecernos una descripción
cuantitativa de lo que comía el duque Alfonso de Gandía y su séquito
(45), De la dieta del clero sólo existe un estudio de V. Forcada sobre
ios dominicos, que parte, no de la realidad del consumo diario, sino de la
regla ideal que se contempla en el Tratado de la vida espiritual de San Vicente
Ferrer, (46)
El libro de A. Rubio Vela sobre los hospitales, y el estudio de la administración
de una tutela realizado por E. Guinot y A. Furió nos aproximan
a la alimentación de las clases populares (47). Y en cuanto a las minorías
religiosa, están los breves trabajos de A. Huici sobre la cocina hispanomusulmana
(48) y de J. Hinojosa sobre los judíos (49). Todos estos estudios
proporcionan noticias puntuales de gran interés que pueden servir
para ensayar una aproximación sociológica a la alimentación medieval
valenciana.
Esta prolija enumeración de libros y artículos puede llegar a darnos la
equivocada impresión de que la producción bibliográfica valenciana referente
al tema de la alimentación es abundante. Nada más lejos de la realidad.
No existe ninguna obra que se haya planteado siquiera el estudio del
proceso alimentario en la Valencia medieval como objetivo prioritario, y la
mayor parte de los artículos y libros citados lo han sido simplemente porque
nos ofrecen algún dato aislado sobre la cuestión que nos ocupa. Sólo
el abastecimiento de la urbe ha sido tratado con una cierta asiduidad,
aunque todavía queda mucho por decir en este aspecto (50). El reciente
ler Col.loqui d'História de la Alimentació a la Corona d'Aragó ha reunido
únicamente a siete autores valencianos, cuyos enfoques, algunos muy
distintos, representan las vías de investigación que actualmente se siguen
en nuestro país en este tema casi totalmente virgen (51). Da la impresión
de que la propia forma de tratar este tema que tuvieron los autores pioneros,
totalmente anecdótica, ha despertado el recelo de las nuevas generaciones
hacia el estudio de la alimentación. Al contrario de lo que ha sucedido
en Francia, Inglaterra o Italia, donde se ha intentado aprovechar ese
legado en lo que tenía de positivo, en nuestro ámbito ha producido el
efecto contrario, y el temor a ser considerados "historiadores de tono menor"
ha puesto límites a ese interés por los actos del "hombre común", tan
cacareado desde que penetró en nuestro país la influencia de la escuela
de los Annales.